Desde la llegada de Javier Milei a la presidencia de la Nación, la economía argentina ha vivido una serie de cambios radicales que, si bien fueron celebrados por algunos sectores, han golpeado duramente a las pequeñas y medianas empresas (PyMEs).
Un reciente informe de la Superintendencia de Riesgos de Trabajo (SRT), reveló que durante los primeros seis meses del año cerraron sus puertas unas 9.000 micropymes (empresas de menos de cinco trabajadores).
En detalle, en diciembre de 2023, mes en el que asumió el actual gobierno de La Libertad Avanza (LLA), había 181.564 firmas registradas en el país con un solo trabajador y 185.556 con una planta de personal de entre dos y cinco trabajadores.
Seis meses más tarde, en junio, las cifras se habían reducido a 176.885 y 181.143 firmas respectivamente, lo que significa que se perdió un total de 9.092 empresas de ese tamaño. Junto con ellas, dejaron de trabajar 15.862 personas en todo el país.
Los resultados son llamativos, pero condicen con el escenario económico nacional. Cabe recordar que durante los primeros seis meses del año el Producto Bruto Interno (PBI) se contrajo un 3,4% y el consumo se desplomó.
También cayó la industria y múltiples sectores registraron números a la baja, producto de la recesión que atraviesa el país.
En ese contexto, destaca el informe, resulta hasta lógico que muchas empresas no hayan podido sobrevivir a la crisis, al menos dentro del sector formal.
¿Qué pasó con el resto de las empresas?
Si se analizan los números más allá de las micropymes se encuentra una tendencia similar, aunque con resultados no tan marcados.
Tomando el universo total de empresas, sin importar la cantidad de trabajadores, se observa que durante el primer semestre de este año dejaron de existir 11.726 firmas registradas en el país.
Entre ellas, como se mencionó, la gran mayoría pertenece al universo de las micropymes, pero hay otras 2.634 compañías que cerraron y eran de mayor tamaño.
De acuerdo con los datos publicados por la SRT, en el momento en el que asumió el nuevo Gobierno había 58.751 empresas de entre seis y diez trabajadores y hoy hay 57.753 (998 menos).
También había 46.630 empresas con planta de 11 a 25 trabajadores y 18.796 con un rango de 51 a 100 trabajadores. En junio de este año, los números se habían reducido a 45.724 y 18.610 respectivamente, lo que significa que, entre ambas categorías, perdieron 1.092 empresas en total.
Tampoco las empresas medianas y grandes escaparon a la crisis. Las estadísticas publicadas por la Superintendencia de Riesgos de Trabajo señalan que en diciembre del año pasado existían en Argentina 8.873 empresas con una planta de personal de entre 101 y 500 trabajadores.
A su vez, existían 1.289 con una cantidad de entre 522 y 1.500 trabajadores inscriptos y 501 con 1.501 trabajadores o más.
El dato más reciente, en cambio, informa que hay 8.636 empresas en el primer caso, 1.247 en el segundo y 501 en el tercero.
De ahí se desprende que, entre las tres categorías de mayor tamaño, dejaron de existir 300 compañías en el período analizado.
Más caídas en el interior del país
Solamente entre CABA (Ciudad Autónoma de Buenos Aires) y provincia de Buenos Aires concentran al 57% del total de empresas que existen en la Argentina.
Sin embargo, la participación de ambas jurisdicciones sobre el total de empresas quebradas en los primeros seis meses del año, fue bastante menor al 50%.
En detalle, CABA y Provincia de Buenos Aires perdieron 4.154 unidades productivas (de todos los tamaños), frente a un total de 11.726 que cerraron en el total país (35,4% de las firmas que cerraron están en esa región).
Las otras 7.572 empresas que dejaron de existir estaban radicadas en el interior del país. Se destacaron en ese sentido Córdoba (en esa provincia se perdieron 1.718 firmas), Santa Fe (1.160 empresas menos), Mendoza (583) y Entre Ríos (538).
Cayó la producción de energía para industrias y hogares
La producción de energía secundaria sufrió en junio su mayor caída mensual desde el peor momento de la pandemia de COVID-19, como consecuencia de la recesión y la menor cantidad de días hábiles que tuvo dicho mes. Sucedió pese a que en el acumulado del segundo trimestre se observaron mejoras.
El INDEC informó este martes que el Indicador Sintético de Energía (ISE) se hundió 10,8% respecto de mayo, significando así la variación negativa más profunda desde abril de 2020, cuando se verificó un derrumbe del 21,9% tras la cuarentena decretada en aquel momento por el Gobierno de Alberto Fernández.
En términos interanuales la contracción fue del 5,2%. Dentro de los componentes del ISE, la principal caída se observó en el gas distribuido a industrias y hogares (-6,6%), sin incluir el entregado a centrales eléctricas.
Asimismo, para la generación eléctrica (neta de la utilizada como insumo en el proceso de producción de las centrales eléctricas) el declive fue del 6,1%, mientras que para los derivados de petróleo (que incluye el gasoil, el fueloil y las naftas, entre otros productos) la producción bajó 3% en comparación con junio de 2023.
Aun así, en el segundo trimestre el ISE exhibió un incremento del 1,3% contra el mismo período del año pasado y del 1,5% contra el primer trimestre de 2024.
Para el tercer trimestre (que está próximo a terminar), una encuesta realizada por el INDEC mostró que la mitad de las firmas del sector de electricidad preveía que la demanda interna aumente y la otra mitad no avizoraba cambios.
En el sector gasífero, el 83,3% de las firmas consultadas no estimaba aumentos en la demanda y en el sector petrolero ese porcentaje fue del 63,6%.
Vale recordar que el ISE mide el desempeño de la producción del sector energético a partir de un conjunto representativo de formas secundarias de energía, conformado por los diferentes productos energéticos que provienen de los distintos centros de transformación y cuyo destino son los diversos sectores de consumo u otros centros de transformación.
La industria se desplomó en junio
Hace algo más de un mes el propio INDEC había informado que la industria se desplomó 20% interanual en junio. Si bien la cantidad de feriados influyó, la profundidad de la recesión se reflejó en el hecho de que el nivel de producción se ubicó en niveles de junio de 2020, cuando la economía todavía estaba bajo las estrictas restricciones sanitarias.