“No existe selectividad en los controles aduaneros a vehículos y pasajeros. Todos deben ser revisados de manera abierta, rápida y a partir de la declaración del conductor y recontrolar (volver a) es potestad del procedimiento”. Fernando Fabián Garnero (59), exjefe de la Aduana Posadas y denunciante que inició la investigación por el cobro de coimas de agentes a paseros de mercadería en el puente San Roque González de Santa Cruz durante los años 2016 y 2017, fue el primer testigo ayer en declarar en el juicio oral a cuatro subalternos por “asociación ilícita en concurso ideal con los delitos de incumplimiento de los deberes de funcionario público y cohecho”.
Ante los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Posadas, Garnero declaró durante noventa minutos y detalló todas las funciones, obligaciones y deberes, de los aduaneros que tenía bajo su cargo. Entre ellos, los cuatro encartados: Bernardino Castor Esquivel (51), Orlando Ariel Alfonso (56), René Lorenzo Juárez (67) y Francisco Antonio Llorente (64).
Garnero es ingeniero y describió las acciones que se desplegaban en la Aduana del viaducto internacional. También ratificó que en la etapa que se investiga la labor de los cuatro imputados, Castro Esquivel fue jefe de inspección operativa y participaba en la organización de los turnos de guardias no hábiles (entre las 19 y 7).
Aclaró que no estaba autorizado el uso de teléfonos celulares para los aduaneros en las áreas de control, en el caso de esta causa en los carriles vehiculares de ingreso a Posadas. “No estaba permitido desde 2010 en el sector de revisar equipajes, vehículos y pasajeros”.
También resaltó que restricciones del tipo no constituyen normas que se pueden ignorar y obviar: “Como agente aduanero estoy obligado a capacitarme en todas las modificaciones y cambios normativos”.
Fue tajante y concreto además sobre la flexibilidad en los controles aduaneros: “No existe selectividad para controlar, no hay parámetros de selección, deben ser controlados todos los vehículos”.
Silvio Yamil Boutet, declaró después de Garnero y también se mostró con voluntad para explicar la función que cada aduanero debe cumplir como autoridad fronteriza. Coincidió en que Castor Esquivel confeccionaba las planillas de guardias en horario inhábil como jefe de turno. Explicó cómo se determinaban las pólizas y las tasas para ingresar cada mercadería.
Sostuvo que los guardias de los controles no podían utilizar teléfonos celulares y menos aún informar a personas ajenas a su tarea y función que turnos, carriles y zonas para trabajar se les asignaba. “Por sentido común, todos sabemos que debemos resguardar esa información, al menos ése es mi criterio”, resaltó el testigo.
Sobre los términos que las escuchas telefónicas en la causa implican a los acusados de dar los datos a los paseros para evitar los controles y secuestros, tales como “empujar, jugadores, partido”, etcétera, Boutet admitió que “empujar” lo recuerda de la jerga aduanera: “Empujar se entiende a dejar ingresar un automóvil sin estar previsto o autorizado”.
Respecto a los “paseros”, los definió como “trabajadores de frontera” y son los que habitualmente ingresan mercadería desde Paraguay a la Argentina.
Boutet agregó que la labor en el puente era intensa y “no te podías quedar quieto para sorprender y evitar cualquier irregularidad, infracción”. Y que la actividad se ampliaba con reuniones con Garnero y los demás jefes con recordatorios verbales constantes, “entre ellos el no uso de celulares en los agentes aduaneros”.