El atleta misionero Lautaro Amarilla es una las esperanzas concretas que tiene la argentina para alcanzar, en un futuro cercano, los Juegos Olímpicos, en el lanzamiento de jabalina, en la cual brilló el inolvidable Brian Toledo, al cual conoció personalmente y marcó, de alguna manera, su elección por la especialidad.
Este joven posadeño, que comenzó su meteórica carrera en su especialidad, es actualmente el número uno del ranking argentino, cuyas marcas van in crescendo e ilusiona a todos con llegar a una cita olímpica.
Nada en la vida es gratis. Lautaro, quien debe realizar un esfuerzo enorme para seguir entrenando para cumplir con su sueño de atleta de élite y graduarse en el Instituto Universitario de Seguridad de Misiones, desde donde egresará como oficial de la Policía de Misiones, participará a fines de agosto en el Nacional U-23, que se llevará a cabo en Posadas, en el que buscará seguir batiendo récords, tal como lo demostró, desde que debutó en la competencia.
“La idea es superar los 65,91 metros, mi mejor marca personal y llegar a los 70”, expresó en la charla con EL DEPORTIVO de PRIMERA EDICIÓN, el también campeón sudamericano juvenil 2021 en Lima (Perú).
Lautaro ¿cómo viene el año, pues estás en una etapa de tu vida en la cual tu tiempo lo tenés que compartir con tu pasión por el atletismo y tu vocación?
El año lo empezamos bien, con buenas marcas y mucho entrenamiento. Después vino lo de la universidad. De a poquito me fui acomodando, ya que tengo que entrenar a contraturno. A la mañana me dedico a los estudios y por la tarde entreno. Así que andamos bien pese a que no pueda entrenar como lo hacía antes, pero no hay excusas. Tenemos que seguir metiéndole para adelante.
¿Qué es lo próximo que tenés que afrontar en tu hoja de ruta como atleta de élite?
Ahora nos estamos preparando para el Nacional U-23 que se hace acá en Misiones, los días 27 y 28 de agosto. Por lo que estamos entrenando a full para eso.
Lo interesante de tu performance, desde que te iniciaste en la disciplina, es que fuiste superando tus marcas año tras año.
Sí. Por suerte lo pudimos mejorar seguido. Eso es buenísimo. Y este año pudimos mejorarlo de nuevo (en referencia a los 65,06 con el cual se impuso en la Nacional de mayores en Entre Ríos).
¿Y cuál es la meta que te autoimpusiste para este 2022?
Estamos buscando los 70 metros. Ese el objetivo. Con esa marca se nos abre la chance de competir en el Sudamericano de Brasil que se llevará a cabo en septiembre. Y los Juegos Odesur que se realizarán en Paraguay (en la primera quincena de octubre).
Los docentes y las autoridades de la Universidad qué te dicen, sabiendo que tienen como alumno a un atleta de élite.
Por un lado desde la Universidad me dieron el apoyo, eso es buenísimo. Es decir no tengo excusas con los entrenamientos. También cuando tengo libre trato de hacerlo. Ahora estoy entrenando tres veces por semana. Creo que voy a seguir así hasta que me reciba.
Lautaro, imagino que la meta es un juego olímpico. La sensación es que a partir de tus obligaciones el 2024 es un tanto difícil.
La meta eran los Juegos del 2024, pero creería que está difícil la mano. Igual para llegar a los olímpicos hay una recorrida previa importante (competencias previas). Así que si no se da ahora, vamos a meterle con todo para el próximo (en Los Angeles 2028).
¿Por qué te inclinaste por la jabalina?. La mayoría de los chicos en el país juega al fútbol o el básquetbol…
Sí, comencé con el fútbol. Un día los profes del CEF 2 (del barrio A-4), que me queda muy cerquita de casa, me invitaron a jugar en el equipo. Siempre que iba a entrenar en la canchita del CEF veía a los otros chicos que lanzaban y corrían. Hasta que un día le dije al “profe” que quería lanzar a lo que me dijo que para hacerlo debía entrenar con ellos. Entonces le pregunté los horarios y comencé a asistir a las clases. Desde un principio me llamó la atención la jabalina.
La charla con este Diario se extendió en el tiempo. Claramente se advirtió la humildad que caracteriza al joven atleta misionero, que sigue entrenando y alimentando su sueño olímpico, con el optimismo que tienen los deportistas, que se nutren del esfuerzo diario y los desafíos que están por venir, como todo buen caminante.