¿El miedo sirve en estas situaciones?
El miedo tiene un poder adaptativo y nos sirve para tomar conciencia de nuestra vulnerabilidad, de nuestra fragilidad y no tomar conductas de riesgo. En ese sentido el miedo es importante. Es preocupante la situación de las personas que no tienen miedo -existe este tipo de patología-, porque continuamente están sometidas a peligros. Ahora, por algo está esta emoción en nuestra dotación biológica. Lo que si no nos sirve es cuando la emoción se transforma en algo descontrolado, que invade todo nuestro mundo interno y nuestro pensamiento. A esto contribuyen no sólo los medios de comunicación, Internet y las fuentes que tenemos para recibir información, sino también el contagio social. Es muy particular en los seres humanos y muy fácil de contagiar el miedo. Si ese miedo nos invade, ocupa totalmente nuestro día y nuestro pensamiento, ahí es cuando estamos mas en riesgo de enfermarnos, de sentir que estamos enfermos por el COVID-19 porque podemos llegar a confundir síntomas -eso también suele pasar-, sentimos que nos falta el aire en el pecho, y en realidad son síntomas de angustia y de ansiedad.
En ese sentido es cuando propongo que pongamos un coto al miedo. Por suerte los seres humanos no sólo tenemos estas emociones sino que tenemos lo que se llaman estrategias de afrontamiento. Eso es lo que tenemos que fortalecer especialmente en estos momentos de adversidad.
“Ojalá que esto nos enseñe que podemos con este tipo de situaciones. Ningún mar en calma hizo experto a un marinero. Creo que los tiempos de adversidad son los que más enseñan”.
Consejos prácticos para manejar la situación
Esto tiene que ver con el fenómeno de la infodemia, que se está hablando en los medios y sobre lo que la OMS también elevó una voz, de la importancia de poder dar información precisa y clarificadora, sacando todos los mitos que hay en relación a las enfermedades como este tipo. En la era de la información, Internet y de la libre circulación de la información, es fácil que todo el mundo pueda compartir todo tipo de información, pero no todo es cierto, lo sabemos muy bien. Es más, hay gente que con cierto placer morboso sube noticias que no tienen nada que ver, y lo que lo único que hacen es confundir y crear más desorientación. Entonces, las instituciones de salud, los Estados a través de sus representantes, cumplen una función importante en clarificar cuales son las características de esta enfermedad, cómo debemos cuidarnos. Y en esta clarificación, uno se va dando cuenta que es relativo lo que muchas veces se está planteando.
La cuarentena impone un esfuerzo extra a nuestro psiquismo. El encierro es una situación a la que no estamos acostumbrados y por lo tanto es altamente probable que nos genere estrés, miedo, ansiedad, frustración, irritabilidad, aburrimiento, tristeza y sentimientos ambivalentes. También sobrevendrán ideas pensamientos que no nos ayudan: por ejemplo ´esto no es verdad, están exagerando´ o bien ´esto es terrible, no lo vamos a poder controlar; esto nos va a hundir económicamente, no vamos a recuperarnos´.
Sabrán cómo es en la realidad en términos estadísticos: de los infectados, tenemos un 80% que va a desarrollar la enfermedad en grado leve o moderado; que hay un 14% que puede llegar a tener problemas más serios, y un 6% el que va a tener dificultades, que requerirán auxilio de alta complejidad. De ese porcentaje, solamente la mitad puede llegar a terminar en muerte. Cuando uno empieza a tener datos concretos que vienen de las estadísticas oficiales, se empieza a dar cuenta que no es que tampoco vamos a tener ese miedo a la muerte, ese peligro a la muerte, esperándonos y acechándonos inmediatamente. La información real, la información verídica, es la que uno la obtiene de los organismos especializados y autorizados, es la que nos ayuda a poder calmarnos, a poder mirar con perspectiva. Es importante tener presente que detrás de todas estas emociones -como puede ser el miedo-, hay procesos de evaluación cognitiva. Nosotros tenemos la capacidad de poder evaluar y pensar y analizar nuestros pensamientos, y poder tomar distancia. Eso es algo propio de los seres humanos, y podemos empezar a relativizar algunas cuestiones. No quiere decir que uno vaya a desconocer o a subestimar, todo lo contrario. Hay que seguir las indicaciones, tomar los cuidados que corresponden.
¿Nos tenemos que ir de los grupos de WathsApp?
Es un imposible. Si estamos guardando aislamiento, las nuevas tecnologías nos ayudan mucho en ese sentido. Lo importante es poder reconocer que el bombardeo de cifras, de números, de muertes, no nos ayuda. También nosotros contribuir desde nuestro pequeño lugar, nuestro grupo de referencia, poder poner una nota de calma, de recordar las fortalezas que tenemos los seres humanos, que hemos pasado por situaciones similares en el pasado, que hay un grupo de gente que está trabajando día y noche por desarrollar la vacuna -hay indicadores positivos al respecto-. Entonces está bueno el pensarnos como agentes de cuidado del otro. Pensar yo necesito cuidar a los otros, y significa desde no llevar todo el alcohol del mercado, abarrotarme de alcohol en mi casa y desabastecer cuando no es necesario, tener esa conciencia social, y por el otro lado, contribuir a calmar al que tengo al lado, decir a esto lo vamos a superar, lo vamos a pasar, vamos a mantener las medidas de prevención que nos están pidiendo y lo vamos a pasar.
