En su barrio Rocamora de Posadas se destaca que aprendió la política antes que conocer la cuna. En enero de 2020, con fronteras cerradas, sin vacunas contra el COVID-19, y con las calles chilenas en plena ebullición fue elegida por la mesa nacional del Partido Obrero para cruzar los Andes y, en condiciones notoriamente adversas, formar parte del Movimiento 18 de Octubre para cimentar la primera pata del PO en Chile.
Olga Aguirre, abogada, luchadora del Plenario de Trabajadoras y excandidata a gobernadora de Misiones en 2019, aceptó del desafío y se desprendió de familia y todo afecto en este suelo. No la frenó la pandemia, agarró una mochila, documentos y en diciembre de 2020 se mudó a Santiago de Chile.
“El 18 de octubre de 2019 en Chile se desató el estallido, rebelión que abrió un ciclo pese a los esfuerzos que hacen los partidos del régimen para rescatar el sistema jaqueado por las movilizaciones populares”, resumió el contexto del proyecto.
“La rebelión chilena trascendió la frontera y el Partido Obrero siguió este proceso desde Argentina con apoyo del levantamiento que denunciaba muertes y desapariciones, un contexto represivo tremendo. En enero de 2020, me ofrecieron cruzar las montañas y venir a colaborar en este trabajo político”.
“En pandemia todo fue complejo. Todas las fronteras estaban cerradas, por lo que comencé a entablar comunicación virtual con los compañeros chilenos. En diciembre de 2020, Chile abrió la frontera, saqué el pasaje de ida y logré aterrizar en Santiago con el encargo y disposición de la organización de un partido de clase, de lucha como el que tenemos en Argentina, el Partido Obrero”.
“Llegar a un país en el que no conocía a nadie no fue fácil. Además que esté lleno de medidas represivas ampliadas con el contexto sanitario fue un desafío. Los toques de queda generaban temor. Las restricciones a la libertad ambulatoria eran extremas. Conocí compañeros y compañeras, pero también buenos vecinos. Desde este punto, sí me sentí bienvenida”.
El porqué fue elegida para esta siembra también lo explicó y destacó: “El crecimiento del Partido Obrero en Argentina se percibe en la cantidad de compañeros capacitados para estos proyectos. Este implicaba dejar mi vida de Argentina. Me animé a tomar la decisión, nada fácil fue alejarse de madre, padre y hermanos, amigos, mascotas. Pero se necesitaba que alguien viniera y tenemos que responder como militantes revolucionarios. Así somos”.
Calificó la vida política trasandina como “apasionante” y afirmó: “La rebelión popular no la van a poder cerrar, incluso con el paso del plebiscito constituyente de septiembre (2021). La salida institucional del régimen chileno intenta desviar el descontento y bronca popular por la vía electoral. Con la asunción de Gabriel Boric el gobierno se dice de izquierda por el Frente Amplio, Partido Comunista y la Concertación, pero fueron rescatados de la marginalidad política que le dio el pueblo por apoyar la gestión de derecha que privatizó todo e impidió derechos fundamentales como agua, salud y educación”.
“Boric sólo sumó desprestigio. Ninguna reforma profunda, todas las demandas masivas y movilizadas desde octubre de 2019 siguen pendientes. Ninguna reivindicación logró y la reforma de la Constitución tampoco lo hará. Reconoce una lista de derechos pero no toca el modelo neoliberal. Nuestra tarea en el Movimiento 18 de Octubre es construir una alternativa”.
Olga Aguirre no perdió el tono de militancia misionera y tampoco se aparta de sus orígenes: “Vengo de una familia de militantes, padres y hermanos. Nunca concebimos la política como instancia de superación patrimonial o económica. Militamos por convicción, lo aprendí en mi casa”.
“La única manera de soportar la angustia y rabia que te generan las injusticias es canalizarlas en la lucha y en la organización para cambiarlo todo. Eso me moviliza, me saca de la cama todos los días. La clase trabajadora tiene que terminar con este mundo condenado por los capitalistas, condenado a la miseria humana, al desastre ambiental y a todas las porquerías que fluyen actualmente. Es ‘socialismo o barbarie’ como lo definió la luchadora revolucionaria (polaca) Rosa Luxemburgo”.