Actualmente es habitual escuchar canciones o ver películas y series con el foco puesto en el acoso infantil y la violencia escolar, pero hasta hace muy poco tiempo no sólo no se hablaba de “bullying“, sino que directamente no se consideraba una problemática: era una práctica normalizada y casi generalizada.
Sin embargo, a fines del pasado siglo, varios artistas plantaron bandera y empezaron a referirse de forma más o menos sórdida a este flagelo y al maltrato infantil intrafamiliar.
Hoy, en el Día Mundial de Lucha contra el Acoso y la Violencia Escolar (que incluye el ciberacoso), presentamos a varios de estos “pioneros“, algunos más conocidos que otros:
Pat Benatar: “Hell Is For The Children”
Probablemente el primer gran éxito que hace referencia a casos de abuso o maltrato infantil, en este caso por parte de la propia familia, sea esta canción incluida en el disco “Crimes of passion” de 1980, la segunda experiencia discográfica de la rockera estadounidense Pat Benatar. En “Hell is for the children”, expresa crudamente que “el infierno es para los niños y sabes que sus pequeñas vidas pueden convertirse en un desastre“.
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“Lloran en la oscuridad, para que no puedas ver sus lágrimas. Se esconden en la luz, para que no puedas ver sus miedos. Perdona y olvida, todo el tiempo. El amor y el dolor se vuelven uno y lo mismo a los ojos de un niño herido. Porque el infierno, el infierno es para los niños y sabes que sus pequeñas vidas pueden convertirse en un desastre. Demonios, el infierno es para niños y no deberías tener que pagar por tu amor con tus huesos y tu carne. Es todo tan confuso, este abuso brutal… Te ennegrecen los ojos y luego se disculpan. Sé la buena niña de papá y no le digas nada a mamá. Sé un buen niño y conseguirás un juguete nuevo. Dile a la abuela que te caíste del columpio”
Suzanne Vega: “Luka”
Allá por abril de 1987 una cantautora californiana de 27 años, de nombre Suzanne Nadine Peck, pero más conocida como Suzanne Vega, aparecía por primera vez en las listas de éxitos con la conmovedora historia de “Luka”, un niño o una niña (el nombre es de género ambiguo en lengua inglesa) que apela al oyente a no meterse en sus asuntos, al tiempo que da a entender que es maltratado por sus padres.
La originalidad de la canción, más allá de su incontestable valor musical, consiste en su relato en primera persona, convirtiendo por primera vez a la víctima en interlocutor directo, lo que le agrega mayor dramatismo y profundidad.
“Mi nombre es Luka, vivo en el segundo piso. Vivo arriba de ti, sí, creo que me has visto antes. Si escuchas algo tarde en la noche, algún tipo de problema, algún tipo de pelea, simplemente no me preguntes qué fue, creo que es porque soy torpe. Intento no hablar demasiado alto, tal vez sea porque estoy loco, intento no actuar demasiado orgulloso. Sólo te golpean hasta que lloras y después de eso no preguntas por qué, simplemente ya no discutes. Creo que estoy bien, entré por la puerta de nuevo y si preguntas, eso es lo que diré. Y no es asunto tuyo de todos modos. Supongo que me gustaría estar solo, sin nada roto, nada tirado. Simplemente no me preguntes cómo estoy”.
Soziedad Alkohólika: “Que no te hagan llorar”
Corría el año 1991 y la banda vasca Soziedad Alkohólika sacaba su primer disco de estudio, que se llamaba como ellos y que incluía acaso la primera canción que habla decidida y específicamente sobre el acoso en el ámbito escolar. Coqueteando con el género trash metal, “KNTHL” no sólo hizo estallar los oídos de los amantes de la música más melódica, sino el corazón de todos los que tuvieron ocasión de escuchar un crudo alegato por partida triple: contra el bullying en sí, contra la “criminalización” de los portadores de VIH que todavía existía por entonces… y por la inexorabilidad de una muerte inminente y demasiado temprana.
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“El aula vacía está y llena de hipocresía. Un niño cabizbajo ha entrado y en su pupitre se ha sentado. Mira a su alrededor, no se explica lo que pasa, todos sus compañeros hoy se han quedado en su casa. De sus grandes ojos caen lágrimas de incomprensión, ni siquiera hoy el profesor ha ido a dar la lección. Se levanta del pupitre y se acerca a la ventana, y un gran grupo de personas que están fuera en manada, de repente le señalan. No sabe que hay un virus que se ha apoderado de su cuerpo, un virus que ha contraído él sin comerlo ni beberlo. A él simplemente le dicen ¡pobrecito, estás enfermo! pero no entiende porque le señalan con el dedo. No sabe que hay un virus que se ha apoderado de su cuerpo, un virus que él ha pillado sin comerlo ni beberlo. Tal vez el SIDA sea lo que acabe con su vida, sí, pero vosotros sois los culpables de matar su corazón. Asquerosa gente, puta gente llena de ignorancia y estupidez, dejad por lo menos que el crío disfrute, que el crío disfrute de su niñez. ¡Dejadle en paz! Tu sonrisa puede con todo, no la abandones jamás, juega y ríe muchachito, que no te hagan llorar más. Tu tienes mucha mas vida que mucha mas vida que esa basura humana, me gustaría que, que vivieras que vivieras para escupirles en la cara”.
