A partir de los datos obtenidos luego del último relevamiento LIRAa realizado en mayo y junio de este año, Oberá está en la mira respecto a la proliferación de criaderos que alojan a mosquitos transmisores del dengue.
El índice registrado en los últimos operativos arrojó un 10,45%, cuando en realidad, 5% ya es un número preocupante, según manifestaron Herbert Castellanos y Alejandra Araki, funcionarios de Saneamiento Ambiental y el área Zoonosis y Control de Vectores. Los focos donde más larvas se encontraron son los barrios, por lo que habrá que reforzar las visitas a domicilios particulares y continuar con las campañas de concientización que se despliegan en las escuelas una vez por semana.
Los barrios más complicados son: San Miguel, Villa Christen, Erasmie, Villa Barreyro 1, Caballeriza, Barrio Loma Porá, Sixten Vick, Villa Martos, Hultgren y Bella Vista, además de sitios puntuales visibilizados por los habitantes.
“Visitamos las manzanas que dieron positivo en el LIRAa y trabajamos en esa zona, buscamos los lugares donde hay criaderos, hablamos con los vecinos y en general tenemos una apertura muy buena. Los vecinos colaboran”, explicó Araki.
Afortunadamente, contó que hay muchos lugares que vuelven a visitar luego de un tiempo y encuentran cambios positivos, prueba de que acataron las recomendaciones; como por ejemplo, que el tanque esté sellado y el patio limpio, libre de residuos. “Si bien no es un nivel muy alto de adhesión a estos hábitos todavía, nos pone muy contentos estos pequeños avances”, agregó.
Por su parte, Herbert Castellanos, Director de Saneamiento Ambiental aseguró:
“Hoy estamos trabajando donde se han detectado criaderos y el trabajo de esta época del año tiene que ver con eso, con tareas de prevención y descacharrización para que la época de
mayor actividad del vector no sea tan productiva. Hicimos un ranking de zonas más comprometidas y en base a eso acentuamos las tareas de control de focos en esos lugares. La gente entiende que los mosquitos son los que contagian el dengue pero cuesta todavía el tema de la limpieza y tapar recipientes. El cambio de conducta, de hábitos es lo que cuesta lograr, más teniendo en cuenta que se deben hacer todo el año”, se explayó.
En relación a lo apuntado por Castellanos sobre la importancia de la limpieza constante, Alejandra Araki remarcó que los casos más preocupantes son aquellos en los que las personas ya padecieron la enfermedad y sin embargo, siguen teniendo criaderos.
Dijo que son situaciones excepcionales, pero las hay. “Siempre que tengamos criaderos tenemos la posibilidad de un brote, por eso hay que ocuparse, continuar con los operativos y seguir trabajando”, insistió.