La sericicultura comienza a ganar espacios poco a poco en las chacras misioneras, ya que algunos productores se animan a incursionar en la actividad.
Es por esto que reciben capacitaciones y financiamientos para mejorar el cultivo de mora, el cual es el único alimento que consume dicho gusano.
Uno de los objetivos a los que se apunta es que a largo plazo la tierra colorada sea la capital de seda.
En la localidad de 9 de Julio se encuentra uno de los emprendimientos de la provincia, se trata de Sedas Misioneras (SEDAMI), el cual es encabezado por Sara Carolina Butvilofsky y su esposo Juan Carlos Wachnitz.
Butvilofsky habló con ECO y AGRO sobre cómo se desarrolla la actividad.
La pareja arrancó -primero- con el cultivo de mora, con la idea de contar con el alimento suficiente y en 2018 dio inicio a la cría de gusanos de seda.
Butvilofsky explicó que “nos dedicamos a la cría desde el huevo hasta el capullo; y estamos haciendo pequeñas incursiones en el procesado del hilo en una alianza comercial con una hilandera de Jujuy; pero queremos avanzar en una hilandería artesanal aunque eso nos llevará tiempo y se necesita una inversión importante”.
En lo que respecta a la cría de los gusanos de seda, señaló que “trabajamos con el Bombyx mori, son huevos de laboratorios genéticamente preparados para producir industrialmente”.
Detalló que “los huevos van a incubar durante 10 días, luego nacen pequeñas larvas, las cuales van a estar comiendo hojas de mora durante 28 días”.
Agregó que “cada gusano va a comer 55 kilos de hoja de mora y alcanzará un tamaño de 11 centímetros a 12 centímetros”.
En este punto, Butvilofsky mencionó que pasado esa cantidad de días se inicia con el proceso de encapullado”.
Es así que “estarán encapullando durante 7 u 8 días, que es cuando se cosechan los capullos y luego se los guarda para su posterior procesado o comercialización”, manifestó.
Apuntó que “los capullos se guardan para la comercialización bruta de capullos o para procesado”.
En relación a este último punto, sostuvo que “se extrae la sericina (proteína del gusano de seda) y se tiene toda una línea de cosmética de seda; como por ejemplo: jabón, cremas o shampoo sólido, entre otros”.
Subrayó que “también el hilo de la seda se usa en el ámbito de la medicina, como por ejemplo para costurar en las intervenciones quirúrgicas y para hilo dental. Además, hay líneas de bijouterie y joyas de seda”.
“A la vez, tenemos la alianza comercial con la hilandera de Jujuy y entramos en la parte de madejas de seda; y hay una línea de chalinas femeninas y masculinas de seda”, especificó.
La mujer afirmó que “hoy somos el productor más grande de capullo en Argentina”.
Modelo
Por otro lado, la sericicultora reflexionó sobre este modelo productivo que puede ser copiado por otros productores misioneros.
En esta línea, indicó que “el modelo productivo que se plantea es que sea para pequeños productores, quienes puedan readaptar su plantación de yerba a un sistema orgánico porque los gusanos no soportan el veneno”.
Subrayó que “la sericicultura se extiende de septiembre a marzo; por lo cual el productor puede ser medio año yerbatero orgánico y el otro medio año sericicultor”.
Capacitaciones nacionales
Se realizó una capacitación nacional sobre cría de gusanos de seda, la cual estuvo organizada por el INTA con el apoyo de la Facultad de Agronomía de Buenos Aires y INTI en el marco del Proyecto Seda con financiamiento de la Unión Europea a través del Programa de Cooperación Triangular ADELANTE.
La sericultura es una actividad productiva que no requiere grandes inversiones iniciales y es no contaminante. La seda tejida es usada por prestigiosos diseñadores por ser una fibra natural de inigualable brillo, suavidad y textura. En Argentina hay numerosas artesanos de la seda que convierten los capullos en hilados para tejer prendas con diseños de alto valor en el mercado, indicaron.