La noticia sobre la posible presencia de un yaguareté en cercanías a la comunidad guaraní de Perutí, ubicada en la localidad misionera de El Alcázar, generó inquietud entre los habitantes de la zona. Los habitantes del lugar, que se encuentra cerca del arroyo Paranay y el río Paraná, reportaron avistamientos que alertaron a las autoridades locales.
El Ministerio de Ecología, encargado de la conservación de esta especie protegida, fue notificado a través de la Subcomisión Selva Paranaense y envió un equipo de guardaparques capacitados para evaluar la situación.
Hasta el momento, las exhaustivas inspecciones del personal no encontraron evidencia de la presencia de un yaguareté ni de un puma, el otro gran felino de la región. Las huellas identificadas correspondían a otras especies, principalmente perros domésticos.
Consejos
A pesar de la ausencia de pruebas, las autoridades no descartan por completo la posibilidad de que un yaguareté haya transitado por la zona.
Según especialistas, la superficie de monte nativo en las márgenes del arroyo Paranay podría facilitar que algún ejemplar se desplace fuera de sus áreas habituales.
Sin embargo, la presencia de yaguaretés en esta región es extremadamente baja, lo que sugiere que, de haber estado allí, el felino se habría movido rápidamente hacia otras áreas más adecuadas para su especie.
Desde la “Red Yaguareté” indicaron que este felino no busca interactuar con personas y que los incidentes entre humanos y este felino son rarísimos, incluso en zonas con alta densidad de la especie, como las Cataratas del Iguazú.
No obstante, recomiendan que, ante cualquier indicio de la presencia de este animal, se tomen medidas de precaución para garantizar la seguridad de la comunidad y de los animales domésticos.
Entre las recomendaciones se incluye mantener a los perros bajo resguardo, especialmente durante la noche, y evitar que las personas se desplacen solas por el monte. Además, se aconseja implementar técnicas de ahuyentamiento, como la detonación de petardos, para disuadir al felino de permanecer en áreas pobladas. Y dar aviso a las autoridades competentes para que intervengan en el lugar.
“Es necesario desarrollar e implementar un protocolo de acción antes casos de presencia de grandes felinos en comunidades rurales, para que el personal y los líderes de dichas comunidades tengan en claro cómo proceder sin generar pánico ni dañar a los animales”, agregaron en un comunicado.
“Asimismo, debe descartarse completamente la matanza de un yaguareté, bajo recordatorio de las graves penas que esto podrá acarrear a los responsables, por acción u omisión. También debe descartarse de plano la captura y destino de cautiverio, pues la experiencia en la provincia ha sido ejemplificadora al respecto y hemos aprendido que la convivencia es el camino, nunca el confinamiento perpetuo y sin sentido”, remarcaron.
“Tenemos ejemplos similares muy claros: en el año 2014, el famoso ejemplar “Mombyry”, que habitó varios años en el Valle del Cuña Pirú, en el Parque Provincial Salto Encantado y alrededores, fue muchas veces visto en caminos vecinales y cerca de escuelas y de comunidades guaraníes del área, y sin embargo, jamás existieron situaciones siquiera de riesgo, aunque también en algunas oportunidades su avistamiento generó temores similares a los que se están produciendo acá. Inclusive este macho que era conocido por todos los vecinos fue documentado en varias oportunidades depredando ganado y ello llevó a que muchos ganaderos implementaran -con ayudacercos electrificados con paneles solares y así se solucionó la situación. “Mombyry” permaneció en el área por dos años más sin alimentarse de vacas y las cámaras lo monitorearon hasta que fue desplazado por otro macho que se estableció como dominante, algo natural y esperable en una población de yaguaretés”, ejemplificaron.