¿Preparados para seguir la cuarentena?
Es difícil. En un mundo en el que estamos tan vinculados y en el que nuestros contactos sociales y nuestra vida social es tan importante, nos va a costar, no va a ser algo sencillo. Necesitamos encontrarnos a nosotros mismos, en el seno de nuestro hogar, con nuestra familia. Es aislamiento físico, pero no desconexión. Con las nuevas tecnologías vamos a estar comunicados, mantener contacto con nuestros seres queridos sin ningún problema, tenemos que tener en cuenta el tema de la conectividad, las empresas telefónicas están trabajando en eso. Nos va a costar porque la convivencia cuesta, eso es algo que lo estamos sabiendo. La vida moderna trae desafíos y más de veinte días encerrados en familia, puede traer algunos roces. Por eso es una buena oportunidad de practicar la paciencia, el diálogo, la templanza. y es también una oportunidad para hacer otras cosas.
¿Cómo enseñamos a los más pequeños sobre el virus y a sobrellevar la situación?
Siempre hay que enseñarles en la medida de lo que ellos pueden entender, acorde a su edad y a medida que van preguntando, sin adelantarnos. El mensaje acá también tiene que ser muy claro, no alarmarlos, sino por el contrario transmitirles tranquilidad. Debemos explicarles que esto es preventivo, que por eso nos estamos cuidando y que hay mucha gente trabajando para solucionar la pandemia, por eso hoy se nos pide esto. Nosotros contribuimos quedándonos en casa. Aprovechemos a conversar en familia sobre el sentido altruista de las conductas responsables para que tengan sentido los esfuerzos. A ellos les va a costar el encierro, tanto como a los adultos. Los juegos y actividades conjuntas van a ser de mucha ayuda, deberemos apelar a la creatividad para idear formas de pasar el tiempo en familia y mantener la armonía.
Es importante que reconozcamos todas estas emociones e ideas y nos digamos a nosotros mismos: estas ideas y emociones son producto de esta situación, son transitorias, no van a estar siempre. Es común que las tengamos. Mi mente está haciendo un gran esfuerzo por encontrar sentido a algo nuevo, lleno de incertidumbre. Por lo tanto, voy a ser paciente y comprensivo conmigo mismo y más aun con los demás. Especialmente con mi familia.
Hay una buena noticia
Los seres humanos somos resilientes, en diversos grados. En 1990, uno grupo de psicólogos (*) utilizó este término resiliencia que provenía de la física y que refería a la capacidad de un cuerpo para recuperar su forma original luego de ser sometido a diferentes tipos de fuerzas y presiones. Llevado al plano psicológico, la resiliencia refiere a la capacidad que tenemos las personas para superar la adversidad. Resiliencia no significa invulnerabilidad ni impermeabilidad al stress, sino que se refiere al poder de afrontar las contingencias y salir fortalecido.
Por lo tanto, es hora de movilizar nuestros recursos resilientes. Aquí van algunas ideas, tomando como base recientes publicaciones de universidades y asociaciones de psicología (**): Las personas somos seres rutinarios, sociales y valoramos la previsibilidad. La cuarentena alteró nuestra cotidianidad, pero algo podemos hacer. Por ejemplo: intentemos mantener nuestra rutina de vigilia y sueño.
• Planifiquemos nuestros días. Muchos quizás estén trabajando desde sus casas. Pero aquellos que no pueden hacerlo, es tiempo de aprender algo nuevo cada día. Y tenemos miles de tutoriales y recursos en internet. Aprovechemos.
• Evitemos sobreexponernos a noticias. Reservemos sólo un horario del día para estar informados y que sea de fuentes confiables.
• Hagamos una rutina de ejercicios físicos periódica en casa, y digámonos “no es como me gusta, pero es lo que necesito”.
•Tengamos un momento del día para acceder a la naturaleza y a la luz solar en la medida de lo posible (la terraza, el patio, el balcón).
• Es importante que nos alimentemos bien y nos mantengamos hidratados. Tratemos de no calmar la ansiedad con comida. Luego nos vamos a arrepentir.
• Busquemos mantener reuniones por videollamada, aunque sean cortas, con nuestros familiares, amigos y personas de confianza.
• Tengamos diariamente un espacio de juego y recreación que promueven emociones positivas. Leamos, escribamos, veamos películas, meditemos, recemos.
• No nos sobreexijamos con tareas. No nos agobiemos limpiando y ordenando.
• Lo más importante de todo es desarrollar conductas flexibles y adaptativas a esta situación. Podemos hacerlo.
• Finalmente, si nos sentimos demasiado nerviosos, tristes y que la situación nos desborda, busquemos ayuda profesional. Recuerden que hay muchos profesionales psicólogos /as que pueden escucharlos mediante videollamada.
(*) Masten, A., Best, K. & Garmezy, N. (1990). Resilience and development: Contributions from the study of children who overcome adversity. Development and Psychopathology, 2, 425-444.
(**)UBA Psicología (2020). Documento Recomendaciones psicológicas para afrontar la pandemia.
SIP. Sociedad Interamericana de Psicología. Documento Protocolo de Acción y Recomendaciones sobre Salud Mental para afrontar la Pandemia del Coronavirus. Responsabilidad, Empatía, Solidaridad y Tranquilidad.