Máximo Thomsen, uno de los rugbiers más implicados en el asesinato a golpes de Fernando Báez Sosa, se quebró ayer durante el juicio del caso que se lleva a cabo en Dolores al escuchar a su madre, pidió la palabra y aseguró que “nunca” tuvo la intención de matar.
“Jamás en la vida tuve intención de matar a nadie porque vengo escuchando todos los días que yo organicé, que soy líder”, expresó el acusado, que en todo momento aseguró que se trató de una pelea.
Además, pidió “disculpas” por lo que calificó como una pelea donde él “repartió patadas y piñas”.
Thomsen primero hizo una exposición en la que contó que fue a Le Brique luego de haberse “mamado” en la playa con sus amigos, y que el boliche estaba muy lleno. Contó que estaban en la barra del lugar, y que hubo empujones.
“Escucho ‘por favor basta de empujar’ y cuando termino de escuchar eso alguien me choca de la espalda y me tira. Era un amigo que tenía un chichón y le pregunto qué le pasa, y de atrás lo levantan del cogote y le digo por favor bajalo, se metió seguridad y dijo sacalo a él también. Me empiezo a correr y pregunto por qué querían sacarme a mí, me cruzan el brazo y sentí una presión muy fuerte, me asusté y me llevé las manos para tratar de evitar que me asfixiara, escuché que decían llévenlo a la cocina que lo cagamos a palo”, recordó, tras lo cual que fue sacado del lugar.
“Yo quería entrar de nuevo, mi amigo me dice ‘dejá no te preocupes’. Veo a un amigo que estaba en una ronda con gente desconocida y salgo corriendo detrás de él, y apenas me meto siento que me pegan una piña en la cara y reacciono tirando patadas no sé a quien y no sé como. Una patada, dos, jamás en la vida tuve intención de matar a nadie porque vengo escuchando todos los días que yo organicé, que soy líder. Era una persona contra muchos”, acotó.
La fiscalía cuestionó lo que Thomsen calificó como una “pelea” a lo que el imputado seguía insistiendo en ese término. “¿Dónde vio una pelea?”, le cuestionó el representante del Ministerio Público Fiscal.
“Reconoce a la persona que está caída”, le preguntó el fiscal al exponerle un video que se ve a Fernando Báez Sosa tirado en el piso: “Sé que es la víctima”, respondió Thomsen.
Así, el fiscal García le preguntó “¿Qué hizo usted?”, y Máximo Thomsen dijo “pegué una patada o dos, no sé a quien le pegué”.
Retrucó la fiscalía: “¿Le pegó patadas a esa persona tirada en el piso?”, a lo que el imputado cerró: “No sé”.
La fiscalía insistió con proyectarle varios videos y le pidió a Thomsen que identifique el lugar en el que se ubicaba él, y qué describiera la situación, esto es cuando le pegaron a Fernando Báez Sosa. Todo el tiempo, el rugbier aclaraba que sólo iba a responder preguntas sobre él y no lo que hiciera referencia sobre las demás personas imputadas.
“No tengo buenos recuerdos de ese momento, recuerdo que vi un poco de gente y uno de mis amigos yendo al lugar y fui a meterme porque había mucha gente”, insistió una y otra vez Thomsen.
Según contó, luego de lo que sucedió se fue porque no iba a quedarse a que lo agredan: “Llegué primero a la casa, me puse ropa cómoda porque tenía la camisa rota, me cambié y esperé, y cuando llegaron los demás, empezaron a comentar de la pelea y a lo último llega otro de los chicos y dice ‘creo que terminó mal’, y yo le dije capaz te estás confundiendo con otra pelea, si fueron segundos. No sé quien me dice de ir a comer, y agarré con Lucas y fui a Mc Donald’s, volví y me dormí” resumió sobre aquella madrugada del 18 de enero del 2020.
“¿En algún video de las doce jornadas de juicio vio que le hayan pegado a usted?” le insistió el fiscal Juan Manuel Dávila, a lo que Máximo Thomsen, escueto, sostuvo: “No lo advertí”.
Luego tomó la palabra el querellante Fernando Burlando y Thomsen rápido, reaccionó: “No me siento cómodo respondiendo preguntas a una persona que me insultó mientras estuve detenido, insultó a mi mamá y no me siento cómodo respondiéndole. A la parte no quiero responder”, advirtió.
Tras haber hecho cuatro preguntas el letrado querellante y Thomsen aclarar que no le iba a responder, la presidenta del Tribunal insistió al imputado sobre si quería o no seguir declarando: “No voy a responder”, cerró el interrogatorio.
La declaración sorpresiva de Thomsen tuvo lugar luego de que su madre Rosalía Zárate testificara y él rompiera en llanto, a tal punto que sus abogados le alcanzaron pañuelos y los agentes del Servicio Penitenciario Bonaerense le sirvieron un vaso de agua. El joven con sus manos una y otra vez limpiaba sus ojos lleno de lágrimas.
“Para mí fue una pelea, fue un abrir y cerrar de ojos”, concluyó Thomsen, tras lo cual recordó que fue detenido junto al grupo en la casa y que la policía les preguntó si habían participado de una riña esa noche en Le Brique.
Thomsen recordó que la policía al detenerlos les dijo que habían “matado a un pibe”: “Yo ahí empecé a vomitar, no lo creía”, concluyó el principal imputado del caso.