POSADAS. “Mujer al volante, peligro constante”, se animó a definir un hombre adulto al ser consultado por PRIMERA EDICIÓN respecto a si percibe diferencias de idoneidad entre hombres y mujeres a la hora de conducir un vehículo.Se podría decir que esta frase “le da la razón” a los resultados de la encuesta nacional realizada por la Consultora Ibarómetro, que arrojó que un 63% de la población percibe un entorno cultural machista, es decir, percibe una desigualdad entre el hombre y la mujer, donde éstos aparecen como “superiores” en relación a las mujeres. Grandes desigualdades“El objetivo del estudio fue evaluar los niveles de desigualdad percibida en diferentes ámbitos de la vida social y calibrar, mediante la elaboración de un índice ad hoc, la presencia de actitudes machistas en diversos segmentos de la sociedad”, señaló a Página 12, Ignacio Ramírez, director de Estudios de Opinión y Mercado de Ibarómetro. El relevamiento se realizó a través de una encuesta telefónica en una muestra de mil casos a mediados de febrero. Según el estudio, el 47% de los argentinos/as percibe que en general la desigualdad entre mujeres y hombres es “muy o bastante grande”. Cabe destacar que ese porcentaje promedio trepa al 50,5% si se analizan las respuestas femeninas y baja al 44,7% entre las masculinas. Es decir que las mujeres tienen una mirada más crítica a la hora de pensar sobre la magnitud de las desigualdades entre los sexos en el país. Únicamente un 5,4% del total de encuestados consideró que no existe desigualdad entre hombres y mujeres. “A lavar los platos”Estimado/a lector y lectora, aquí cabe una pregunta reflexiva: al leer este subtítulo, ¿imaginó un hombre con delantal, guantes y detergente en mano? ¿O una mujer frente a la pileta de la cocina fregando la vajilla, como se puede ver en el 99,9% -por no decir la totalidad- de las publicidades de productos de limpieza doméstica?Al respecto, para seis de cada diez encuestados/as el rol más importante de la mujer es “cuidar de su hogar y cocinar para la familia”. No obstante, seis de cada diez no están de acuerdo con que tenga que ser el hombre quien deba tomar las decisiones importantes en el hogar.En el sondeo realizado por este matutino, las opiniones fueron diversas, afortunadamente.Carlos Cabral, empleado municipal de Jardín América, señaló que “lavar los platos lo pueden hacer ambos, incluso creo que los hombre tienen mayor facilidad. Yo lavo los platos en mi casa”. Por su parte, Luciana González (30) dijo que “lavar los platos o limpiar la casa siempre es una tarea que se le asigna a la mujer. Por lo general la mujer hace tareas de cuidados, niñera, enfermera”. Aquí dijo reconocer que esa “asignación” está “impuesta” socialmente.Lucas Comas, padre de una niña de un año y medio, señaló que “antes de tener a la nena no hacía nada de (tareas de) la casa, ahora sí, lavo ropa, cocino, baño a la nena”. Silvana Fernández, su compañera, señaló al respecto que “es una cuestión de practicidad: las cosas de casa las hace el que esté, porque los dos trabajamos afuera”. Y opinó que “eso era antes”, para referirse a que las tareas domésticas eran potestad únicamente de la mujer.Al respecto Claudia Lascano, de la Coalición “Alto a la Trata”, señaló a PRIMERA EDICIÓN que “hay situaciones que a las mismas mujeres nos cuesta asumir, por ejemplo, en la década de 1980, que había muchos problemas de desempleo, muchos hombres se quedaron sin trabajo y fue muy difícil para ellos quedarse en casa, y que la mujer sea el sostén de la familia. Pero para la mujer también fue difícil entender que el hombre no necesariamente tenía que ser el sostén y que podía, mientras la mujer trabajaba, ocuparse de los hijos y limpiar la casa, que no son tareas menores, pero que las mismas mujeres y hombres despreciamos”. Observando qué ocurre actualmente en relación a ello, señaló que cuando la mujer es sostén, “planteamos que el hombre ‘es mantenido’, ‘es un vividor’, ‘es un inútil’, porque ocupa el rol que históricamente se le asignó a la mujer”.Hoy: ¿mejor o peor?En relación con la evolución de la sociedad en materia de igualdad de género, casi el 50% de los varones cree que las