Martha Ester Drebes nació y creció en un pueblo de Misiones llamado 2 de Mayo. Tiene dos grandes pasiones, la docencia y el arte, enseñar y pintar. Le reconoce a su maestra de cuarto grado, la señora Nidia, el haber despertado su pasión por la pintura, en la escuela primaria 410.
Recuerda con mucho cariño que en cada hoja de su carpeta de planificación estaba decorado con un dibujo, que Martha deseaba todos los días echar un vistazo, en ese recorrido desde el aula a la dirección. Así también se fue despertando la pasión por la docencia.
Comenzó a dar clases en escuelas de muy bajos recursos, siempre en las zonas cercanas, poniendo alma y corazón en el aula y con los niños. Formó una familia, crió a sus hijas, (ahora mima a sus nietas).
Un día la vida le depara una sorpresa, allá por el 2008 acude a un encuentro con el artista Zygmunt Kowalski quien fue a dar un taller de pintura al aire libre, en Aristóbulo del Valle en el valle del Cuña Pirú. El maestro le prestó su material de trabajo, porque Martha sólo fue a ver, a escuchar, porque hasta ese momento simplemente sentía un llamado interno, que estaba a punto de aflorar y ella por descubrir. De esa jornada un boceto firmado por Kowalski, atesora con todo su corazón.
En el 2011 se materializa esa pasión, comienza a estudiar con otro grande de la provincia, Alberto Mathot, y junto a Mirian, Kuqui Y Cacho conformando un grupo, que se autodenominaron “Pinceladas del valle”, juntos participaron en eventos y exposiciones.
Durante un tiempo fue así, mágico entre colores, amigos y pinceles. Sin embargo como siempre ocurre, o casi siempre, el tiempo que tienes lo debes repartir entre otras cosas, más banales, pero que hacen al simple giro de la vida cotidiana.
Siempre deseando encontrar un tiempo para pintar, siguió enseñando, trabajando. No sólo como docente de aula, sino también profesora de música, de piano y colaborando en el coro de la iglesia luterana. En el 2012 es elegida como docente ilustre, y representó a todos los docentes de la provincia a nivel nacional, por su trayectoria y entrega a la educación.
Una vida entregada a la docencia, llegó a su fin, para despertar en otra, esta vez si definitivamente desempolvó los pinceles y abrió un taller de tarde para personas de todas las edades.
La pandemia le regaló ese tiempo para zambullirse en el arte, y la noticia de un concurso, “Una bandera para mi pueblo” llenó sus días. En 2 de Mayo, se gestaba una bandera y Martha ya había diseñado la suya en su cabeza.
El azul celeste, que además de formar parte de nuestra enseña patria, es el color del firmamento que nos cobija a todos sin hacer distinción ni de raza ni de credo, ni de posición social o cultural, también es el color de los cursos del agua, visibles y subterráneos, que conforman un paisaje natural de extraordinaria belleza.
El blanco, representa la unión la grandeza, la pureza de los ideales del pueblo sostenidos por los habitantes, representadas al centro para simbolizar la hermandad y la unión.
El color verde, sin dudas no podía faltar porque representa a la provincia de Misiones, y a 2 de Mayo en la biodiversidad, que es fundamental preservar. Y como símbolo para representar a esos primeros inmigrantes, un tronco con un hacha, que representa el esfuerzo de los pioneros, para abrir caminos y picadas, afincarse en la tierra y producir. Ramas verdes para representar el progreso, la industria y la producción del municipio. El corazón como fuerza motora y centro de todo.