A cuentagotas, se siguen conociendo los resultados del último censo nacional de población y viviendas, esta vez sobre las condiciones en que viven los argentinos. Como ocurre en una decena de provincias, luego de más de una década transcurrida entre relevamiento y encuesta, se evidencian las marcadas diferencias que existen entre argentinos.
Fue, una vez más, la radiografía de las inequidades de una extensa y desigual Argentina. De esa “mirada federal” que dice promover cada gobierno que ingresa a la Casa Rosada, pero que los últimos datos del INDEC pusieron al descubierto “oficialmente”, que no se invierten los recursos nacionales en obras de infraestructura y servicios como saneamiento, donde realmente hacen falta miles de millones para equilibrar la desbalanceada línea entre jurisdicciones.
En el último informe conocido esta semana, Misiones sigue siendo la provincia sin gasoducto y con un ínfimo trazado de cañerías para proveer a contados barrios con zeppelin de gas. Frente a CABA; Santa Cruz; o La Pampa que ostentan un 94%, 95,6% y 91,5% de cobertura respectivamente.
En cuanto a red cloacal (técnicamente el INDEC consultó sobre la presencia de un desagüe del inodoro del baño a la red pública), Misiones es la que menos casas tiene con ese servicio en el país (el 26,6%), con valores similares a Santiago del Estero (28,7%). Sin embargo, casi 9 de cada 10 casas de la tierra colorada tienen inodoro con botón, mochila o cadena para el arrastre del agua en su baño.
Enfrente de esa postergada necesidad insatisfecha, que evitaría tener que destinar millones y millones en atención de la salud, está nuevamente CABA con el 99,2%; Tierra del Fuego con el 91,6% o Chubut con 81,8% de conectados a la red cloacal.
En cuanto a agua potable por cañería dentro de la vivienda y agua para beber y cocinar por la red pública, aunque haya quedado por debajo de la media nacional, los valores de Misiones son altos: casi 9 de cada 10 para el primer ítem y 8 de cada 10 para el segundo.
En el otro lado de las estadísticas, con el alto costo que tienen los aparatos como el abono de servicio, se reveló en el informe del INDEC que casi 9 de cada 10 misioneros tienen un teléfono celular con Internet. No así computadora o tablet, que la tienen casi 5 de cada 10.
Con Internet en el domicilio censado, hay 6 de cada 10 viviendas cuando el promedio país se acercó a casi 8 de cada 10 familias.
Ahora bien, planteada la diferencia: ¿hay que debatir entre qué es necesario y qué no en un hogar en el siglo XXI? De ningún modo, porque la tecnología y los sistemas de información y comunicación son sumamente necesarios para la vida cotidiana como para trabajos (autónomos o en relación de dependencia). Pero con mayor cantidad de obras de saneamiento, la salud se vería menos resentida en la provincia, sumando calidad de vida.
El Estado nacional debería priorizar sus inversiones con estas cifras hacia los más postergados en materia sanitaria y ambiental. Y no guiarse solo por los votos que puede sacar un partido eventualmente en el Gobierno; o la afinidad de un mandatario con el espacio partidario como ocurre con provincia de Buenos Aires o Formosa o Chaco, para aprobarle los proyectos de trazados que pueden llevar muchos años de trabajo hasta comenzar a ser usufructuados.
A su vez, ahora que quiere ser presidente de la Nación, Horacio Rodríguez Larreta debería resignar recursos para que vengan a jurisdicciones como Misiones, que hace ya varias décadas -por una irracional medida-, renunció a unos puntos de coparticipación para colaborar con la capital del país a la que entonces se iban muchos “provincianos” a buscar mejor suerte.
Respecto al saneamiento, hay ciudades como Posadas donde hay redes de cloacas pero los vecinos no tienen el dinero suficiente para poder conectarse. A muchas familias les resulta imposible juntar el costo de conexión como también de construcción de la cañería entre los desagües y la red pública concesionada a SAMSA.
Es ahí donde habría que promover con incentivos económicos la utilización de la red cloacal de manera más accesible.
El diagnóstico está completo y queda esperar la gestión suficiente de los representantes del pueblo para conseguir una mejor calidad de vida.
