¿A quién irán a culpar esta vez? Hace poco tiempo se planteó que las demoras insoportables para volver desde Encarnación a Posadas eran por el hisopado para ingresar a la Argentina y otros requisitos que demoraban los trámites. Pero el hisopado ya no existe y muchas exigencias se flexibilizaron.
Sin embargo, quienes optaron por volver el lunes feriado por la noche desde Itapúa a la provincia de Misiones tuvieron que “dormir” arriba del puente por ¡ocho horas! antes de entrar a nuestro país.
Estela, una de las decenas de personas que formaron parte de las largas e inhumanas colas, aseveró a PRIMERA EDICIÓN: “Salís de Argentina en 10 minutos pero tardás 8 horas para volver. No se puede entender”.
“Para entrar a Argentina, en Migraciones te piden DNI, cargan tus datos y te piden un celular. Por esos simples trámites, no se entiende por qué hay que esperar tanto tiempo para cumplimentarlos. Hay algo que no funciona bien y nadie hace nada para mejorarlo”, apuntó una de las protagonistas de esta situación.
En lo único que el Gobierno nacional pone empeño en el manejo de la cabecera argentina de Migraciones y Aduana es en cómo empeorar la odisea del tránsito vecinal fronterizo de miles de personas a diario.
Como mucho otros, Estela y su esposo eligieron ir a hacer la cola a medianoche, quedando a la altura del supermercado La Familia de Encarnación. “Sin embargo, pudimos lograr que nos atiendan en Migraciones de Argentina a las 8 de la mañana. Pasamos toda la madrugada arriba del puente. Apenas ingresamos a la cabecera de nuestro país, vimos que había solo tres casillas habilitadas, con semejante cola. Si tuvieron un problema con la luz o el sistema informático, no se tomaron el trabajo de avisar con un gendarme por qué debíamos esperar tanto pero se supone que hay un generador de emergencia”, contó con indignación.
Durante la espera vieron de todo: gente que se adelantaba; una moto paraguaya a la que individualizaron cuatro veces yendo y viniendo con un solo ocupante, por lo cual sospecharon que cargaba combustible y volvía a Encarnación; y gendarmes que pasaban pero no ordenaban el tránsito.
“Te transmite mucha inseguridad la oscuridad tanto en la cabecera paraguaya mientras esperamos como arriba del puente. Hay un clima de mucha tensión. Nadie dice nada porque la gente está muy intolerante”, recordó la testigo del trato inhumano.
Cabe recordar que hubo días anteriores peleas a las piñas, hasta quien sacó un arma blanca para intimidad a los ocupantes de otro vehículo cuando intentó adelantarse.
La mujer puso énfasis a este Diario en el descontrol que ocurre con las motos. Al no haber una fila específica para estas, se van metiendo entre autos para ganar tiempo y demoran al resto.
“Las motos tienen vía libre pero están en el mismo carril de los autos, como el trámite de ingreso al país es personal entonces ocupan tu lugar y tenés que ver con mucha impotencia cómo te relegan en la espera porque la Gendarmería no pone orden ni las obliga a esperar como todos los demás. Nos pasó de estar cerca de la casilla de Migraciones y se nos metieron varias motos y nos estancamos. Te agarra mucha bronca e impotencia”, relató Estela.
Hasta ahora, ningún organismo de derechos humanos se involucró firmemente para cambiar el rumbo de la lamentable historia.
Los “cruces vip”
Estela y su esposo tuvieron el ofrecimiento de pasar más rápido desde el supermercado encarnaceno mencionado hasta la cabecera paraguaya del puente San Roque González de Santa Cruz. Pero no aceptaron.
Ese cruce cotiza unos 7 mil pesos por unos metros de agilización.
En la cola sobre el puente vieron que varias veces se adelantaron varios vehículos. “Los paraguayos pasan rapidísimo y no sabemos por qué”, contó la mujer que debió pasar 8 horas para poder volver a la Argentina.