Los Juegos Paralímpicos de Tokio tienen a varios misioneros en carrera. Uno de ellos es Ariel Atamañuk, oriundo de Santo Pipó -radicado en Tigre, Buenos Aires- que consiguió una plaza para el paracanotaje argentino y ahora deberá confirmar su presencia en un Selectivo Nacional que, si el confinamiento lo permite, será esta semana. “Estar en los Juegos es lo máximo a lo que un deportista puede aspirar”, dijo Ariel a EL DEPORTIVO.
Ariel es cabo primero de Gendarmería y palista profesional. Suma entre sus galardones un campeonato sudamericano y otro panamericano.
Perdió las piernas en 2015, en un siniestro vial; una vez recuperado se volcó al canotaje y a seis años de aquel momento está más cerca que nunca de decir presente en un juego paralímpico. “Para mí es un orgullo enorme, más allá de los resultados, poder vestir la camiseta argentina”, remarcó el palista a EL DEPOR.
Para mí es un orgullo poder vestir la camiseta argentina, el saber que en mi pala hay un país que nos está siempre apoyando. Nos infla el pecho cada vez que en una línea de largada dicen el nombre y el país. Sería una emoción enorme”.
El cabo de Gendarmería dijo presente en la Copa del Mundo que se disputó del 12 al 15 de mayo pasado, en Hungría. Allí se ponían en juego plazas para los Juegos Paralímpicos, el principal objetivo de Ariel.
El palista participó con dos embarcaciones: el kayak en KL2 y en canoa, en la categoría VL3. El jueves 13 se subió al kayak para participar en su primer hit y quedó tercero, lo que le dio el pase a semis. En dicha instancia logró el segundo puesto y clasificó a la final A. “Fue muy emocionante y uno se entrena para eso. Un objetivo estaba casi en puerta, estaba más cerca de conseguir la clasificación del bote para Argentina”, relató Ariel.
Ese mismo día por la tarde tuvo los hit de canoa. “Salí a buscar el hit y obtener la plaza directa y el pase a la final y lo conseguí en la que yo llamo mi embarcación madre, la canoa, que es a la que le dedico más tiempo. Fue una locura para mí, siempre soñás ese momento. Pusimos todo lo que teníamos que poner y pasamos directo a la final”.
La definición en canoa fue el viernes. En una reñida competencia, Ariel finalizó cuarto, a apenas 0,27 centésimas del bronce y a 0,37 del oro. “Sentí y acaricié esa medalla, pero no fue para mí. Aunque al entrar en cuarto lugar logré la plaza en canoa para Argentina y era lo que fuimos a buscar. Sólo que uno es un poco ambicioso y quiere más. Lo tuve tan cerca que quería más”, señaló Ariel sobre ese momento. “Cuando terminé la carrera estaba vacío, sabía que lo mejor que podía dar era eso, más no tenía. Estaba satisfecho”.
Cuando llegó al embarcadero le dijo al entrenador nacional, Alejandro Druziuk, que se quedó con ganas de darle esa medalla a la Argentina y la respuesta fue que iba a tener la oportunidad de dársela en Tokio, porque había conseguido la plaza. “Fue una alegría enorme. Fuimos a buscar la clasificación para Argentina para venir a pelearla acá”.
El sábado 15 corrió en kayak y finalizó octavo. “Con el octavo puesto también entraba a la clasificación en el kayak, pero a clasificar en canoa, le dan prioridad. Si clasificaba en canoa, liberaba la plaza de kayak y si no clasificaba tenía la de kayak. Tenía las dos posibilidades”, explicó Ariel.
Ahora se viene el Selectivo Nacional, donde se enfrentará a Nicolás Crosta para definir quién será el palista argentino en Tokio. Ariel, por haber conseguido la plaza, tendrá ventaja deportiva y tres instancias en las que defender su lugar en los Juegos. “Argentina obtiene una plaza en la categoría VL3 que no tiene nombre, figura la bandera argentina en esa categoría. En este caso, como lo conseguí yo, tengo ventaja deportiva ante mi compañero, que es el que me desafía. Para todas las categorías es así, tanto en convencional como en adaptado”.
Por estas horas, las restricciones sanitarias en el marco de la pandemia de coronavirus no permiten decir con certeza cuándo será el Selectivo. “El entrenador nacional nos dirá cuándo será. Si sigue todo normal calcularía que entre miércoles o jueves, sino tendremos que esperar que pasen estos nueve días de confinamiento”, indicó Ariel.
Nicolás Crosta es mi compañero, más allá de que ahora vamos a disputar un mano a mano para saber quién va a Tokio, somos compañeros de entrenamiento y hay una amistad ahí. Es un poco fea la situación pero hay que correrla”.
La posibilidad de Tokio está un poco más cerca, pero Ariel sabe que todavía falta una instancia más y no se adelanta. “Si bien uno viene bien con los entrenamientos y también en los selectivos… las carreras hay que correrlas. No me gusta adelantarme pero sé que si logro asegurar la plaza y ser yo quien va a representar… no sé si es increíble ni tampoco impensado porque lo pensé, lo soñé, entrené y lo busqué”.
Si bien falta un paso, es imposible no pensar en Tokio. “Siempre lo pienso, uno quiere estar. Para todo deportista es lo máximo a lo que uno puede aspirar. Para mí es un orgullo enorme poder vestir la camiseta argentina, el saber que en mi pala hay un país que nos está siempre apoyando. Nos infla el pecho cada vez que en una línea de largada dicen el nombre y el país. Para mí sería una emoción enorme, una alegría, sería muy lindo poder estar y representar a todos ustedes”, cerró.
La ilusión de los cuatro misioneros
Los Juegos Paralímpicos de Tokio se disputarán del 24 de agosto al 5 de septiembre y contarán con 22 deportes. Son cuatro los misioneros que buscan un lugar en la cita.
Además de Ariel, quien también está a un paso de la clasificación es la posadeña Mariela Delgado, quien desde el 9 de junio intentará ratificar su lugar en el Mundial de Paraciclismo de Portugal.
Otro con chances es el altoparanaense Jony Avellaneda, especialista en salto en alto, quien ya tiene la marca necesaria para estar en Tokio pero aguarda ahora por la convocatoria del Comité Paralímpico.
Y también está en ese camino la lanzadora de bala obereña Mahira Bergallo, quien continúa superando su marca certamen tras certamen y, con sus 20 años, aspira a dar el batacazo en las próximas semanas.