“América Latina sigue como una región donde tenemos mucha preocupación con la transmisión del COVID-19. Si tomamos los datos epidemiológicos y de mortalidad, la región sigue como uno de los centros importantes de la pandemia. Esta realidad va a seguir hasta que se alcance el control de la transmisión”, señaló el epidemiólogo brasileño Jarbas Barbosa, subdirector de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
El especialista dijo que la región sigue siendo uno de los epicentros globales de la pandemia con un número de contagios y muertes que sigue aumentando, incluso en países como Chile, donde la vacunación ha estado a la par de las naciones más desarrolladas.
Además, nuevos confinamientos, camas llenas en terapia intensiva, récords de contagios y temor a nuevas variantes son la realidad cotidiana en gran parte de la región.
Para Barbosa “la situación es como un mosaico: algunos países con una situación más controlada y otros donde la situación es muy preocupante porque tienen una tendencia más creciente en el número de nuevos contagios y muertes”.
La gran mayoría de los países de América Latina tiene una actuación muy transparente y envían datos todos los días a la OPS, dijo.
Sin embargo, criticó “algunos problemas localizados”, como Venezuela, Nicaragua o Cuba donde los medios independiente alegan que esos gobiernos ocultan o manipulan la cifra de muertes y contagios o en otros, como México, Perú o Brasil las cifras de exceso de muertes dan cuenta de una mortalidad aún mayor que la de las cifras oficiales.
Al respecto, el epidemiólogo expresó que el tema del exceso de mormalidad no es solo un problema para América Latina, también lo es para Europa. “No tenemos un problema en saber cómo está la situación. La conocemos en la gran mayoría de los países: cuál es el número de casos, las ocupaciones de camas de terapia intensiva, etc.”.
Al comparar la realidad en América Latina con otros países que fueron duramente afectados al inicio de la pandemia, como Estados Unidos, donde las cosas han mejorado claramente, para el subdirector de la OPS hay dos factores principales.
“Primero que las medidas que son efectivas para reducir el COVID-19 (el uso de mascarillas, la distancia física, evitar aglomeraciones…) tienen una efectividad muy reducida en países como los de América Latina, donde la economía informal es el sustento de alrededor del 50% de la población. O sea, las personas no tienen una red de protección social, tienen que salir todos los días a la calle a buscar algún ingreso que pueda alimentar a su familia”.
También está vinculado a las propias condiciones de vida en los barrios pobres de las grandes ciudades de América Latina, que son una aglomeración permanente de gente, dijo.
“En países de Europa o en Estados Unidos cuentan con una red de protección social mucho más fuerte que en América Latina”, dijo.
Otro punto que destacó Barbosa es que la vacunación sigue avanzando en América Latina, pero con muchas diferencias.
Hay países como Uruguay y Chile donde ya están mucho más avanzados, pero en la gran mayoría de los países el porcentaje de población que ya está con el esquema completo de dos dosis es todavía insuficiente para que se logre un control mayor de la transmisión.
Al respecto, dijo que “hay mensajes contradictorios de liderazgo o una baja coordinación en algunos países entre autoridades locales y nacionales”.
“No son mágicas”
Al explicar los casos de Chile y Uruguay, países que cuentan con la mayor tasa de vacunación del continente pero los nuevos contagios siguen creciendo, dijo que “las vacunas no son mágicas. La vacuna no va a reducir la transmisión al día siguiente y la protección solo está completa cuando la persona tiene las dos dosis. La protección que brinda la primera dosis sola es muy baja, no es suficiente para estar protegidos”.
Para que la vacunación pueda controlar la transmisión debe alcanzar al 70% de la población y hoy “ningún país de América Latina está cerca de alcanzar ese porcentaje”, dijo
“Hasta que se controle completamente la transmisión comunitaria puede haber brotes y rebrotes de la transmisión. Hasta ese momento, hay que mantener las medidas de salud pública para controlar esa transmisión”, aconsejó.
Efectividad
En otro tramo de una entrevista con BBC Mundo, Barbosa descartó que hayan vacunas que sean más efectivas que otras y puso como ejemplo a Chile donde la vacuna Sinovac demostró que tiene una capacidad, con la segunda dosis, de reducir los casos graves y las hospitalizaciones en alrededor del 80%.
Hay también un estudio en Brasil donde se vacunó a toda la población y la vacuna Sinovac demostró también su efectividad, dijo.
“Pero ninguna vacuna tiene 100% de efectividad. El rol de la vacuna es de aumentar la protección y con la Sinovac, cuando se habla de que puede reducir en un 80% las hospitalizaciones, eso significa que está contribuyendo para salvar vidas, para reducir los casos graves”, dijo.
Inequidad
Para la OPS las principales preocupaciones de la institución sanitaria regional pasa hoy por cómo tener más vacunas para los países de la región.
“Hay una inequidad muy importante en la distribución de vacunas. Los países desarrollados acapararon la mayor cantidad de vacunas, por lo que hay una dificultad de garantizar el acceso para las vacunas”, dijo.
En este sentido citó el trabajo de la OPS con el mecanismo Covax para garantizar que la vacunación pueda llegar a muchos países pobres, incluso sin costo, dijo.
“Sin Covax ninguno de estos países estarían vacunando hasta ahora, porque no tenían los recursos para comprar vacunas. Pero, al no existir una regla bien establecida para distribuir las vacunas entre los compradores de los países ricos y estos mecanismos de acceso equitativo, se crea una competencia y una situación que no es muy ventajosa para Covax”, expresó y reclamó “un acuerdo para hacer frente a nuevas pandemias y distribuir vacunas”.
Rusia y China
“Nosotros no estamos de acuerdo con que se busque ventajas políticas con las vacunas. Hacer una donación de vacunas es un acto de solidaridad que es muy importante”, señaló al opinar sobre la “diplomacia de las vacunas” por la que muchos países de la región están utilizando vacunas a las que han podido acceder a través de compras a menor precio o convenios con Rusia o China.
“Agradecemos a países como Estados Unidos y España que han anunciado donaciones para países de América Latina y el Caribe y esperamos que otros también lo hagan”, dijo.
Fuente: Medios Digitales