Un centenar de familias que viven en el barrio Santa Elena de esta localidad, un terreno con 498 lotes que adquirió en 2021 la Municipalidad con ayuda del Instituto Provincial de Desarrollo Habitacional (IPRODHA), subsisten hace tres años sin agua corriente y con una conexión muy precaria de electricidad.
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, el presidente de la comisión vecinal, Nelson Gabriel Chávez, contó que el terreno donde está asentado el barrio fue adquirido por la Municipalidad con fondos del IPRODHA, luego se dividió en casi 500 lotes que fueron vendidos a las cerca de 100 familias que viven allí desde hace tres años.
De hecho, esto quedó formalizado en un convenio entre el IPRODHA y la Municipalidad de Wanda (Resolución 0082/21), donde “el Instituto le otorga a ese Municipio un aporte reintegrable de 26 millones de pesos para la adquisición del terreno para relocalizar a familias con necesidades socio-habitacionales de ese municipio”. Además, el Instituto “se compromete a otorgar al municipio los materiales necesarios para la ejecución de las redes internas de provisión de los servicios de agua potable y electricidad”. Por su parte, “el municipio se compromete a llevar adelante la apertura de la red vial interna y su vinculación con el sistema vial del municipio”.
Convenio incumplido
No obstante, ya pasaron tres años y los vecinos del barrio Santa Elena que construyeron sus casas con sus propios medios siguen si acceder al agua potable y a la electricidad. “Lastimosamente, hicimos numerosos pedidos ante el IPRODHA y ante la Municipalidad de Wanda, tanto en la gestión anterior como en la actual, a cargo de Ingrid Romina Faccio. También tratamos de buscar ayuda durante la campaña, pero lo único que conseguimos en ese momento fue que los bomberos nos trajeran agua”, recordó Chávez.
En la actualidad, según admitió el presidente de la comisión vecinal “estamos enganchados de un caño que proviene del vecindario más cercano, barrio Unión, que es el que alimenta la única canilla pública que tenemos en la zona. La presión del agua es mala, pero es lo que tenemos para sobrevivir… las familias tienen que venir y cargar los baldes y bidones de agua para llevar a sus casas”.
La canilla pública es reciente, por lo que a excepción del período en que los Bomberos suministraron agua a los vecinos, las familias no tenían acceso a una fuente de agua segura, “antes buscábamos del arroyo Tupicuá que está bastante cerca”. Según indicó Nelson, “queremos poder contar con acceso de agua corriente en nuestras casas”.
Dos medidores compartidos
También con el servicio de electricidad están en una situación más que precaria, “como el IPRODHA no suministró los materiales para la ejecución de las redes internas de provisión de los servicios de electricidad, EMSA solo nos puso una línea en la entrada del barrio para que podamos bajar medidores. Pero el lote es demasiado grande por lo que es imposible que la gente que está más alejada de la línea pueda bajarse sus propios medidores. Lo que hicimos fue bajar dos medidores que usamos entre 40 y 50 familias. Este mes, una de las boletas de luz donde estamos 40 vecinos vino más de 555.000 pesos por lo que pagamos 13.750 cada uno y la otra boleta fue de 30.000 pesos por familia”, contó.
Según detalló Nelson, ningún vecino tiene aire acondicionado o electrodomésticos que generen un gran consumo, “solo hay algunas mamás que son modistas y tienen máquina de coser, el resto solo tiene focos. Para colmo, como somos muchos en una misma línea, siempre tenemos problemas de tensión, por eso queremos resolver esta situación antes que llegue el verano porque se nos queman los artefactos eléctricos y la verdad es que no sabemos cómo está aguantando el medidor”, lamentó.
“Acá vivimos familias con chicos y ancianos, pero parece que no somos prioridad para nadie. Pese a todas las notas que presentamos, nadie vino siquiera a constatar la situación en el lugar”, aseguró.
“No estamos usurpando el terreno”
El presidente de la comisión vecinal aseguró además que “cada una de las familias quieren pagar su propio servicio de agua y luz, nosotros tenemos boleta de compraventa de la propiedad y estamos en regla porque pagamos las cuotas todos los meses. Nosotros no estamos usurpando el terreno y queremos poder vivir dignamente”, destacó.
Según adelantó, este domingo los vecinos volverán a reunirse para redactar nuevas notas pidiendo soluciones al IPRODHA y a la Municipalidad de Wanda, “si seguimos sin respuestas, haremos un acampe frente al edifico municipal”, anticipó Chávez.
Pereira: “Lo haremos por etapa porque es un lote muy grande”
PRIMERA EDICIÓN consultó al presidente del Instituto Provincial de Desarrollo Habitacional (IPRODHA), Carlos Pereira, por la situación del barrio Santa Elena de Wanda y el convenio que firmara su antecesor Santiago Ros en 2021.
“El cumplimiento de este convenio implica una inversión muy importante para la provincia, no estamos hablando de un barrio que construyó el IPRODHA sino que el Instituto le dio dinero al municipio para que comprara un terreno que estaba intrusado para que pudiera regularizar la situación de las familias que estaban viviendo ahí. No niego el compromiso asumido por el IPRODHA de suministrar los insumos para la red interna de agua potable y electricidad, solo que siempre manejamos un presupuesto que es como una frazada que queda corta”, admitió.
No obstante, Pereira anticipó que ya están trabajando con las autoridades municipales y de EMSA porque hay intenciones de encontrar una solución para mejorar la calidad de vida de estos vecinos, “pero lo haremos por etapas, en forma escalonada, es un terreno muy grande, con viviendas dispersas y es imposible hacer de una sola vez toda la inversión”, explicó el presidente del IPRODHA.