En 1927 nacía Vishnudevananda en el sur de la India. Desde pequeño manifestó tal fuerza de voluntad y determinación que asistía la escuela pese a que la más cercana estaba a 8 km de su casa. Quería aprender y lo hizo. Ya joven, no teniendo recursos para acceder a la universidad, se unió al ejército con el propósito de recibir educación científica. Y sucedió que a los 20 años descubrió las enseñanzas de Sivananda en una publicación. Entonces… viajó a Rishikesh para conocerlo y estudiar con él. La experiencia fue tan intensa que cambió su vida para siempre porque conoció todos los aspectos del Yoga, fue un practicante excepcional del Hatha Yoga y se abocó con entusiasmo incansable al Karma Yoga, el Yoga de la acción y del servicio.Un día su maestro le pidió que viajara a Occidente y difundiera lo aprendido porque “la gente está esperando”. Y se fue nomás. Llegó a San Francisco en 1957, recorrió América del Norte y estableció el primer Centro de Yoga en Canadá, al que siguieron muchos más en Estados Unidos y Europa (hoy los tenemos en nuestra Sudamérica), capacitando a miles de profesores de Yoga y, de paso, enseñando a Los Beatles. “Todo lo he hecho en nombre de mi maestro”, expresó.Los pilares de su enseñanza fueron los 5 puntos del Yoga clásico que sintetizan las enseñanzas de Sivananda: 1) La práctica de posturas para mejorar la flexibilidad, beneficiar la circulación y las funciones de los órganos internos, fortalecer y flexibilizar la columna vertebral y así mantener el cuerpo joven y sano. 2) La respiración adecuada, profunda y consciente para aumentar nuestras reservas de energía, aliviar el estrés y prevenir enfermedades. 3) Unos minutos de relajación para completar los puntos anteriores y liberarnos de cansancio y preocupaciones. 4) La alimentación adecuada, vegetariana, sencilla, natural, saludable por su fácil digestión y asimilación, que aporta efectos positivos para cuerpo y mente con un mínimo de efectos negativos en el medio ambiente y en otras criaturas. 5) Y todo debe culminar en pensamiento positivo y meditación, clave para alejar patrones de pensamiento negativos, experimentar unidad con uno mismo y paz interior profunda.En concordancia con estos puntos y profundamente preocupado por el bienestar de la humanidad ante el desastre de las guerras, Vishnudevananda se propuso movilizar una evolución holística hacia la paz. En 1970 aprendió a pilotear el pequeño “Avión para la Paz” para sobrevolar zonas en guerra y “bombardearlas” con flores y panfletos pacificadores, repitiendo el mantra Om Namo Narayanaya –saludo al espíritu cósmico en todos los seres. Nada lo detenía. Su mensaje era: “El hombre es libre como un pájaro, supera las fronteras con flores y amor, no con armas y bombas”. También viajó por la India en un autobús con el lema “Yoga para la Paz”, procurando que el país donde había nacido el Yoga conociera las formas modernas de la práctica y la filosofía de no violencia que la sustenta.Falleció en 1993 durante un peregrinaje por la paz mundial y el entendimiento mutuo. Desde el mundo de hoy queremos evocarlo aquí, en nuestra hora del ahora. Namasté.ColaboraAna Laborde Profesora de Yoga [email protected]. 4430623
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