Desde la Secretaría de Salud y Desarrollo Humano de la Municipalidad se confeccionó un operativo para estudiar la presencia del flebótomo en Posadas. Este insecto, es el vector de la leishmaniasis y puede contagiar la enfermedad tanto a perros como en personas al entrar en contacto con un animal infectado. En áreas urbanas, el perro es el reservorio del parásito.
La bióloga María Villarquide, del área de Vigilancia y Control de Vectores Municipal, explicó a PRIMERA EDICIÓN que “empezamos en septiembre con el monitoreo continuo del flebótomo, con un diseño dividido en nueve cuadrantes, con los sitios más probables para encontrar al mosquito. Son quince trampas que ponemos por semana, en diferentes lugares de Posadas y se monitorea por dos noches seguidas”.
Señaló que, a nivel epidemiológico, “el objetivo es que al finalizar el verano tener una idea de la distribución del vector, el flebótomo, y en qué zonas se encuentran más. A partir de ahí, podremos tener una base para generar medidas de prevención y control”.
Para este estudio en Posadas, detalló que “para no tener un error por el clima, hacemos un sorteo para el orden de los operativos. Entonces, un día estamos en Itaembé Miní, al otro en el centro y con distribución al azar, para ver la presencia del flebótomo en la ciudad”. Al no tener lluvias por un período largo de tiempo, contó que “registramos zonas para luego repetir el muestreo”.
La bióloga afirmó que en las primeras muestras “estamos teniendo resultados bastantes altos y la realidad es que tenemos capturas del flebótomo”. En los operativos en los barrios, “a medida que contamos con datos hablamos con los vecinos de la situación de la zona, porque la trampa en el domicilio nos da una muestra de lo que sucede en el barrio”, agregó.
En estudios preliminares, la bióloga señaló que “en Posadas hay perros con Leishmaniasis y tanto el IMuSA como las veterinarias privadas realizan los estudios, porque el perro sufre la enfermedad y puede causarle la muerte. En los perros el problema es que la leishmaniasis también puede transmitirse por vía sexual o de madre a hijo. Entonces, es importante que para prevención se castren perros, tanto machos como hembras, así como la tenencia responsable de los animales”.
En una enfermedad como la leishmaniasis y el riesgo para las personas, remarcó que “sólo podemos enfermar si nos pica un flebótomo que haya picado previamente a un perro infectado, porque no tenemos otra vía de contagio”.
En su distribución, aseguró que este vector no sólo se encuentra en áreas periféricas: “Por el momento, en las primeras 9 semanas de muestreo en diferentes áreas todas dieron positivas para la presencia del flebótomo”.
Con estos artefactos para detectar el insecto, aclaró que “a diferencia del Aedes, donde se usan ovitrampas, que capturan los huevos, en el ciclo de vida del flebótomo presenta la complejidad de que tiene el huevo, la larva y pupa en tierra. Entonces, no podemos capturar huevos y larvas, así que se trabaja con los adultos. En las trampas, se captura los adultos y es un cilindro con luz blanca, con un ventilador que tira los mosquitos para ser retirados”.
El riesgo en las personas
Las leishmaniasis son un grupo de enfermedades zoonóticas, causadas por diferentes parásitos que pertenecen a la familia Tripanosomatidae del género Leishmania, transmitidas al ser humano por la picadura de distintas especies de insectos flebótomos.
En las personas, la enfermedad puede manifestarse de manera cutánea, que es la forma más frecuente y produce, en las zonas expuestas del cuerpo, lesiones cutáneas, sobre todo ulcerosas. Aproximadamente el 95% de los casos se producen en las Américas, la cuenca del Mediterráneo, Oriente Medio y Asia Central. También, puede ser mucocutánea, donde se produce lesiones a nivel de las membranas mucosas, las cuales conducen a la destrucción parcial o completa de las mucosas de la nariz, la boca y la garganta.
Por su parte, la leishmaniasis visceral es la forma más grave de la enfermedad y se caracteriza por episodios irregulares de fiebre, pérdida de peso, hepatoesplenomegalia y anemia.
El comportamiento del flebótomo en la ciudad
La bióloga María Villarquide precisó que el flebótomo “es muy sensible a los cambios ambientales mínimos como, por ejemplo, que el viento sea fuerte en una noche y eso puede provocar capturas en día, pero al siguiente no. Por eso, se coloca por dos noches”.
En el ciclo de vida del flebótomo, como transmisor de la leishmaniasis, precisó que “tiene tres etapas previas a ser adulto: huevo, larva y pupa, que ocurren en la tierra, en lugares húmedos y que tengan materia orgánica en descomposición. Estos lugares pueden ser donde se acumulan hojas de árboles, canteros con mucha oscuridad y abono nuevo, los gallineros o criaderos de cerdos son lugares propicios para criar el vector”.
Al ser adulto y visible, indicó que “tanto hembra como macho, se alimentan de plantas, pero después de copular la hembra es la que toma sangre caliente para poner huevos. Es así donde puede alimentarse de personas, de animales de sangre caliente como perros, gatos y aves”.
A diferencia de los perros y gatos, “las aves son refractarias al parásito y no se enferman de leishmaniasis”, añadió. Aclaró que, en áreas urbanas, “como enfermedad, la Leishmaniasis se mantiene en el perro. El flebótomo hembra cuando se alimenta de un perro infectado, también se contagia y al alimentarse se otro perro o persona, puede contagiar la enfermedad”.
En las medidas de prevención, recordó que “los vecinos deben mantener limpios los patios y más ahora que llega la temporada de mangos, porque no deben acumularlas y dejar que se pudran. Aquellos que tienen gallineros, deben limpiar al menos una vez al mes, porque ayuda a que el flebótomo no se críe en las casas y que no podamos enfermarnos de leishmaniasis”.
En diálogo con los vecinos, Villarquide compartió que “existe una preocupación por este tema y están agradecidos de que se estén realizando este tipo de estudios relacionados con una temática como leishmaniasis”.