Luego de casi tres años del brutal crimen, los ocho acusados de haber matado a golpes a Fernando Báez Sosa a la salida de un boliche en Villa Gesell enfrentaron este lunes la primer audiencia del juicio en su contra. Se los acusa de matar con alevosía y de haber ideado un plan para matar a traición, así como de las “lesiones leves” sufridas por amigos de Fernando, que estaban junto a él la madrugada del crimen.
Poco antes de las 8, Máximo Thomsen, Enzo Comelli, Matías Benicelli, Ayrton Viollaz, Blas Cinalli, Luciano, Lucas y Ciro Pertossi fueron trasladados al Tribunal en lo Criminal N° 1 de Dolores en dos camionetas del Servicio Penitenciario Bonaerense desde la Unidad N°6 de Dolores, el penal donde deberán pasar los días que dure el proceso y que se encuentra a solo diez cuadras del juzgado.
La defensa pidió la suspensión del juicio
En uno de los días más emotivos y movilizantes de la causa, Fernando Burlando, abogado defensor de la familia del joven y Hugo Tomei, de los ocho imputados, leyeron los alegatos correspondientes de sus clientes para así dar inicio a las jornadas.
Para el primer caso, Burlando solicitó la única pena posible, prisión perpetua para los ocho, al sostener que tomaron la decisión de matar y así lo hicieron: “A Fernando se le escapaba la vida con cada golpe recibido. No les alcanzó ver al joven inerte en el piso. Se llevaron de trofeo una vida“.
Por su parte, el abogado defensor pidió la “suspensión” del proceso, ya que a su juicio, Burlando “se ha excedido” en los líneamientos en el que adelantó que pedirá al final del juicio la pena de prisión perpetua para todos los imputados. “Creo que el exceso no es bueno doctor Burlando”, le dijo, y agregó: “quieren apagar el fuego con querosene”.
Tomei cuestionó el proceso de instrucción del caso que ahora llega a juicio y la “imputación colectiva” que según él, hubo contra los ocho acusados. Además, dijo que los ocho jóvenes acusados “fueron condenados de antemano” y que se excedieron los plazos de la prisión preventiva.
“Es muy grave, y lo vengo diciendo desde hace tres años: no hay sentencia que pueda ser válida si el proceso no sigue los lineamientos de la constitución”, siguió Tomei.
Afirmó luego que “se está violando el derecho a la intimidad” y “la presunción de inocencia de los acusados”, con críticas a los medios. Criticó la tarea de la fiscal Zamboni. “No puede ser que se le haya tomado declaración en 25 minutos a los diez”. “Se violentó su derecho a ser oídos”, completó. “A mí me mueve la ley, no la opinión pública”, dijo después.
Ante el planteo de la defensa, el fiscal Juan Manuel Dávila aseguró que ya fueron hechos con anterioridad y se los rechazó. Lo mismo dijo el querellante Fabián Améndola, quien agregó que es un “artilugio” de la defensa para retrotraer la causa a cero.
“Quiero justicia por mi hijo, somos huérfanos por siempre”
La primera testigo del juicio por el crimen del estudiante de Derecho fue su madre, Graciela Sosa, quien ingresó al recinto con un rosario colgado del cuello y un pin con el rostro de su hijo “Justicia por Fernando”, decía el prendedor.
Recordó la noche en que se enteró cuando mataron a su hijo: “Lo tiraron al piso y lo mataron, le reventaron la cabeza”, declaró totalmente quebrada por el llanto y ante la atenta mirada del Tribunal Oral 1 de Dolores.
También rememoró el fatídico día en que la llamaron para notificarle que algo había pasado con Fernando, quien había ido a Villa Gesell por segundo año consecutivo a vacacionar con sus amigos. Una mamá de una compañero de colegio de su hijo preguntándole “¿Te enteraste lo qué pasó? Lo llevaron en una ambulancia”.
“Ese día el mundo se detuvo para mí, no soy la misma de antes, y mi hijo era un chico feliz, no tenía enemigos y siempre predispuesto a ayudar a la gente”, declaró entre lagrimas Graciela.
