Como docente y educadora biocéntrica, hace tiempo trabajo para conseguir paz para mí y enseñar Paz a los que me rodean. Me aparecen interrogantes: ¿qué podemos hacer para lograr paz?
¿Cómo conquistar ese don preciado en estos tiempos donde parece que pasó de moda, y en el que todo debe ser rápido, urgente, ¡ya!!?
Paz viene del latín pax que significa acuerdo o pacto, algo como estabilidad y equilibrio de una unidad. La paz sería como un estado de quietud interna, tranquilidad y ausencia de todo conflicto externo e interno.
Cuando vemos el mundo en que vivimos todo ese concepto de paz se aleja, porque las necesidades que nos impone la sociedad están en: tener, ser el mejor, ganar dinero, ser flaco, lindo, exitoso, luchar y ser fuerte, no demostrar tus debilidades, como si eso ayudara a ser mejor ser humano y lejos de darnos paz nos llenamos de insatisfacción frustración y vacío.
Nuestros niños y adolescentes son un espejo de la forma que estamos viviendo y ahí como educadores nos preguntamos: pero… ¿qué les pasa a los chicos?
Somos nosotros los adultos los que nos perdemos por no ver lo importante y los chicos solo reflejan lo que aprenden de sus padres, lo que ven, lo que hablan y lo que estamos siendo. Por eso el cambio -si queremos que haya alguno-, debe ser nuestro.
Educar para la paz es enseñar que no hay nada que conseguir, no hay competencia de ser el mejor. Enseñar el silenciamiento de nuestra mente que siempre juzga y nos agota, y ahí trasladamos esa violencia afuera, nos enojamos con el otro cuando en realidad el problema está en nosotros.
Educar para la paz es enseñar a ser nosotros mismos con nuestras luces y sombras, nuestras virtudes y defectos, así al ir aceptándonos veremos que nuestro hermano no es muy diferente a nosotros y que eso que condenamos también de alguna forma lo tenemos nosotros, todo se vuelve más sencillo, liviano y podemos comenzar a disfrutar la paz de ser aquello que somos, no lo que nos dijeron, ni lo que leímos, ni que lo vimos, somos lo que somos.
Podemos cambiar, pero primero necesitamos aceptar cada una de nuestras formas e integrarlas en nosotros. ¡Dios los bendiga!
Colabora
Paula Vogel
Profesora de Educación Física.
Educadora Biocéntrica.
3764-414872