El poder adquisitivo de las personas jubiladas constituye un tema relevante desde el punto de vista social. La elevada inflación de los últimos siete años lo ha erosionado de manera significativa y las diversas fórmulas de movilidad implementadas no han evitado su progresivo deterioro.
Cada tres meses se concreta un aumento de los haberes nominales. Dado que ya han transcurrido más de tres meses del inicio del año, resulta importante analizar qué pasó con el ingreso real de los jubilados con la pensión mínima. Se considera el primer bimestre, para poder hacer uso de la medición de inflación efectiva. Y también el período marzo-mayo, considerando que está vigente la nueva suba y los nuevos bonos.
El Gobierno nacional viene implementando bonos con el objeto de evitar una profundización de la pérdida real. En efecto, resulta interesante evaluar primero el comportamiento sin la existencia de bonos, lo que de alguna manera refleja la realidad de la ley de movilidad existente.
Sin bonos, la pérdida real de los haberes jubilatorios mínimos es significativa en la actualidad. Concretamente, el ingreso real del primer bimestre de este año estuvo un 27% debajo del ingreso real del primer bimestre de 2017.
Con bonos, la situación refleja mejoras, obviamente, en los períodos en que se otorgaron. Es decir en 2020 y en este año 2023. En efecto, la caída del poder adquisitivo de un jubilado se reduce desde el 27% sin bonos al 12% con bonos, siempre comparando con 2017.
En relación al año pasado, un jubilado sin bonos tuvo durante el primer bimestre del año un ingreso real, un 14% inferior que en igual período de 2022. Si recibió bonos, la variación fue positiva y del orden del 3,5%.
Si en el trimestre marzo-mayo de este año la inflación promedio mensual fuera del 4,3%, el ingreso real acumulado de los primeros cinco meses del año 2023 sería igual al del mismo período de 2022. En efecto, es altamente probable que en la primera mitad del año vuelva a caer el poder adquisitivo de los jubilados. En este contexto inflacionario, el Gobierno seguramente va a continuar con la modalidad del bono, ya que es vital para evitar que termine al año sin una nueva pérdida de poder adquisitivo del sector pasivo.
Última suba
Los haberes de los jubilados y pensionados tuvieron un aumento del 17,04% desde marzo.
A esos incrementos se sumó un refuerzo de $15.000 para las jubilaciones y pensiones de hasta dos haberes mínimos, lo que permitió que ninguna jubilación quede por debajo de los 73 mil pesos.
Este incremento, el primero de los cuatro que se otorgarán en el año, fue de 17,04% para todos los beneficiarios de la Seguridad Social.
Semino: “Se sigue exprimiendo a quienes ya no dan más”
Eugenio Semino, defensor de la Tercera Edad, analizó en Radio Brisas el dato de la pobreza que dio a conocer el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), que afecta principalmente a los jubilados.
“Los colectivos más frágiles, que incluye a los adultos mayores, a los jubilados, a los pensionados, a las personas con discapacidad, están viviendo una verdadera crisis humanitaria. Esto no es contemplado por quienes manejan el Estado”, aseguró.
En tal sentido, subrayó que “el ajuste de la economía se da sobre los jubilados. Se sigue exprimiendo a quienes ya no dan más. El poder adquisitivo de los jubilados se viene depreciando en términos históricos, está en caída libre”.
“Se está ahorrando sobre la seguridad social. En 2020 a la seguridad social le correspondían nueve puntos del Producto Bruto Interno (PBI), en tanto que hoy está en siete puntos y medio”, precisó.
En diálogo con Gabriel Viñals, Semino puntualizó que la canasta del jubilado, que contiene los insumos más necesarios para ese colectivo, sobre todo en farmacia, ya ronda los 200 mil pesos.
“El tema vivienda es dramático”, acotó, puntualizando que la jubilación mínima, que cobra más del 80% de los jubilados, está en 50 mil pesos.
Semino sostuvo que “se incorporó un bono, discrecional, que no es remunerativo. Ese bono, que viene de septiembre, termina siendo menor a la inflación del trimestre que lo precede”.
El defensor de la Tercera Edad advirtió por la problemática a futuro del sistema provisional, que será más complicada que en la actualidad.
Al respecto, explicó que el sistema se financia en base a aportes del trabajo y de ingresos fiscales. “El segmento del trabajo tiene un 50% en negro, con lo cual el ingreso es la mitad de lo que debería ser. La otra mitad, que viene por los ingresos al fisco, lo único que aporta es el IVA, el impuesto más regresivo y el que más afecta a los pobres. Es absurdo que la renta financiera, la minera y la petrolera aporten 0 al sistema, a diferencia del resto del mundo”.