Los primeros datos que llegaron a los despachos del Ministerio de Economía y del Banco Central hicieron sonar todas las alarmas. El monitoreo de la inflación de los primeros días de septiembre da cuenta de un salto superior al esperado por los propios funcionarios.
De eso dan cuenta los relevamientos de “alta frecuencia” que siguen en el Gobierno, y también las últimas mediciones de las principales consultoras económicas.
De acuerdo a los registros que recopilaron en Economía y en el BCRA, “la inflación de la primera semana del mes vino muy parecida, y en algunos rubros incluso por arriba, de la de agosto. Esa tendencia nos preocupa, y mucho”, admitió una fuente del equipo económico.
Esos datos ya están en poder de Sergio Massa, que cerró ayer su gira por Estados Unidos.
La consultora LCG -que dirige el economista Guido Lorenzo y semana tras semana monitorea la evolución de los precios- dio cuenta de un salto del 2,7% en la primera semana de septiembre. La inflación de los alimentos en las últimas cuatro semanas -según LCG- trepó al 8,3%. Nada menos.
El seguimiento de LCG sobre los precios de los alimentos da que los panificados treparon 5,1% la semana pasada. Lideraron el incómodo ranking de la inflación de la comida.
En segundo lugar se apuntaron los cortes de carnes (+3,7%), que llegan a ese lugar después de varias semanas de cierta estabilidad.
En el tercer, cuarto y quinto puesto figuran, en ese orden: verduras (+3,5%); aceites (+2,5%) y el azúcar (+1,8%).
A favor del objetivo de Massa de lograr una desaceleración inflacionaria, el Banco Central acumuló compras netas por arriba de los u$s1.000 millones la semana pasada, la primera en la que se puso en funcionamiento el “dólar soja”.
El ministro está convencido -y en esto lo acompañan distintos economistas profesionales- que la acumulación de divisas le permitirá mostrar un enfriamiento de la inflación. Desde un índice elevadísimo, claro.
Massa cree que hay espacio para frenar la inercia inflacionaria, que se ha establecido en un piso del 6% mensual a pesar de que no hubo una devaluación abrupta.
Las consultoras económicas están en sintonía con esa dinámica: el último REM del Banco Central -divulgado el viernes a última hora- prevé una inflación del 95% este año. Una evaluación que se estira al 99,4% si sólo se toman en cuenta a los economistas que más acertaron en este 2022.
En Economía sostienen que una parte del salto de los precios se vincula con las pobres expectativas sobre el corto plazo. El mercado estaba convencido de que habría una devaluación y que la crisis se agravaría.
En agosto
El mercado ya hizo su proyección y esta semana saldrá a la luz el primer dato, cuando el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) publique su Índice de Precios al Consumidor de agosto y se confirme un aumento superior al 6%, menor que el 7,4% de julio, pero todavía alto.
El Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) adelantó que el aumento de agosto promedió el 6,5% y las consultoras privadas coincidieron: Orlando Ferreres reportó una suba del 6,7% y LCG calculó un incremento del 6,3% solamente en alimentos y bebida.
Esta última fuente midió en la primera semana de septiembre un incremento de los alimentos del 2,66% y anticipó para las semanas restantes un piso del 2%.
La medición oficial del Gobierno porteño, publicada días atrás, arrojó una suba del 6,2% en el promedio general y del 7,1% en alimentos y bebidas.
Por su lado, la canasta básica alimentaria de Focus Market sufrió un impulso que la llevó a los $59.460, un 7,4% por sobre el dato de julio.
El titular de la consultora, Damián Di Pace, consideró: “Argentina ha subestimado los efectos de la emisión monetaria para financiar su déficit fiscal”.