Pearl Jam: “Jeremy”
No es la primera, tampoco la más decisiva, pero sí una de las mejores. Y con el correr del tiempo se ha convertido quizás en el gran himno mundial contra el bullying. Muchos ya conocen de sobra la historia detrás de esta canción de la banda californiana Pearl Jam, incluida en su disco de debut “Ten” en 1992, aunque grabada en 1991. Está basada en hechos reales, más precisamente en el adolescente Jeremy Wade Dell, de 16 años, quien se suicidó frente a sus 30 compañeros de clase en enero de ese mismo año. La noticia conmocionó tanto a Eddie Vedder como para escribirle esta canción que estuvo nominada a dos premios Grammy.
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“En casa haciendo dibujos de cimas de montañas con él arriba, sol amarillo limón, brazos levantados en V y los muertos yaciendo en charcos de color granate debajo. Papá no prestó atención al hecho de que a mami no le importaba. El Rey Jeremy, el Malvado, gobernó su mundo: Jeremy habló en clase hoy // Claramente lo recuerdo molestando al chico, parecía un pequeño idiota inofensivo pero soltamos al león: rechinó los dientes y mordió el pecho de la cuidadora en el recreo. ¿Cómo podría olvidar? Y me pegó con una izquierda por sorpresa, me dolió la mandíbula, se abrió de par en par exactamente como el día que escuché que papi no daba cariño y el niño era algo que mamá no se pondría. El Rey Jeremy, el Malvado, gobernó su mundo: Jeremy habló en clase hoy. Intenta olvidar esto, intenta borrar esto de la pizarra: Jeremy habló en clase hoy”.
Marilyn Manson: “Lunchbox”
En cada temática escabrosa hay un lugar, por pequeño que sea para el más controvertido de todos: Brian Hugh Warner, más conocido por su nombre artístico que fusiona el divismo pinup y la psicopatía criminal, su voluntarismo andrógino y su búsqueda de polémica allá por donde pasa. Sin embargo, en este caso, Marilyn Manson sorprendió en 1993 (cuando todavía eran banda completa) con esta canción inspirada en la propia infancia de su líder.
“Lunchbox” cuenta la historia de un niño que es acosado en la escuela y sueña con hacerse mayor “para ser una estrella del rock” y que nadie lo intimide.
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“El próximo hijo de puta se quedará con mi metal (…) El gran matón intenta meterme el dedo en el pecho, intenta decirme que es el mejor. Realmente no me importa una buena maldita causa, tengo mi lonchera y estoy muy bien armado. Quiero crecer, quiero ser una gran estrella del rock and roll, así nadie me jode. Fuego, te traigo fuego. Tengo los lápices en mi bolsillo, intenta bajarme. Si quieres salir, tengo que salir al patio de recreo. Voy a tirarte en el patio de recreo, quiero salir. El próximo hijo de puta conseguirá mi metal. El próximo hijo de puta pow-pow-pow-pow-pow-pow. Quiero crecer, quiero ser una gran estrella del rock and roll, así nadie me jode”
Crash Test Dummies: “Mmm”
En 1993 aparecía esta banda canadiense que no sólo sorprendió con su nombre (los crash test dummies son los muñecos que se utilizan en las pruebas de seguridad de los autos) y con el título de esta canción (un verdadero dolor de cabeza para los locutores de la época), sino también por su contenido (y su valor musical, y la voz de barítono de su cantante Brad Roberts, claro).
“Mmm” no es un alegato específicamente sobre el bullying, pero sí lo toca tangencialmente a lo largo de las historias de sufrimiento infantil que cuenta, cada una protagonizada por un niño o niña diferente: uno que resulta herido en un siniestro vial y que regresa a la escuela luego de un tiempo prolongado; una que teme mostrar su cuerpo frente a otras niñas por tener marcas de nacimiento; y un tercero cuyos padres lo obligan a ir a su iglesia.
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“Había una vez este niño que tuvo un accidente y no pudo venir a la escuela. Pero cuando finalmente regresó su cabello había pasado de negro a blanco brillante. Dijo que fue desde cuando los autos se habían estrellado tan fuerte. Mmm Mmm Mmm Mmm // Había una vez una chica que no iría a cambiarse con las chicas en el vestuario pero cuando finalmente la obligaron a hacerlo vieron marcas de nacimiento por todo su cuerpo. Ella no podía explicarlo del todo, siempre habían estado ahí. Mmm Mmm Mmm Mmm // Pero tanto la niña como el niño se alegraron porque otro niño lo pasó peor que eso. Porque luego estaba este chico cuyos padres obligaban a regresar directamente a casa después de la escuela y cuando fueron a su iglesia se sacudieron y se tambalearon por todo el suelo. No pudo explicarlo del todo, siempre habían ido allí. Mmm Mmm Mmm Mmm”