Estela Derna de Chamorro recibió varias distinciones a lo largo de su carrera, pero en esta oportunidad es el turno de la de los 50 años como contadora pública. Y su mérito es doble, porque fue la primera mujer en ejercer la profesión en la Capital del Monte, abriendo camino a otras tantas de su género.
Obereña de nacimiento, estudió en Buenos Aires pero aseguró que nunca tuvo intenciones de quedarse en la gran urbe. “No tenía pensado quedarme. Volví a mi ciudad, puse mi estudio contable y trabajé sola. Siempre tuve facilidad y me gustaba la carrera desde siempre. Fui la primera mujer contadora pública de Oberá, cuando ya había acá otros colegas varones. Pero la primera fui yo. Fue interesante porque abrí el camino a muchas chicas. Fácil no fue, considero que mucho más fácil les resulta a los varones. Siempre se elige al hombre respecto a la mujer. Pero no me puedo quejar porque me fue muy bien. Siempre trabajé bien, soy una agradecida a la vida, tengo salud y puedo seguir trabajando”, manifestó, quien se desempeñó tanto en la función pública como privada.
Comentó que cada vez que le preguntan sobre los comienzos, siempre refiere, sobre todo, a lo mucho que evolucionó la parte informática. “Cuando recién empezamos a trabajar teníamos la máquina divisuma (calculadora Olivetti Modelo Divisuma), después empezamos con las computadoras. Eso fue un salto tecnológico muy grande al que tuvimos que adaptarnos. Es lo que siempre destaco. Lo importante que fue, y cómo la parte informática nos facilitó el trabajo”.
Al principio, desempeñó tareas en la parte privada. Posteriormente, ingresó a trabajar a la Municipalidad de Oberá como secretaria de finanzas, durante el gobierno de Miguel Ángel Oliveras, en el período comprendido entre 1989 y 1999. En 2003 se integró a la Renovación, y ocupó el cargo de Subsecretaria de Educación. Más tarde fue nombrada gerente del Centro del Conocimiento y, finalmente, como coordinadora de asesores de la Dirección de Cooperativas.
También ejerció la tarea docente. Trabajó en la Facultad de Ingeniería de Oberá, donde daba clases de economía política, y en colegios secundarios, la materia contabilidad.
A pesar de todas las ocupaciones, “nunca abandoné mi escritorio”, agregó orgullosa. Entiende que a lo largo de estos 50 años “trabajé bastante. Actualmente hay mucha gente joven que se destaca, y ya se van olvidando de los grandes. Ya recibí la medalla de los 25, 40 y no puedo ir a la de los 50, pero agradezco que todavía se acuerden de mí”.
Sobre la pandemia dijo que “pasamos por tantas cosas a lo largo de 50 años, que esto es algo más de lo que está sucediendo. Se hace bastante difícil la profesión pero hay que seguir adelante”.