En medio de dos fechas para reflexionar por el Día de la Solidaridad, en Argentina todos los 26 de agosto y para la ONU todos los 31 del mismo mes, PRIMERA EDICIÓN eligió a tres mujeres, activistas de la ayuda desinteresada, para interpretar ese valor humano bajo la actual lupa de la pandemia.
La presidenta de la Fundación Tupá Rendá, Neni Valdez, consultada en primer lugar, señaló: “La situación es particular y creo que en la historia de vida de nadie existe una experiencia parecida. Si bien esta pandemia hizo que salga lo mejor de mucha gente para tratar de dar una mano y ayudar, también es cierto que otros sacaron lo peor. Pero siempre, afortunadamente, son más los que están para ayudar al que necesita”.
“Todo escollo nos hace reinventarnos y saber que podemos ser mejores personas día a día. Con la solidaridad nunca se llega al techo, siempre es un crecimiento y un aguzar el ingenio para descubrir más caminos de ayuda para lograr el objetivo, que es un mundo mejor para todos”, prosiguió.
Entre risas, Neni comentó que inclusive tuvo que desafiarse a sí misma para dominar los medios tecnológicos y aprender a usar la plataforma Zoom para que los chicos de los hogares a cargo de Tupá Rendá cumplan con las tareas de la escuela a distancia.
“Para mí era imposible pensarme así, pero ahora con la guía de la maestra lo llevamos de taquito, y eso nos desafía a quienes tenemos la juventud acumulada. Con la solidaridad pasa algo parecido: hasta el fin de la existencia estaremos descubriendo nuevas maneras de construir un mundo mejor”, dijo sobre arremangarse ante los desafíos y mirar hacia adelante.
“Para mí, la Madre Teresa de Calcuta es un referente muy importante a quien hace honor la fecha ya que su vida fue un testimonio de solidaridad y nos sobran los dedos de la mano para contar experiencias parecidas a la vida de ella”, remarcó al traer la figura de Agnes Gonxha Bojaxhiu, la monja que durante casi toda su vida adulta trabajó a favor de los más necesitados en las periferias existenciales de la India y en 2016 fue convertida en Santa.
“Yo soy una firme convencida de que un mundo mejor es posible y estas demostraciones de interés por el bien común y por los demás para que todos estemos mejor o pasando de la mejor manera esta situación tan problemática es una prueba de que se puede hacer del mundo un lugar mejor. Basta que miremos un poquito más allá de nosotros mismos para ver qué podemos hacer para mejorar nuestro entorno”, siguió Valdez.
Neni se mostró optimista en cuanto al porvenir, porque aseguró tener un presente lleno de solidaridad. “Yo no soy fatídica, veo las cosas con preocupación pero no con desesperación, creo que la solución para frenar los contagios (del COVID-19) va a llegar pero también nosotros en el camino debemos usar los obstáculos para aprender”.
“Quienes tenemos la suerte y la ventaja de estar sanos, estar bien y de poder movernos para llevar el pan a la mesa debemos fijarnos que otros puedan hacer lo mismo. Con los hogares tenemos un ejemplo en ese sentido, ya que la gente permanentemente nos llama para preguntarnos cómo estamos y qué nos hace falta, sean vecinos preocupados o bien políticos”, aseguró.
Solidaridad con todo protocolo
Maia Ayrault pertenece a la Asociación Civil Voluntades, que trabaja con voluntarios de los hospitales Madariaga, Pediatría, Fátima, Garupá y el Instituto Misionero del Cáncer (IMC).
Si bien a causa del coronavirus las obras de solidaridad se realizan mayormente por medio virtuales, desde hace cuatro meses, en el marco de los distintos protocolos para evitar la propagación del virus se aceitó un mecanismo para que las donaciones lleguen en bolsas sanitizadas a los hospitales con todos los elementos que se usan en estos momentos, más algún pedido puntual.
