Al calor de la aceleración de precios en Argentina, crecieron exponencialmente las internas en el oficialismo para despegarse del problema y repartir responsabilidades.
Más allá de la ruptura entre el presidente Alberto Fernández y la vice Cristina Fernández, cuyos efectos en la macroeconomía están lejos de ser cuantificables, otras internas comenzaron a quedar al desnudo.
La última y más resonante es la que protagonizan hoy el ministro de Economía, Martín Guzmán, y el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti. Y es que tras el abierto ataque dialéctico del segundo antes las cámaras, el titular de la cartera de Hacienda recogió el guante y salió al cruce.
Como contexto, más allá de la inercia de los precios cuya escalada viene siendo más que preocupante, vale recordar que Feletti había reclamado una serie de medidas para combatir la inflación y mejorar la macroeconomía, entre ellas, el aumento de las retenciones.
Feletti, que ya se bajó del caballo de la soberbia inicial y hoy admite que “milagros uno no hace”, reclamó que “el Ministerio de Economía tiene que bajar líneas claras de política económica para preservar ingresos populares. Si no, esto se va a poner feo”.
Desde Brasil, Guzmán mandó un fuerte mensaje a quien, en el organigrama estatal, es uno de sus subordinados, al enfatizar que “la inflación es prioridad en la política económica” que impulsa el Gobierno.
Más allá de las tensiones que estos cruces generan al interior del Gobierno, vuelve a llamar la atención la falta de empatía de los funcionarios para con la sociedad que, en definitiva, es la que padece las consecuencias de los errores del Estado.
Nadie pide que se amen ni que se tomen selfies… simplemente se trata de moderar las ambiciones personales, hacerse cargo de las malas decisiones y diagramar responsablemente para que el tamaño de la crisis se reduzca y se alivie la vida de los argentinos.