María Agustina Tajada (20) ya había experimentado las mieles del triunfo. En 2017, por ejemplo, fue campeona de la primera edición de la Copa Damas. Sin embargo, el pasado domingo entró en la historia del Campeonato Misionero de karting al transformarse en una de las primeras mujeres en ganar una categoría mixta, es decir, conformada por hombres y mujeres.
El logro de María tuvo lugar en el kartódromo de Oberá, por la séptima y penúltima fecha del certamen. Y le da la posibilidad a la posadeña de pelear por el título en la categoría Máster 200cc, de cara a la definición en Posadas, prevista para el fin de semana del 23 de octubre.
María lleva el automovilismo en la sangre. Hija de Juan Manuel Tajada, referente y otrora campeón del karting misionero, es también hermana de Mariano, que también corre en la divisional. Y lo de los fierros es cosa seria en casa: sus dos hermanas más chicas, de 11 y 15 años, se preparan para debutar el año próximo.
“Mirá que probaron todos los deportes, pero todos los hermanos salimos para el mismo lado. Amamos esta pasión”, sonrió María ante EL DEPOR, tras contar su historia y las emociones que vivió el domingo en Oberá.
María… ¿cómo nació la pasión por los motores?
Arranqué a los 8 años. Mi papá nos llevó a probar a mí y a mi hermano. Y desde entonces, nunca más dejamos. Cuando me di cuenta que tenía control sobre el karting, no lo dejé más. En realidad, todo viene de antes, porque papá trabaja con camiones y los primeros dos años de mi vida me los pasé viajando junto a él y mi mamá. Ya desde la panza de mi mamá escuchaba el motor, así que imaginate. Y después, cuando viajábamos, siempre quería agarrar el volante. Por eso, cuando descubrí el kart, que había algo chiquito que podía controlar, me encantó enseguida.
Ya fuiste campeona en el karting provincial…
Sí, sí, pero de chiquita, en la Stihl cuando tenía 10 años y en la 110cc sobre tierra, cuando tenía 11 o 12. Además, también fui campeona en la primera edición de la Copa Damas, allá por 2017.
¿Cómo viviste el triunfo del domingo? ¿Te habían dicho que eras una de las primeras mujeres en ganar en una categoría mixta?
Algo me habían comentado. Y la final fue increíble. Cuando largamos y agarré la punta, no entendía bien qué estaba pasando (se ríe). Es que veía muy lejos poder ganar, porque anteriormente había hecho muy buenas carreras pero me faltó suerte. Y al cruzar la meta, lloré de la emoción. No lo podía creer, lloré toda la vuelta con la bandera a cuadros. Cuando me bajé, me abracé con mi papá y con mi hermano y todos lloramos de la emoción. Y me sorprendió mucho el cariño del resto de los equipos y de los pilotos, todos se pusieron muy contentos.
¿Cómo estás en el campeonato?
Hasta antes de la última fecha, estaba tercera. Ahora me parece que Diego Bogado está primero… y yo creo que tengo chances en Posadas, ojalá no dependa de nadie.
¿Te imaginás campeona?
Hasta hace dos fechas, la verdad es que no. Pero ahora veo esa posibilidad. Sería un logro enorme, además de una meta personal con la que no contaba a principios de año, porque la idea era sumar experiencia. Y si este año no se da, pelear en el que viene.
¿Qué mensaje le dejás a las otras chicas?
Primero que nada, que sé que no es fácil, es un deporte peligroso, hay golpes, maniobras difíciles. No obstante, las animo a que se sumen y que prueben.
¿Con qué soñás para lo que viene?
A corto plazo, bueno, quisiera lograr el título en la categoría. Y después me gustaría completar un año en el Misionero de Pista, que este año probé en la quinta y sexta fecha, en Posadas, en la Clase 1. Me gustaría pelear los diez primeros puestos el año que viene.
¿Te imaginás, por ejemplo, en el TC4000?
Sí, sí, claro que sí, me imagino en el TC4000 (N. de R: la categoría más potente del Misionero de Pista). Veo los autos del TC4000 y siento que podría estar bien en uno de esos autos. Espero que pueda probar el año que viene y que se cumplan más metas.