Informes de medios periodísticos como datos de la propia Policía Federal del Brasil, sitúan a la frontera misionera con el vecino país como uno de los lugares por donde más se contrabandean vinos. PRIMERA EDICIÓN publicó el pasado sábado que la mencionada fuerza de seguridad había reforzado las costas vecinas a El Soberbio, por el incremento del pase ilegal de estas mercaderías.
Según Veja de Brasil (veja.abril.com.br), “El comercio ilegal de vinos movió la cifra de 2 mil millones de reales el año pasado, según datos del MPF y del Instituto de Desarrollo Económico y Social de las Fronteras (IDESF). Serían unos cien mil millones de pesos al cambio de $50 por real que cotiza el ‘blue’ en la frontera del Alto Uruguay. El detalle del contrabando será parte de un informe que se presentará en el seminario Wine & Market, que tiene lugar en la 9ª edición del Rio Wine & Food Festival, iniciada el 25 de agosto y que se extiende hasta el 4 de septiembre”.
A modo preliminar, el portal periodístico informó que “se estima que los 90 millones de botellas incautadas en 2021 representaron sólo el 5% de lo que ingresó ilegalmente al país”.
La cadena Globo produjo con el programa “Fantástico” el seguimiento en video de una operación del Servicio de Ingresos Federales (IRS) en la región de Tiradentes do Sul, en el norte de Río Grande do Sul, muy cerca de El Soberbio.
“En los últimos tres años, el número de incautaciones de botellas de contrabando se ha multiplicado por siete”, indicó el medio brasileño.
Para el IRS el esquema con que funciona el tráfico de vinos desde Misiones hacia Brasil, es similar al de la droga o el tráfico ilegal de cigarrillos. “Es un mercado clandestino violento”, aseguraron.
En el programa de TV emitido este fin de semana, el periodista que se sumó al operativo policial logró hablar con un contrabandista que explicó algunos detalles de la logística que despliegan para el ingreso de las botellas de vino a Brasil.
El circuito de ingresos ilegales comenzaría en la “frontera colador” misionera hacia los pueblos más cercanos del otro lado del río Uruguay, donde se encargan de remitir los cargamentos fraccionados hacia diferentes estados.
Según el portal brasileño GZH, a mediados de la semana pasada, se ejecutó la operación policial “Descendientes del Vino”. Se la denominó así, por ser la continuidad de otra anterior llamada “Operación Vino” en 2020.
“Unos 50 agentes cumplieron ocho órdenes de registro y captura en Tiradentes do Sul y Três Passos. Los productos eran enviados al Estado en embarcaciones y luego enviados a todo el país por Correos”.
“La investigación comenzó en mayo de 2021 y, desde entonces, se han identificado 1.500 envíos de la mercancía. En uno de ellos hubo intervención policial y la incautación de 46 cajas de vino que habían sido despachadas a través de la Oficina de Correos de Três Passos. Las bebidas venían de Argentina por el río Uruguay y se entregaban en un puerto clandestino de Tiradentes do Sul”, indicó.
Así, “posteriormente, la mercadería era descargada y almacenada en depósitos de la región para ser vendida por Internet”.
“Nada cambiará”
Eduardo Granja Russo, más conocido como DIDU, trabajó en varios medios de comunicación en Brasil, entre ellos Revista Manchete, Gazeta Mercantil, Editora Globo, Editora Abril, TV Record y SBT.
Debido a su pasión por el vino, fundó en 1999 la Cofradia de los Sommeliers, que reúne todos los meses a los mejores sommeliers de São Paulo, para catar vinos a ciegas y evaluar los mejores del mercado, lo que le valió una gran relación.
En su portal didu.com.br/ aseguró que el programa “Fantástico” de Globo sobre el contrabando de vinos “… tan sonado, no aportó nada nuevo, salvo citar un valor tan incierto como el descontrol de esta situación. El asunto es mucho más grande de lo que se trató. El problema de la economía argentina actual, el problema del descontrol absoluto de las fronteras, el problema de la connivencia, del soborno y de los policías involucrados y hasta de los políticos, creo, no se ha abordado”.
Para el periodista, nada cambiará en el contrabando: “¿Y por qué creo que nada cambiará? Porque tenemos dos factores en esta historia que no cambiarán en poco tiempo, si es que alguna vez lo hacen. Hablo de los absurdos impuestos que impone el Gobierno al vino, que en sí mismos son un gran atractivo para la ilegalidad y por otro lado un gran consumidor, que es el brasileño, que siempre sigue con la vieja idea de pensar que es más inteligente que los demás y le encanta presumir frente a sus amigos para hacer una especie de sabelotodo y quién es más inteligente”.