Jorge Alves (33) fue sentenciado en 2011 y salió bajo libertad condicional en 2014. Vivió en Novo Hamburgo hasta enero de 2017. Allí habría trabajado para uno de los acusados de encomendar el sacrificio humano de los niños.El camino del crimen para Jorge Adrián Alves (33), uno de los tres prófugos por el descuartizamiento de dos niños que serían argentinos en un presunto ritual satánico en Brasil, comenzó varios años atrás en Misiones, su provincia natal.
Uno de los hombres más buscados por la Justicia brasilera cumplió una condena por dos robos calificados perpetrados en Eldorado. Justamente en la cárcel de esa localidad estuvo preso durante poco más de tres años, hasta que finalmente recibió la libertad condicional, tal como lo pudo confirmar PRIMERA EDICIÓN en las últimas horas.
Las autoridades del país vecino sospechan que, ya en libertad, regresó a su Bernardo de Irigoyen natal y posteriormente se radicó en Novo Hamburgo, unos 47 kilómetros al norte de Porto Alegre, en Brasil, donde se cometió el doble crimen. En esa localidad habría conocido a uno de los acusados de encomendar el sacrificio humano. Allí vivió hasta enero de 2017, cuando regresó a Misiones.
Se barajan varias hipótesis en cuanto a su lugar de residencia desde entonces. Una teoría apunta a que regresó a su Irigoyen natal. Otra que se asentó en Eldorado, localidad en la que también vivió y donde anteriormente había perpetrado los dos hechos que le costaron su libertad. La tercera hipótesis indica que podría haberse afincado en Posadas. Una sola cosa cierta hay hasta el momento:?Alves sigue sin aparecer.
En la cárcel de Eldorado
Información recabada por este Diario permitió confirmar los antecedentes penales que posee Alves, acusado de reclutar a los dos niños de entre 8 y 12 años -hermanos entre sí- que fueron hallados decapitados en Novo Hamburgo en septiembre último, hecho por el que en las últimas horas se produjo la detención de cuatro personas en Brasil y se pidió la captura del misionero y otros dos acusados.
Este matutino pudo saber que Alves fue sentenciado por el Tribunal Penal 1 de Eldorado a la pena de seis años y ocho meses de prisión en la mañana del viernes 7 de octubre de 2011.
En aquel entonces, los jueces del alto cuerpo lo hallaron penalmente responsable de los delitos de robo calificado por uso de arma de fuego, dos hechos en concurso real, por lo que una vez conocido el fallo, fue trasladado a la Unidad Penal?III del Servicio Penitenciario Provincial, en Eldorado.
Alves permaneció allí durante tres años y tres días. Tras ese lapso, el viernes 10 de octubre de 2014, regresó a la calle bajo libertad condicional. Su deuda con la sociedad misionera se agotó el viernes 4 de noviembre de 2016, no hace mucho, cuando finalmente cumplió con el total de la pena.
Trabajos para Jair Da Silva
Los investigadores brasileros ya pidieron colaboración a las autoridades argentinas para reconstruir, desde entonces, qué fue de la vida de Alves, de quien hasta anoche no había mayores rastros.
Se presume que, una vez en libertad, volvió a Bernardo de Irigoyen, de donde es oriundo. Y desde esa ciudad que conforma la famosa frontera seca con Brasil resolvió mudarse al país vecino. Registros de las autoridades del otro lado del río Uruguay indican que Alves residió varios meses en Novo Hamburgo, casualmente la localidad donde en septiembre último fueron encontrados los cuerpos de los niños.
Los investigadores de la Policía Civil de Rio Grande Do Sul sospechan que, en ese lapso, Alves, quien se dedicaba a la construcción de muebles de madera, conoció a Jair Da Silva (47), un empresario agropecuario que había ingresado recientemente al mundo inmobiliario y que incluso fue varias veces candidato a concejal.
Creen en Brasil que Alves comenzó a trabajar para Da Silva, hasta que en enero de 2017 resolvió regresar a Misiones. Irigoyen, Eldorado o Posadas son las localidades en las que vivió durante algún tiempo, aunque siempre mantuvo lazos con Brasil.
Viajes constantes a Brasil
Siempre en el campo de las hipótesis, en el país vecino creen que en ese constante ida y vuelta Da Silva le habría propuesto a Alves la posibilidad de conseguir dos niños menores para una suerte de ritual que le aseguraría la prosperidad económica en el nuevo campo en el que se abría, el inmobiliario.
Todo indica que el misionero habría intercambiado un camión robado en Brasil por los dos niños, que aún no fueron identificados y, por lo cual, tampoco se pudo saber quién es su madre.
La Policía Civil gaúcha tiene huellas dactilares y rastros de ADN de los menores que no encontraron cotejos en Brasil y que aguardan por ser contrastados en los registros argentinos.
Un hallazgo macabro
La investigación se inició el martes 4 de septiembre de 2017 con el hallazgo de los dos cuerpos descuartizados en el barrio?Loma Grande de Novo Hamburgo, una ciudad de 240 mil habitantes emplazada a 550 kilómetros de la frontera más cercana con Misiones. Los restos estaban ocultos en bolsas y cajas de cartón, en un malezal, en una zona rural.
Las pericias realizadas confirmaron que las víctimas eran hermanos entre sí -un varón y una niña- y tenían entre 8 y 12 años. Los cráneos siguen sin aparecer.
El 27 de diciembre del año pasado la Policía Civil de Rio Grande Do Sul finalmente apresó al brujo Fernandes Rodrigues y a otras tres personas:?Jair Da Silva, empresario que encomendó el ritual para obtener prosperidad económica, a cambio de 25 mil reales; Andrei Jorge Da Silva, uno de los hijos de Jair; y Márcio Miranda Brustolin.
En tanto, la causa continuaba anoche con tres prófugos. Se trata de Anderson Da Silva, otro hijo de Jair; Paulo Ademir Norbert Da Silva, socio del mismo Jair; y el misionero Alves, acusado de proveer los niños para el sacrificio que conmueve tanto a Rio Grande Do Sul como, ahora, también a Misiones.
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