El presidente de la Nación, Javier Milei, firmó el pasado viernes 30 de agosto el veto a la movilidad jubilatoria que aprobó el Congreso y ayer se promulgó la decisión a través de la publicación en el Boletín Oficial nacional. En simultáneo, el Ejecutivo argentino oficializó un nuevo bono de 70 mil pesos para los jubilados en el marco del sistema de actualizaciones vigente. Lo que aún no se definió pero está bajo estudio es un incremento extra que podría rondar el 8%.
Ante esta novedad, el defensor de la Tercera Edad, Eugenio Semino, no dudó en recordar la pésima situación en la que se encuentra el sector pasivo de la Argentina.
En diálogo con FM 89.3 Santa María de las Misiones, sostuvo que “estamos hablando de cuestiones muy pequeñas en relación a la crisis humanitaria que atraviesan 6 millones de argentinos, porque estamos hablando de 5 millones de jubilados que perciben la mínima y que llegan a los 300.000 pesos, con el pago en negro llamado; y un millón de personas cobran las pensiones no contributivas (personas con discapacidad y PUAM) y que están aun peor por no llegar a los 250.000 pesos”.
El representante del sector pasivo aseguró que “todos están bajo la línea de pobreza y, no llegan a cubrir un tercio de la canasta de sus necesidades básicas”.
Para Semino, la reforma que había aprobado el Congreso es “pequeña y llama la atención que se haya discutido y aprobado en siete meses. En ese lapso se siguió deteriorando o licuando el haber del jubilado. En el aspecto que plantea, una pequeña recomposición del saldo de los 20 puntos por inflación, para los que perciben la mínima significarían 18.000 pesos y para los pensionados alrededor de 13.000 pesos por lo cual en nada mueven la situación de miseria en la que están parados”.
Y aclaró, en función del fundamento de Milei para vetar la reforma del Congreso en el alto costo fiscal, que “no lo tiene ya que se licuó”.
El defensor de la Tercera Edad, cuestionó también el bono a los jubilados porque se encuentra “congelado desde marzo a septiembre en 70.000 pesos”.
Semino anticipó que, junto a un abogado constitucionalista, trabaja en verificar “el grado de racionalidad que esgrime el Ejecutivo en el veto y veremos si no existe para atacar la medida con un amparo colectivo, como cuando lo hicimos con la suspensión de la Ley de Movilidad”.
Luego, se refirió a la posición que asumirán los diputados para ratificar la reforma previsional. “Veremos si van y levantan la mano como lo hicieron con la sanción, se cae el veto y se promulga la ley”.
“Lo primero será ver quiénes estarán en la banca, sin ninguna gripe sospechosa o viaje a la India. Veremos, porque el transfuguismo es un deporte nacional que ya no nos sorprende”, dijo.
Para Semino, “para disimular esto que es antipático sino que para jubilados y pensionados, seguramente vendrá algún premio consuelo”.
“El superávit no lo paga la casta”
Para el defensor de la Tercera Edad, Eugenio Semino, el costo del superávit fiscal que ostenta la gestión de Milei “lo pagan los jubilados y pensionados, no lo pagan la casta, la anticasta ni la recontra casta. El 30% de ese superávit es el 30% menos que no se paga a la seguridad social todos los meses. Por eso están tan aferrados a resolver el problema macroeconómico y poder seguir manejando el sector como hasta hoy”.
Y explicó que además del sector pasivo de ANSeS, se suma el recorte a la obra pública “pero en un 15%. Al león lo financian con el dinero de los jubilados y las personas con discapacidad”.
Eugenio Semino reflexionó sobre la constante de la clase política en el Gobierno, de recortar a los jubilados para “equilibrar” las cajas. “Después se echan la culpa unos a otros. Pero es una constante, todos tienen la culpa, anteriores y actuales”, sentenció.
Puso como ejemplo que, en los fundamentos del veto formalizado ayer, “son muy similares a los esgrimidos por la expresidenta Cristina Kirchner en 2010, cuando se aprobó el 82% móvil. Pero creo que hay una mirada muy antigua y primitiva respecto a lo que es la estructura económica. En países más envejecidos inclusive, más importantes de población añosa -nosotros tenemos 10 años menos de expectativa de vida que en Europa- lo que se hizo es potenciar al sector, favoreciendo el consumo. Hoy, la biología de una persona de 65 años, le asegura por lo menos 20 años más de vida plena. Por lo cual, el mundo sumó al sector como productor de riquezas, cuidando la salud y poniéndole plata en el bolsillo. El recupero está entre 30 y 45 días como efecto inmediato sobre la economía”.
Sobre el tema, lamentó que “en Argentina vamos hacia el lado contrario. No comprenden esto, tenemos una sociedad cada vez más excluida. Cuando hablamos de la exclusión de los viejos, es el preámbulo de la exclusión de los jóvenes. Nosotros, los viejos, somos la proyección de jóvenes que no aportan, a los que les cuesta horrores armar un proyecto de vida en este país”.
Ejemplificó en los jugadores de fútbol que “están menos pendientes en jugar en equipos de primera en el país y están más preocupados por conseguir que se los lleven a jugar al exterior siendo adolescentes”.