desigualdades son menores que diez años atrás. Las mujeres, en cambio, no tienen la misma mirada optimista: sólo el 37% consideró que el panorama mejoró en esa materia.El 32% de los encuestados consideró estas desigualdades como “injusticias”, mientras que el 45% señaló que son “diferencias biológicas” sin componente de injusticia. En este porcentaje predominaron los hombres que atribuyen las desigualdades a una cuestión biológica -el llamado “instinto materno”, la diferencia de fuerza física- y no a que la desigualdad sea producto de una construcción cultural cotidiana.Mientras tanto madres y padres continúan vistiendo de rosa a las bebas y de celeste a los varones, comprando muñecas y cocinitas a estas -y no autitos, aunque de grandes también aprendan a manejar-; y pelotas, pistolas y autos de todos los tamaños a los niños, aunque de grandes seguramente les tocará cuidar hijos, limpiar la casa y cocinar.Puestos de poderEl estudio de Ibarómetro encontró que una amplia mayoría -un 63%-, sin demasiada diferencia en las respuestas entre varones y mujeres, consideró que tanto unos como otras están preparados por igual para ejercer puestos de poder, sea político o económico. “Está muy reducida la idea de que los hombres tienen más capacidades para gobernar”, agregó Ramírez, y lo adjudicó al “efecto CFK” -en relación a la Presidenta.El sondeo de PRIMERA EDICIÓN arrojó una mirada semejante, ya que los consultados indicaron que ambos “están capacitados” para postularse, por ejemplo, a un cargo de jerarquía en una empresa. No obstante, una de las entrevistadas deslizó a modo de broma: “Y sino, de última te ponés un buen escote y una minifalda”, con lo cual, de alguna manera dejó entrever una de las formas de acoso laboral que, según la Ley 26.485 de 2009 es violencia contra las mujeres.El lenguaje en cuestión“Me preocupa el lenguaje que utilizamos”, subrayó Las
cano. “En relación al matrimonio, al momento de casarse, se dice ‘los declaro marido y mujer’, no dice ‘marido y esposa’. O sea que acá estamos afirmando que la mujer ‘es mujer’ en función de que tenga un hombre al lado. Si no lo tiene, no es mujer, es una solterona. ¿Y el hombre solo? Es un soltero codiciado, porque el hombre no se tiene que representar inexorablemente a partir de una mujer”, definió. También puso en cuestión la utilización del pronombre posesivo “mi”, para referirse a la esposa: “mi esposa, mi mujer, este es el sentido de la propiedad marital. El ‘mi’ represente sentido de pertenencia y no nos damos cuenta”. “Muy grave”En relación a la “matriz de pensamiento machista”, Lascano señaló que “el problema más grave desde mi mirada de mujer es que las mismas mujeres tomamos y reproducimos este modelo machista”.En relación a la violencia contra las mujeres sostuvo que “es muy grave que sean las mismas mujeres, policías, funcionarias de la Justicia que atienden a las víctimas las que vuelven a reproducir esta mirada machista”, indicó, en relación a que desde esta mirada, la mujer/víctima tiene algo de culpa si el marido les pegó o si fueron violadas, o captadas por una red de trata de personas.Estamos “llegando tarde”Esta matriz de pensamiento machista, en que el hombre tiene potestad sobre las mujeres, las mujeres son objetos, están a sus órdenes, etcétera, sobrevive con diferentes matices y sobre ella se sustentan muchas formas de violencia contra las mujeres: violencia física, psicológica, económica, institucional, obstétrica, las cuales están contempladas en la Ley de “Protección Integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer” (26.485).Al respecto, cabe citar a la licenciada en psicología Eva Giberti, quien sostiene que como sociedad “llegaremos tarde” mientras “los temas referidos a violencias y discriminaciones de género no se incorporen desde el jardín de infantes”. Y sostiene que, con nobles excepciones, el “sexismo y el machismo” imperan en el ámbito de la Justicia. Esto denuncia un tema pendiente “de extrema gravedad ya que las suelen ser observadas y evaluadas como responsables o fabuladoras” de haber sido violadas, golpeadas por sus parejas, etcétera.
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