
El Tribunal Penal 1 de Posadas determinó que la absolución de Nelson Orlando De Menes (51), quien era el único acusado en el juicio por el “homicidio agravado por el vínculo” de su madre, Elsa Díaz (68), ocurrido el 10 de febrero de 2019 en la localidad de Candelaria.
Por mayoría, de la presidente del TP 1, Viviana Glad Cukla y el subrogante Miguel Ángel Faria, la justicia decidió otorgar el beneficio de la duda al albañil, pedida por la defensora oficial Celina Silveira Márquez.
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Mientras que, en disidencia, votó Gustavo Arnaldo Bernie, quien sostuvo la pena de prisión perpetua, solicitada más temprano en los alegatos por el fiscal Martín Alejandro Rau.
En horas de este mediodía, De Menes se retiró sin esposas, con una sonrisa en el rostro y en compañía de los guardas del Servicio Penitenciario Provincial. PRIMERA EDICIÓN, único medio que preguntó al albañil si estaba conforme con el fallo, a lo que este atinó a decir que “sí, conforme”.
Ante la espera de los fundamentos de los jueces, que otorgaron la libertad a De Menes, pactado para el queda la pregunta en el aire: ¿Quién mató a Elsa Díaz?
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El hecho
La autopsia a Elsa Díaz indicó que un golpe le partió la cabeza, le produjo un traumatismo encéfalo craneano, la dejó sin defensa ni reflejos y le quitó la vida en pocos segundos y que el horario de muerte fue estimado a las 0.30 del domingo, casi ocho horas antes de ser descubierto el cadáver.
Tras ser alertados investigadores de la Dirección Homicidios y de la UR-X se recogieron testimonios de vecinos y del entorno directo de la víctima, pero principalmente el del hijo, entonces un albañil de 45 años que comenzó a generar sospechas con sus afirmaciones. De hecho las dudas que evidenció llevaron a los pesquisas a solicitarle al juez poder allanar un depósito en el fondo de la propiedad, una pieza de mampostería y madera.
Allí encontraron escondidos el televisor LED de 21 pulgadas y la garrafa de la cocina de Elsa Díaz. También fueron secuestrados un martillo o maza chica de hierro, dos mangos de madera y un cortahierros de quince centímetros de largo con manchas “escarlata”, los habituales rastros de sangre.
Además se halló un par de zapatillas, que habría reconocido el involucrado como suyo, con rastros de barro y la noche anterior había llovido y el mismo De Menes lo admitió ante el tribunal.
En la habitación de Díaz y en el resto de su casa se encontraron pisadas que coincidirían con esta evidencia. La puerta del depósito no estaba forzada, por lo que se descartó que el que robó y mató haya ocultado el botín en ese lugar sin tener la llave.








