Investigadores de la Unidad Regional XII y las direcciones Cibercrimen y Homicidios, continúan con las labores intensas para ubicar a los posibles asesinos de Carla Betiana De Olivera, acribillada el miércoles por la tarde en Bernardo de Irigoyen, a cinco metros de cruzar a Brasil por uno de los pasos clandestinos de automóviles que se registran en la zona.
De las labores de los pesquisas, hasta el momento no se destacaron avances determinantes, pero al menos se muestran confiados y prosiguen con sus pares de la Policía de Brasil en intentar ubicar ahora a una motocicleta roja, 125 centímetros cúbicos, de fabricación y patentamiento en el vecino país.
Fuentes en contacto con PRIMERA EDICIÓN manifestaron que Sergio Batista Camargo (42), concubino de la docente asesinada, no pudo sumar datos concretos para la investigación, aunque de lo poco que declaró sobre el ataque (del que se salvó de milagro de que las balas le impacten en órganos determinantes del cuerpo) no mintió respecto a que se trató de dos hombres con cascos colocados sobre una motocicleta que frenó frente a la ventanilla donde estaba sentado, y uno de ellos extrajo el arma que mató a De Olivera con una seguidilla de detonaciones.
Vale recordar que el Renault Sandero de la maestra fue atacado sobre la avenida Malvinas Argentinas pero en un paso no habilitado, uno de los cuatro que se utilizan en Bernardo de Irigoyen para evitar los controles migratorios y aduaneros.
La sospecha de un ajuste de cuentas o una equivocación de víctimas se mantiene entre los investigadores. En este punto, se especula que Camargo podr subrogado, durante esta etapa de la feria judicial, por el juez de San Vicente, Gerardo Casco.
Pero de su testimonio no surgió pista firme o directa. No obstante, los peritos de Cibercrimen podrían analizar durante las próximas horas los teléfonos celulares de la víctima fatal y del propio Camargo, detrás de información que ayude al esclarecimiento.
Según las pericias forenses, De Olivera recibió disparos en un brazo, pecho, en la cabeza y en el cuello. Fue sorprendida por una motocicleta con dos hombres a bordo, y con cascos puestos.
El primer balazo destrozó la ventanilla a la altura de Camargo, quien se abría reclinado hacia atrás y los disparos le cruzaron a milímetros del cuerpo. Uno de ellos le lesionó un brazo, pero todos los restantes dieron en su pareja.
El crimen de De Olivera fue noticia nacional. Esto reflejó la conmoción que aún impera en Bernardo de Irigoyen y toda la zona de frontera seca misionera por las actividades informales e ilegales que movilizan mucho dinero -todas ligadas al contrabando.