A los 8 años, la mamá observa que su pequeño hijo tenía habilidad para dibujar cuando recreó la tapa del libro de lectura, desde ese día lo incentivó a estudiar arte. Hoy Ricardo Vittaz es un gran artista de la Argentina.
Vive en Viedma, en la provincia de Río Negro, además se convirtió en un gran profesor. Toda una vida de capacitaciones avalan su saber.
Se describe como un observador, que siempre trata de aprender de sus pares. Fundó una academia llamada “Expresarte”, donde puede ejercer la docencia, que le apasiona y reconoce haber heredado de su padre, se conmueve con los logros de sus alumnos, y de lo que entiende esa persona pudo despojar de su ser, tristezas y angustias, a través de la pintura como terapia. Transmitir la pasión del arte es la tarea que Ricardo y Evangelina, su compañera de vida, dedican su vida entera.
Enseñar a los niños es más reconfortante para ellos. Ricardo logra que los pequeños se concentren y hagan lo que mejor les sale: “crear”. Los niños nacen artistas, pero a medida que se convierten en adultos van perdiendo esa capacidad, este profesor busca mantener ese fuego vivo.
Ricardo encuentra inspiración en los momentos que marcan su vida, tristes o felices, generan en la necesidad de plasmarlos en una obra. Así que no está demás decir que en cada obra hay un pedazo de su corazón, un pedazo de su alma. Sus técnicas preferidas son trabajar con monocromías, y liberarse en técnicas espatuladas.
Busca que el arte logre unir a todos especialmente a colegas, es por eso que creó el evento “Arte de a dos” en el que invita a sus pares, artistas, colegas y alumnos, a compartir saberes y técnicas, se desarrolla de manera online, para todo público. En cada vivo se aprende un tema y también se conoce a la persona artista invitada, para lograr el objetivo principal que aspira Ricardo que es compartir arte desde el corazón.
Vive a 30 kilómetros del mar en Viedma, cuando quiere encontrarse consigo mismo, una obra marina es su propia terapia, la brisa fresca y el ruido del mar hacen que en la tela y de su mano el pincel fluya.
Lleno de proyectos para este año y para el próximo, Ricardo y Evangelina (su esposa) no se detienen, ambos se apoyan mutuamente porque comparten esta pasión, y a su paso las personas que están cerca suyos también brillan, porque esto es lo más importante para ellos aprender a brillar juntos.