Con los tiempos corriendo y las ejecuciones a la vista, finalmente el Congreso de la Nación dio señales de empatía y se propuso una agenda de alto contenido político con soluciones para los deudores UVA.
Con varios proyectos dando vueltas desde hace semanas y ningún acuerdo a la vista (ningún bloque tiene los votos suficientes como para aprobar su propia iniciativa), los legisladores acordaron un equipo de trabajo destinado a resolver el tema de los créditos UVA. Así las cosas, se definió armar un esquema que incluye treinta días para llegar a una solución.
La solución deberá ser casi definitiva, de fondo. De otra forma se establecería un nuevo parche, uno más de los varios que se fueron poniendo sobre esta crisis a punto de explotar y dejar en la calle a miles de familias en todo el país.
Cabe recordar que el último parche del Gobierno fue un decreto que vence en julio próximo. Esa norma estableció un tope de 35% del ingreso familiar para el cobro de la cuota por parte de los bancos. Bajo ese contexto es que se vuelve preciso que el proyecto que madure el Congreso en los próximos treinta días sea verdaderamente superador.
La preocupación en este sentido no se disipa. Que los legisladores se tomen tiempo para elaborar una buena ley no es garantía de nada. Ocurrió con el monotributo y los alquileres. Meses de investigación y debates que culminaron en dos monumentales fracasos.
Con todo, no deja de ser positivo que, ante la pasividad del Poder Ejecutivo que se desentendió de su promesa al alegar que no puede interferir en un problema entre privados (deudor vs. bancos), sea el Poder Legislativo el que tome la iniciativa, aun cuando pasaron muchos meses durante los cuales se podría haber hecho algo.
El drama sigue ahí, intacto, gigante y amenazante. Ojalá al cabo de los próximos treinta días las miles de familias endeudadas puedan, finalmente, respirar con alivio.