OBERÁ. Desde algunas semanas se escuchan nuevamente las tradicionales campanadas del reloj de la catedral San Antonio, que luce iluminado por las noches. Sin dudas todo un clásico en el Centro Cívico de la Capital del Monte.La puesta en funcionamiento nuevamente de este elemento de alto valor histórico para la ciudad, fue posible mediante el trabajo de la Asociación Cooperadora de la catedral San Antonio.El presidente, Rafael Pereyra Pigerl precisó: “Desde que asumí como presidente uno de los temas que nos planteamos para trabajar era la reparación de los relojes que ahora iluminan y con el sonido de las campanadas decoran la ciudad. Contamos siempre con el acompañamiento del padre Armando Vera, y todos los miembros de la comisión cooperadora trabajaron mucho, le dedicaron tiempo para lograr el objetivo final. A Raúl Meza que es vocal de la comisión se le encargó la tarea de ubicar donde estaba el reloj y hacer todo lo necesario para que vuelva funcionar”, recordó.El reloj “lo reparó un técnico de Oberá de apellido Trindade, fue un trabajo artesanal porque el motor y parte del engranaje estaban rotos y él tuvo que hacer algunas poleas”, agregó Pereyra Pigerl.Reloj con historiaEl presidente de la cooperadora de la catedral San Antonio rememoró que “es linda e interesante la historia de este reloj que en el año 1982 lo que era la asociación o colectividad Suiza junto con Basilio Lutz logran comprar la pieza en Suiza y traer a Oberá, sin destino definido, querían que las autoridades municipales indiquen dónde iba a quedar. A la Aduana Argentina llegó al poco tiempo, partió de Suiza en marzo y abril, comenzaron entonces a hacer el trámite de exención impositiva porque el importador no había tenido los recaudos necesarios en las declaraciones aduaneras, pasó un mes, dos y cuando se complicó el trámite se le pidió al gobernador todavía de facto y no dio resultado por lo que se llegó a la subasta del reloj por parte de la aduana”, apuntó.Pero la historia tuvo un final feliz. “La Municipalidad de Oberá lo adquirió, y se decidió que el mejor lugar era la torre de la iglesia, donde se lo instaló, y que luego de muchos años volvió a funcionar”, afirmó Pereyra Pigerl.Después de lograr restaurar este símbolo de la ciudad, Pereyra Pigerl indicó que “a través del buscador Google me pude poner en contacto con los fabricantes y les pedí el motor de la otra parte para darle funcionamiento para recuperar nuestro patrimonio cultural, queremos conservarlo y mejorarlo”, dijo.A la vez destacó que “todo lo que se hace es gracias a la ayuda de los feligreses, a las colectas, a la rifa San Antonio que sale pronto a la venta con un valor de 140 pesos, la idea de este año es pintar la catedral y empezar a hacer algo más moderno como lo es la climatización”.
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