Se trata de dos islas rocosas pequeñas situadas en medio del estrecho de Bering, entre Alaska y la península de Chukotka. Una de ellas pertenece a Rusia y se encuentra deshabitada, mientras que la más oriental pertenece a EEUU. y está habitada por una comunidad esquimal.
Lo curioso de este lugar es que hay una diferencia de casi un día entre ambas islas. Cada una es un país diferente pero en un lugar puede ser hoy y en el otro mañana.
Así lo refleja la especialista Mar Gómez en uno de sus habituales hilos de divulgación científica en la red social Twitter:
⚡️ “Las curiosas islas Diómedes donde puedes “viajar en el tiempo”” https://t.co/7qk0G9GP0y
— Mar Gómez (@MarGomezH) January 31, 2022
En 1884, una convención de geógrafos estableció los usos horarios de todo el mundo. Se definió que el meridiano de Greenwich, en Inglaterra, sea el meridiano 0°. En ese momento, se estableció también el antimeridiano o meridiano 180° como la Línea Internacional de Cambio de Fecha.
Y sucede que este cambio de fecha pasa entre ambas islas, es decir, hay casi un día de diferencia horaria entre ambas islas (21 horas en invierno), aunque la hora solar sea la misma.
Big and Little Diomede, como se llaman, se encuentran a unos 3,8 kilómetros de distancia. En invierno, el agua del mar se congela y se puede caminar de una isla a otra, hacer el recorrido en esquís o en moto de nieve.
Las islas fueron avistadas y nombradas por el navegante danés Vitus Jonassen Bering en 1728, el día en que la Iglesia Ortodoxa Rusa celebra la memoria del mártir St. Dioméde.
De este modo, el agua entre las dos islas está dividida en dos por la frontera marítima de los dos países. Durante la Guerra Fría, esa brecha constituyó la frontera entre los Estados Unidos y la Unión Soviética, y se conoció como la “cortina o el telón de hielo”.
Actualmente, en la isla más oriental viven unas 80 personas. La ciudad está ubicada en una pequeña playa en el lado occidental de la isla, lo que significa que desde esa isla puede verse la otra, Big Diomede, la más grande.
Debido al calentamiento global, sus aguas se congelan cada vez más tarde, el deshielo llega antes y el permafrost se ve afectado. El suministro a la isla es cada vez más caro y un detergente puede llegar a costar 50 dólares.
Fuente: Mar Gómez (Twitter)