La semana pasada participé del XIV Congreso Mundial de Mediación que se llevó a cabo en nuestro país. Formé parte del panel de Mediación Comunitaria junto a expositores de otras latitudes, esto me llevó a pensar en la enorme capacidad que tenemos los argentinos para evadir obstáculos que nosotros mismos generamos una y otra vez.
Luego de escuchar disertantes de primer nivel, de países con democracias consolidadas, abundando en propuestas y experiencias de campo exitosas en desafíos similares, lo que me pregunto es ¿por qué no logramos consolidar aún el paradigma de la colaboración para resolver nuestros conflictos?
De la simple lectura del diario o al mirar un programa de tv, se escuchan diagnósticos en los que muchos coincidimos, sin embargo no logramos ponernos de acuerdo al momento de pasar a la acción en las vías a utilizar para revertirlos.
Acudir a modelos cooperativos como los que propone la mediación y los procesos restaurativos, nos permitirá lograr una sociedad más justa, pacífica e inclusiva. El trabajo intersectorial favorece la cohesión social y el desarrollo sostenible.
Ya es momento que cada uno de nosotros, desde nuestro rol como ciudadanos nos hagamos cargo de la sociedad que somos y la que queremos ser.
Es hora de comprometernos, las prácticas dialógicas permiten construir consensos en contextos sumamente complejos, no cabe duda, desde lo micro a lo macro, desde un proceso con estudiantes y vecinos por los ensayos de la estudiantina hasta un espacio de paz en el límite de la frontera entre Kenia y Somalía.
Ayer celebramos el día de la paz y el inicio de la primavera, la resurrección de la vida, el renacimiento que viene tras el desgaste. La semántica afirma que la primavera es una primera-vista de algo y la simbología -sobre todo la psicológica- lo traduce así: ver con nuevos ojos, rever, renovarse, renacer.
En el mundo en que vivimos el conflicto sigue su rumbo, a veces con dolor, a veces con violencia, en tanto está en nuestras manos, algo muy sencillo, mirarnos hacia adentro, re humanizarnos y volver a mirar con nuevos ojos a quien nos rodea.
Aprovechemos el inicio de la primavera como una oportunidad de cambio. Miremos desde la otredad y renazcamos en la confianza que los conflictos se nos presentan como desafíos para transformarnos en mejores versiones de nosotros mismos.
Desde esta nueva mirada construyamos la paz que todos anhelamos por el camino del diálogo.
Colabora
Valeria Fiore
Abogada-Mediadora
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