Numerosos productos de la canasta básica que se comercializan en Misiones cuestan la mitad de lo que se paga en Brasil o Paraguay. Incluso algunos artículos puntuales valen un tercio.
Es por ello que se observa, desde hace varios meses, un aluvión de ciudadanos extranjeros y vehículos con patente de Mercosur recorriendo comercios, tiendas, estaciones de servicio, restaurantes y otros lugares para comprar, consumir y llevar todo lo que puedan cargar.
Lo que alguna vez fue “dame tres” de los argentinos en Brasil, allá por los años 90 cuando un peso valía un dólar, hoy ocurre a la inversa, a conveniencia de los visitantes.
Pero eso para Misiones no es un problema grave, salvo en el caso de las demoras para cargar combustible o la escasez que se genera en algunas ocasiones (cada vez menos frecuente), sino todo lo contrario: los comercios, restaurantes, tiendas y supermercados están teniendo niveles de facturación elevadísimos que no lograrían sin el tipo de cambio actual.
En distintas localidades hay un crecimiento de las ventas y de los servicios, lo cual repercute en varios rubros de la economía porque genera ganancias a los empresarios locales que luego reinvierten en otras actividades, otros locales o destinan a la contratación de más empleados.
Se están dando casos en el interior, en los pueblos de frontera, donde las familias acondicionan el garaje donde guardaban el auto, u otras partes de sus propiedades, para acomodar puestos o locales de ventas y aprovechar la estampida de compradores que transita generalmente los fines de semana.
Precios comparados
La moneda argentina sigue devaluándose frente al dólar, y consecuentemente, perdiendo valor frente a otras monedas de la región.
Así lo demuestra un informe de la consultora Focus Market, que reveló que los precios en Argentina están hasta 4 veces más baratos que en los países limítrofes, si se toman los precios en la moneda local y luego se convierten a precio dólar, según la cotización de los respectivos países: Uruguay, Paraguay, Brasil, Chile y Bolivia.
En el caso de Misiones, los precios locales son dos o hasta tres veces más bajos que los de Paraguay o Brasil. Se da principalmente en artículos como arroz, fideo, galletitas saladas, aceite, leche, gaseosas y hamburguesas.
Esto se suma al fenómeno de la compra de combustible en Argentina para revender en Brasil, los paseos gastronómicos por los polos de comida de Posadas y Puerto Iguazú y el turismo principalmente de ciudadanos brasileños.
“La moneda argentina ha perdido valor frente a todas las monedas de la región en su versión paralela, por lo cual el cruce de frontera deja niveles de ahorro importantes como para justificar el paso de un país limítrofe hacia Argentina”, dijo Damián Di Pace, director de Focus Market, sobre las “compras hormiga” que están aprovechando las personas de localidades limítrofes a la Argentina.
“Las brechas cambiarias también generan estas distorsiones. Los argentinos queremos que las liquidaciones de las exportaciones se hagan por el dólar oficial mayorista pero las importaciones hormigas de los habitantes de los países limítrofes se efectúan a la cotización del mercado paralelo”, agregó.
“Para observar una brecha tan amplia -marcó Di Pace- tenemos que viajar al año 1976 donde la distancia entre el dólar oficial y el paralelo llegó a ser del 263%. Hoy con una brecha que supera el 140%, todas las actividades económicas tanto de bienes o servicios comienzan a manifestar una variación y distorsión de precios absoluta.
Por su parte, como en solo un mes y medio la devaluación del peso frente al dólar fue del 60% y los precios no corrigieron aún en pesos ese movimiento frente al dólar en términos internacionales, en la divisa norteamericana con países limítrofes que tienen ingresos en dólares hasta 4 veces más elevados, Argentina es un regalo”.
“Un país que requiere exportar y conseguir divisas para cumplir con sus necesidades de importación y honrar el pago de sus deudas, en solo 3 años pasó del sueño de ser el supermercado del mundo, vendiendo valor agregado en nuestras manufacturas de origen agropecuario, a ser el supermercado importador hormiga de América Latina.
Solo una distorsión macroeconómica muy grande puede lograr este efecto microeconómico en volumen por parte de los ciudadanos de países extranjeros”, dijo el consultor económico.
“La distorsión es tan grande en nuestra economía local que si tomamos los precios en dólares de los bienes domésticos tenemos una inflación en dólares muy importante por retraso de la evolución del tipo de cambio oficial frente a la inflación.
Sin embargo, si esa misma ecuación se hace con el dólar paralelo, nuestros bienes en términos de paridad de poder adquisitivo y en términos comparativos a todos los países limítrofes de nuestra región, la Argentina es un regalo, frente a lo que los vecinos pueden comprar con esa misma cantidad de dinero en sus propios países” concluyó Di Pace.