“Cuando entre en la morgue el cuerpo de Fer estaba todo destrozado, su cabeza destrozada, quise abrazarlo. No puedo creerlo hasta hoy y yo lo sigo esperando”, dijo la madre del joven asesinado y agregó: “Estoy muerta en vida, nada tiene sentido para nosotros”. Por último, cerró: “Estuvimos en navidad los dos solos con Silvino (papá de Fernando), hoy no había nada para festejar en la casa“.
Sobre la madrugada del 19 de enero de 2020 recordó que sonó el teléfono, ella atendió y primero una mamá de un compañero de su hijo la había puesto en alerta sobre que algo había pasado con él. A los pocos minutos Graciela levantó a su esposo, y le dijo que tenían que ir inmediatamente a Villa Gesell porque Fernando había tenido un accidente.
Pero “cinco minutos más tarde”, un comisario la llamó a Graciela, y ella le pasó el teléfono a su esposo. Cuando éste cortó, le dijo: “Fernando murió”. “No tuvieron piedad, era un ser humano, me duele tanto lo que le hicieron, le llamaban negro. Me quedé sin nada”, aseguró Graciela, quien cuestionó “cómo puede un ser humano discriminar de esa manera” al haberlo matado. La querella había acusado por homicidio por odio racial lo que no prosperó en la acusación fiscal
“Quiero justicia por mi hijo, somos huérfanos por siempre, Fernando está encerrado en un ataúd y no lo voy a recuperar nunca, quiero tener un poco de paz en mi corazón”, dijo en llanto: “si tienen hijos cierren los ojos y pónganse en mi lugar”, le dirigió a los miembros del Tribunal. Fernando “era un chico bueno, no tenía enemigos, antes de viajar le había dicho mi amor cuídate”.

A su turno, Silvino Báez Sosa relató que “el cuerpo de Fernando” en la morgue “estaba chorreando de sangre por todos lados” y que en ese momento sintió que una parte suya “estaba en una bandeja de acero inoxidable”.
“Señores jueces acá están escuchando el relato de un padre que perdió las ganas de vivir y de luchar, y perdió lo mejor de todo que es el abrazo de su hijo”, dijo Silvino, acongojado durante su relato que fue posterior al de su esposa.
Silvino rememoró el sábado del 19 de enero del 2020 cuando, después de un primer llamado que recibió su esposa, el Comisario Rosales le notificó que su hijo había muerto, “en una riña”, algo que a él lo hizo dudar porque -explicó – Fernando no era de pelearse.
Inmediatamente al cortar la llamada, Silvino relató que no sabía qué decirle a su esposa que estaba a pocos metros suyo, pero que ella se le abalanzó preguntándole qué pasaba. “A Fernando lo mataron”, le respondió.
Silvino relató que, junto a su esposa fueron a Villa Gesell, a la fiscalía, donde les confirmaron que su hijo fue asesinado y de allí ambos fueron a la morgue a reconocer el cuerpo de su hijo. “Cómo en este mundo puede haber tanta crueldad”, cuestionó por cómo mataron a su hijo.
Mañana continúa
Luego de una jornada extensa, los papás de Fernando hablaron ante la prensa y expresaron su conformidad por la primera audiencia donde por primera vez ambos pudieron ver cara a cara a los asesinos de su hijo.
“Me sentí muy tensa, traté de decir todo lo que tenía guardado porque era la oportunidad para que sepan como era él y lo felices que éramos, ahora somos infelices“, expresó Graciela.
“No entiendo como en ningún momento los acusados bajaron la mirada. Sentí como madre que no estaban arrepentidos para mirarme de esa manera“, sostuvo la mamá de Fernando.
Además, Graciela manifestó que no fue fácil pero que era el momento para dar a conocer quién era Fernando: “Con mis lágrimas pedía piedad, justicia. No busco venganza“.
“No puedo creer que chicos de la edad de mi hijo hayan hecho ellos. Me incomodó mucho como me miraban“, resaltó.
El juicio se reanudará este martes 3 con la declaración de los amigos que acompañaban a Fernando en la noche del crimen y que fueron golpeados por los acusados. También, se espera el testimonio de Julieta, la entonces pareja de la víctima.