Invitada por este Diario, también pensó la fecha y su conmemoración en tiempos de COVID-19: “Lo que yo siento es que en esta pandemia, especialmente cuando nos dijeron que había que hacer la cuarentena y recibimos la orden expresa de no poder ingresar a los hospitales, se perdió algo que nos va a demandar paciencia recuperar: esa cosa del contacto directo; igual sabemos que es temporal y cuando llegue la vacuna la situación será otra”.
“En nuestro caso, el primer mes de cuarentena estuvimos en reclusión total, pero al segundo mes ya empezamos a agudizar el ingenio para entregar donaciones a personas que realmente lo estaban necesitando. Entonces, aunque ya no estemos entregando cama por cama o paciente por paciente, sí coordinamos los días con cada hospital para armar bolsitas y entregarlas bajo un estricto protocolo y donde el distanciamiento social se cumple a rajatablas. De esa forma nueva ya cumplimos cuatro meses de servicio”, resumió.
Durante la charla, Maia pidió mencionar en la nota algo que para ella es fundamental y está referido a algunas normativas dictadas durante el gobierno de Domingo Perón, ya que, por ejemplo su esposa Eva impulsó la instauración del Día de la Ancianidad en Argentina.
“Yo no soy peronista”, se atajó, “pero para mí Eva Perón es una de las mujeres de la política más importante de este país. En 1948 ella ya había pensado en un decálogo para la ancianidad y eso me hace pensar que siempre hubo personas que se ocupan de mirar a los demás. Finalmente se lo incorporó en la Constitución en 1949 y eso es solidaridad también”.
“Si no se vive para los demás la vida carece de sentido”, sentenció la Madre Teresa, y Maia la citó para recordar que “cierto día un periodista la interpeló: ‘Dígame Madre, usted ¿a cuántos enfermos está atendiendo?’ y ella le contestó: ‘A 250 enfermos’. El periodista le repreguntó: ‘¿Tan pocos?’, a lo que ella respondió: ‘Muéstreme los 250 enfermos que usted atiende’. Es así tal cual”, dijo.
Valor humano imprescindible
Un tema recurrente de los últimos meses ha sido la economía solidaria en tiempos de hambre en la mesa de muchos argentinos y desde ahí Mayra Gimenez, militante de la CTA Autónoma, pidió repensar el concepto en esos términos: “En el marco del Día de la Solidaridad me parece importante recuperar este valor humano para que sea promovido y enseñado ya sea en familia, la educación el ámbito laboral y la comunidad. Es una valor humano imprescindible”.
“Personalmente participo en proyectos de la Economía Social y Solidaria desde hace bastante tiempo y creo que es fundamental el rol que tienen las organizaciones de la economía social, promueven otros sistemas solidarios de relaciones de trabajo y económicas”, destacó.
Para la joven, “nos urge recuperar el sentido de la solidaridad en su máxima expresión, desde lo más básico, que es pensar en un otro que aunque no sea próximo a nosotros puede salir adelante si tendemos puentes con una acción solidaria”.
“A veces esa acción puede ser insignificante para nosotros pero contribuye a cambiar una situación que es compleja para ese tercero. En la sociedad se instaló el individualismo, el sálvese quien pueda. En el caso de la economía social y solidaria podemos ver que hay una cadena, un circuito de relacionamiento que causa efectos palpables en una trabajador precarizado, un informal que la pelea día a día. El impacto de un lazo solidario o trabajo en red influye tanto en esta persona como en su grupo familiar o de cercanía. Debemos repensar el valor de la solidaridad”, insistió.
Sobre la fecha
La Organización de las Naciones Unidad (ONU), en su Declaración del Milenio, reconoció que la solidaridad es uno de los valores esenciales y por eso se conmemora hoy el Día Internacional de la Solidaridad. En Argentina ese día se recuerda todos los 26 de agosto por el nacimiento de Agnes Gonxha Bojaxhiu o Santa Teresa de Calcuta.