El Defensor de la Tercera Edad, Eugenio Semino, se refirió a las estadísticas que dio a conocer el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), respecto a los medicamentos de consumo más frecuentes en los adultos mayores, que aumentaron un 202%.
En diálogo con FM 89.3 Santa María de las Misiones y canal 9 Norte Misionero, el gerontólogo sostuvo que “es más complicada la situación por el sistema de salud que tenemos. En la prepandemia lo teníamos estresado y la pandemia lo estresó definitivamente. Hoy estamos en algo que no se observa desde los decisores políticos: estamos perdiendo el último recurso que no se recupera, el más importante, que es el recurso humano”.
Agregó que “la industria del medicamento en Argentina y en Latinoamérica financia al sistema político, las campañas electorales presidenciales con lo cual pone sus condiciones que obviamente son optimizar ganancias. No tiene que ver con la salud y sobre todo con la situación de los usuarios”.
Semino ejemplificó que “en los últimos dos años, en 2023, las jubilaciones con bono reajustaron el 140%; las sin bono 110% y la inflación general fue 211% y los medicamentos en 2023 fue 300%”.
“Llegada esta nueva etapa, en diciembre se devaluó 183% y algo que no se menciona, que es la inflación del 25%. Hoy tenemos una inflación acumulada en la nueva administración de 105% y los medicamentos aumentaron 180% y a nadie le importa demasiado”.
El Defensor de la Tercera Edad no dudó en sostener que “se va restringiendo cada vez más el uso del medicamento”.
Después, recordó la frase de que el jubilado todos los días debe optar entre comer o tomar el medicamento, comprarlo, que quedó plasmada en un documento de hace cuatro meses en el Episcopado. “Nosotros venimos advirtiendo que tenemos entre 300 a 400 casos por día en los que vemos desde el año pasado, que la gente deja de tomar el medicamento en las dosis que le requiere su facultativo. Toma conforme a lo que puede comprar”, aseveró.
Por esta razón, el médico gerontólogo lamentó que “los tratamientos, en el mejor de los casos, son inocuos, no sirven para nada. El agravante es que, con más frecuencia, se va dejando de consumir la medicación en patologías que son asintomáticas o sin síntomas manifiestos”.
Semino contó que en la Defensoría llegan los jubilados con sus recetas y admiten que no toman los medicamentos. Por ello, una vez por semana, se dedica a recorrer los consultorios de colegas en los hospitales, para recolectar las muestras gratis de los laboratorios y ayudarlos. “Esto obviamente es para un universo tan limitado que ayuda un poquito, pero es muy explicativo de lo que pasa a nivel general”.
A su vez, recordó que “lo vimos el mismo día que el Presidente vetó en forma absurda, grotesca y brutal la pequeña ley de reforma jubilatoria que se había sancionado, se conoció una resolución del PAMI limitando entre un 20 al 30% el total de los descuentos, con una explicación que nadie entiende ni siquiera quienes podemos comprenderlo técnicamente”.
“El único fin fue recortar descuentos, cosa que estamos viendo hasta ahora. Esto sumado a que el jubilado cobra un tercio de lo que necesita para vivir, ya que la canasta de necesidades básicas de octubre, con gastos de vivienda, dio $912 mil y tenemos 6 millones de beneficiarios que cobran la mínima de 300.000 a 320.000 en noviembre”, dijo.