Dándole un toque de humor al título de esta columna, alguien puede decir “qué manera tan optimista de arrancar este día pastor Daniel”. Y es que parece la conclusión del proceso que cualquiera de nosotros habremos hecho alguna vez, al analizar la realidad y caer en la cuenta de la finitud de la vida humana.
En la era de lo instantáneo, lo descartable, de la globalización, donde los minutos son horas y los segundos son minutos, todos estamos expuestos a una verdadera “marea humana” que nos impele a hacer todo rápido, porque no hay tiempo que perder.
Esto nos lleva a una exposición constante a niveles de distrés que traen consecuencias negativas en varios aspectos, resultando muy difícil estar en paz y con optimismo en una época como esta. ¿No lo cree así?
Tenemos hoy al alcance de un click, en apenas un enlace, la posibilidad de estar en tiempo real viendo y vivenciando guerras, huracanes, terremotos, accidentes y otros sucesos y todo ello tiene un impacto muy fuerte cuando nos ponemos a pensar y caemos en la cuenta que, aunque sucedan a muchos miles de kilómetros, “estamos todos en el mismo barco”. Eso aprendimos con la reciente pandemia.
Expresiones como “Los Simpson lo hicieron de nuevo” son popularmente conocidas y generan siempre una expectativa, una intriga referida a capítulos en los que aparecían cosas que luego sucedieron.
Se generó así una suerte de “oráculo moderno” al cual muchos están muy atentos.
Sucede lo mismo con las teorías conspirativas que disparan interpretaciones audaces y rebuscadas que sorprenden.
Estimado lector estas cosas expuestas hasta aquí son parte del escenario mundial que todos conocemos y el título de esta columna, aunque no lo parezca, es una “expresión bíblica” profundamente ligada a la realidad mencionada.
Más que un versículo o frase, expresa un “consejo de Dios” que tiene que ver con dos aspectos. Por un lado, lo fútil que puede ser la vida sin una perspectiva de fe. Por el otro, se refiere puntualmente a la “resurrección”.
El Apóstol Pablo se hizo eco de este consejo de Dios expresando en el nuevo testamento: “Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, total mañana moriremos”.
Permitime decirte que es verdad que “todos estamos en el mismo barco”, pero lo que verdaderamente puede cambiar tu vida es abrir tu corazón para una búsqueda personal de Dios quien prometió: “El que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá”.
De esta forma podrás conocer las profundidades de verdades de Dios como lo expresado por el Apóstol Pablo, que lo hizo porque había conocido a Jesucristo, quien declaró: “YO SOY la resurrección y la vida, el que cree en mí aunque esté muerto vivirá”.