Las “herencias” en los municipios
En los comentarios políticos, a dos semanas de las elecciones del 7 de mayo, todavía resuena con fuerza el duro resultado para el principal espacio de oposición, Juntos por el Cambio de Misiones, donde abundó el silencio de sus dirigentes. Ayer trascendió desde la Rosadita que no hubo una felicitación al ganador (Hugo Passalacqua), lo que se esperaba como ejemplo de ciudadanía y democracia. Salvo algunos casos menores, que enviaron a Herrera Ahuad la salutación, institucionalmente la UCR, el PRO y el puertismo evitaron un gesto importante de buen perdedor ante casi 300 mil votos de diferencia o 45 puntos de distancia con la boleta de Martín Arjol.
Tal vez se quedaron con la “bajada de línea” de Mauricio Macri, para quien en provincias como Misiones los ciudadanos no saben votar. Flaco favor del “bajado” de las presidenciales para intentar remontar la derrota en la tierra colorada.
Con una oposición deslucida, la “oposición” se genera entre renovadores en los municipios. En el clima de cordialidad que pidió la conducción del espacio para las comunas donde hay transición de mandatos, varios de los intendentes actuales optaron por “detonar” esas internas con quienes serán sus sucesores.
Tal el caso de Oscar Kornoski en Jardín América que le triplicó la cantidad de personal en planta permanente a César Araujo, que no sale de la indignación por la medida inconsulta; el de Fabio Martínez que apoyó a la UPCN para pasar a planta a 186 trabajadores incluyendo a sus funcionarios políticos y sin preguntar a Rodrigo “Pipo” Durán si le parecía bien. Como también Waldemar Wolenberg de Leandro N. Alem, con la misma intención que los antes mencionados pero con la rápida reacción de un concejal de Matías Sebely para frenar la maniobra.
Otros alcaldes optaron por subas salariales fuera de los parámetros utilizados hasta ahora, como Guillermo Fernández en Bernardo de Irigoyen, lo que le valió la crítica de Edgardo “Chichín” Aquino.
Y si de herencias se trata, estará la rendición de cuentas desaprobada por el Tribunal de Cuentas a Pablo Castro en Santa Ana, que anticipa un problema para Mabel Pezoa.
Entre oficialistas también se mostraron gestos poco democráticos, que fueron mucho más allá de no felicitar al contrincante que ganó las elecciones. Llegó al punto de “minar” el inicio de la gestión, tal vez pensando en facilitar un fracaso.
En esa desacertada decisión, se olvidaron que la tiene que pagar el pueblo con más impuestos para costear el gasto público o el déficit o las malas administraciones.
A la espera de Massa
En Misiones hay más de un dirigente (en el Gobierno y fuera de él) aguardando decisiones del ministro de Economía, Sergio Massa. En lo institucional, por la (nueva) promesa de venir a firmar a la provincia el Área Aduanera Especial. Algo que ya hizo entre octubre y diciembre del año pasado y, tras casi 8 meses, no cumplió.
Pero en lo político, además de varios renovadores, hay peronistas, “camporistas”, “albertistas” como dirigentes de partidos más pequeños, esperando saber si Massa se ungirá -con o sin PASO- en el candidato presidencial del ala justicialista para enfrentar a Juntos por el Cambio y al “libertario” Javier Milei, entre otros.
Como ya se dijo, la renovación podría tener boleta larga, a diferencia de 2019. En el discurso político, hay funcionarios “misioneristas” que estuvieron en el Congreso del PJ elogiando “el mérito de haberse sacrificado para agarrar la economía en crisis, una crisis que él no generó, pero se ofreció a gestionar con todo el riesgo político que implica para su carrera. Básicamente, se tiró poniendo el cuerpo arriba de la bomba”.
En la “Rosadita” admitieron esta semana, tras la publicación de PRIMERA EDICIÓN, que “de elegirse un candidato, será del ala peronista salvo que CFK decida el 25 de mayo asumir otro rol”.
El frente Fuerza de Todos deberá definir el camino a seguir si Massa acuerda con la renovación. Aunque ya existe una resistencia al tigrense en el interior del espacio gobernante nacional, que solo podría ser superado si “la Jefa” asume la conducción de la campaña.