Ya van más de dos semanas desde que se decretó el aislamiento social, preventivo y obligatorio el 20 de marzo, y es casi un hecho que se extenderá un poco más aún.
Esta medida de prevención para evitar la propagación del coronavirus COVID-19, trajo consigo la suspensión de los servicios de transporte, dejando a muchísimos argentinos lejos de sus hogares.
Así, un grupo de misioneros ha quedado varados en la provincia de Buenos Aires y ante la angustiante situación de estar pasando esta emergencia sanitaria lejos de sus familias, recurrieron a PRIMERA EDICIÓN para visibilizar su pedido de ayuda.
Se trata de 11 personas (9 adultos y 2 menores) que solicitan ayuda para poder regresar a sus hogares.
Cada uno de ellos contó un poco de su historia. Yanina Villarreal se encuentra desde hace un mes en Muñiz -partido de San Miguel- junto con su hijo Giovanni de tan sólo 5 meses. “Vine por dos semanas y ahora no puedo volver”, contó en diálogo con PRIMERA EDICIÓN.
“Llegué el 8 de marzo para cuidar a mi sobrina que fue mamá. Mi regreso estaba programado para el 26 de marzo, pero debido a todo esto cancelaron los vuelos. Se supone que para mayo los habilitarán nuevamente, pero es claro que la cuarentena va a seguir”, explicó.
Yanina desea volver cuanto antes, ya que en Posadas la espera su otro hijo de cinco años, quien quedó al cuidado de sus abuelos. “Quiero ir a realizar el aislamiento allá, para poder volver a ver a mi hijo, no puedo seguir sumando días acá, luego ir a Posadas a sumar 14 días más y que así pasen 2 o 3 meses sin ver a mi hijo” reveló a este Diario.
Otro de los casos es el de Daniela Camargo, quien llegó el 3 de marzo a La Plata junto con su hija Emily y su hermana Sofía, ya que esta última debía operarse en dicha ciudad.
Una situación similar le ocurrió a Sabrina Albarracín, quien arribó a Buenos Aires a principios de marzo junto a su hijo de seis años. “Vine por el cumpleaños de 15 de mi prima y después decidí quedarme unos días más para conocer algunos lugares, ya que no iban dar clases hasta el 25 de marzo, pero cuando me quise dar cuenta ya habían suspendido todo. Ahora estoy parando en lo de mi hermana, pero necesito volver a mi casa”, contó.
Leandro Caschak también se encuentra varado en la capital federal, adonde llegó desde Apóstoles los primeros días de marzo.
“Vine por una entrevista de trabajo y no se me dio, y al momento de querer volver cerraron los viajes interprovinciales y me quedé acá. Tengo a mi familia y padres que también necesitan de mi ayuda más allá de mi situación delicada aquí”, indicó a este Diario desde Buenos Aires.
“Si tengo que viajar cubierto de plástico, lavandina y alcohol, con barbijos, guantes, anteojos no importa. Necesitamos regresar a nuestros hogares, ya que es una situación delicada esta que vivimos. No es posible para todos aguantar unos días más, ni pensar en semanas”, aseguró.
“Al llegar cada uno pondrá el domicilio donde estaremos realizando la cuarentena correspondiente y se tomarán los recaudos para poder proteger también a nuestros seres amados”, se comprometió.
“Pienso lo mismo, incluso si me tienen que hacer análisis no me importa. El tema es volver porque esto va para rato y se me hacen eternos los días”, coincidió Victoria Correa, oriunda de San Ignacio y que lleva ya un mes fuera de la provincia a la espera de volver a Misiones para reencontrarse con sus hijos.
En el caso de María Carrizo, viajó para acompañar a su hermana quien debía someterse a una cirugía el 18 de marzo, y ya no pudo volver.
“Soy de Posadas y tenía un boleto para el primero de abril. Ahora no me atiende nadie para cambiar, ya quiero volver porque tengo que seguir trabajando”, dijo.
También se encuentra varada, pero en Burzaco, Ilse kopp quien espera volver pronto a Oberá.
Al igual que María Carrizo, todos han intentado obtener respuestas pero sin demasiado éxito.
Leandro Caschak llegó a comunicarse con una empresa de colectivos de larga distancia, pero le explicaron que debido a las restricciones de movilidad que rigen en el país, deben aguardar la comunicación oficial del Gobierno de que se levanta la prohibición.
De momento, estos once misioneros se mantienen en contacto buscando y esperando encontrar alguna respuesta positiva que los traiga de nuevo a sus hogares para volver a estar cerca de sus familias.