“Me hackearon el celular y tenía fotos que me había tomado de los genitales para un examen médico”. Fue la primera afirmación que realizó un posadeño de 40 años a un funcionario de la Justicia Penal misionera al que recurrió para pedirle asesoramiento porque lo estaban extorsionando con mensajes de texto mediante la aplicación Telegram.
“Bueno no es tan así”, no tardó en modificar su relato en la entrevista con un juez y admitir que fue timado y que por la extorsión perdió 30 mil pesos en dos giros a través de “Western Union”. “Me engañó un chica muy linda que dijo llamarse Araceli González y yo le envié mis fotos porque estábamos jugando al sexting (intercambio de imágenes sexuales), pero a los pocos días comenzaron a amenazarme con que esas imágenes iban a llegar a mi esposa y demás familiares. De todos ellos me mostraron también sus fotos de redes sociales y me remarcaron datos precisos de sus actividades”, literalmente confesó y solicitó que lo ayudaran a encontrar a los delincuentes.
“Araceli González” en este caso, no es la modelo y actriz reconocida del país, tampoco existiría tal mujer con esa identificación sino que fueron utilizadas imágenes robadas de perfiles sociales para montar la trampa y “hacer caer” a hombres en un juego de presunta seducción de contenido sexual.
Esta víctima solicitó ayuda esta semana a la Fiscalía de Instrucción de la Primera Circunscripción Judicial 6 de turno. Pero en la misma dependencia en junio ya se radicaron dos casos similares y a principio de noviembre un hombre de 60 años radicó la denuncia para que se investigue porque ya no sólo lo engañaron y quitaron 50 mil pesos en un depósito hacia Encarnación, sino que lo volvieron a contactar con una presunta causa judicial abierta en una Fiscalía de Paraguay. Hasta una cédula de detención pedida con alerta a INTERPOL le mostraron con su rostro y datos filiatorios en la que lo imputaban por los delitos de “grooming y corrupción de menores”, además de pedofilia.
Para “arreglar” y anular la causa le pedían otros 50 mil pesos de inmediato, pero en este caso la víctima para pagar el primer chantaje ya había pedido prestado y no tenía más alternativas.
El asesoramiento de los funcionarios judiciales le permitió volver a su casa con relativa tranquilidad, porque la estafa estaba más que clara y los funcionarios judiciales paraguayos que requerían su detención no existen y tampoco las fotos que le enviaron de los despachos fiscales y que los policías y fiscales del vecino país que lo habrían extorsionado son “truchos” pero hábiles en desplegar sus ardides.
En aumento
Sólo en la Fiscalía de Instrucción 6, que encabeza René Germán Casals, se investigan seis casos similares durante los últimos cinco meses. Se solicitó colaboración a la Dirección Cibercrimen de la Policía para rastrear los perfiles de redes sociales y contactos de Whatsapp y Telegram utilizados y se comprobó que tanto “Araceli González” como “Yésica Fernández” no existen sino que son personajes creados con fotografías y videos de mujeres que se exhiben en páginas de internet de servicios sexuales o grabaciones tomadas de usuarios de la red social erótica “Onlyfans”.
De acuerdo a fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN, las principales sospechas apuntan a que las “sextorsiones” son cometidas por detenidos en distintas unidades penales del país pero también por venezolanos, colombianos y paraguayos en movimiento migratorio en la frontera misionera, principalmente desde la vecina ciudad de Encarnación.
Utilizan la “sextorsión” o el chantaje amenazando a una persona con divulgar y hacer pública imágenes y videos de su intimidad sexual. Por correo electrónico o mensajes de Whatsapp, también ahora por Telegram que permite obtener contactos con sólo buscar en otros perfiles de usuarios, personas anónimas o falsos personajes obtienen imágenes y videos comprometedores y comienzan a exigir “rescates” en dinero, también criptomonedas como los bitcoins ya que es muy difícil rastrear el destinatario.
Las imágenes las consiguen a través del sexting con perfiles como los de “Araceli González”, pero también a través del rastrillaje en redes sociales determinan familiares, parejas, amigos y allegados a quienes “podrían llegarle las imágenes” de los juegos sexuales virtuales que mantuvieron con las víctimas.
Investigadores contactados por este Diario recomendaron extremar la seguridad de uso de las redes sociales y, en caso de ser engañados y quedar atrapados en la maraña de las amenazas y “sextorsiones”, denunciar el hecho y aportar la mayor cantidad de datos para rastrillar y atrapar a los nuevos “ciberdelincuentes”.
La App de “moda”
Las presuntas víctimas de esta modalidad que recurrieron por asesoramiento a los juzgados durante los últimos meses, aseguraron que a través de la aplicación de mensajería Telegram fueron contactados por las presuntas mujeres
ENCUADRE LEGAL
Según la modalidad delictiva que se investiga, en el capítulo III del Código Penal Argentino, la extorsión está tipificada en el artículo 168: “Será reprimido con reclusión o prisión de cinco a diez años, el que con intimidación o simulando autoridad pública o falsa orden de la misma, obligue a otro a entregar, enviar, depositar o poner a su disposición o a la de un tercero, cosas, dinero o documentos que produzcan efectos jurídicos. Incurrirá en la misma pena el que por los mismos medios o con violencia, obligue a otro a suscribir o destruir documentos de obligación o de crédito”.
Pero también en el artículo 169 se indica que “será reprimido con prisión o reclusión de tres a ocho años, el que, por amenaza de imputaciones contra el honor o de violación de secretos, cometiere alguno de los hechos expresados en el artículo precedente”