Con la llegada de las bajas temperaturas, los síntomas del Huanglongbing (HLB), la enfermedad más grave para los cítricos, comienzan a hacerse visibles. En ese sentido, si se observa el aspecto general de la planta se puede ver un amarillamiento sectorizado que luego se transformará en un desmejoramiento general.
En las hojas pueden aparecer un moteado difuso, nervaduras amarillentas y formación de tejido de aspecto corchoso. Y en las frutas puede presentarse asimetría, maduración invertida, cáscara más gruesa de lo normal, aborto de las semillas, aumento de la acidez y caída prematura. Es importante destacar que los síntomas deben ser observados en su conjunto, aunque puede que alguno de ellos no se vea, por lo cual resulta esencial monitorear los cítricos y, ante cualquier síntoma compatible con la enfermedad, avisar al Senasa a través del teléfono 0800-999-2386 o mediante el correo electrónico [email protected].
El HLB es una plaga de los cítricos causada principalmente por la bacteria Candidatus Liberibacter asiáticus (aunque hay otras formas de la bacteria que también provocan la enfermedad), que afecta a todas las plantas de cítricos y algunas plantas ornamentales como el mirto (Murraya paniculata).
La enfermedad se difunde a través del uso del material de propagación infectado (yemas o partes vegetales) y por un insecto vector llamado Diaphorina citri que, al alimentarse de una planta enferma, es capaz de adquirir la bacteria y transmitirla a otras plantas sanas cuando se alimenta de estas.
Nanoinsecticida
Un nanoinsecticida podría aportar una esperanza muy necesaria a los agricultores en la lucha contra el HLB. Investigadores de Embrapa Medio Ambiente (SP) de Brasil y del Instituto de Química de la Universidad Estatal de Campinas (Unicamp) del mismo país, lograron controlar el vector (Diaphorina citri) responsable de su propagación, mediante un sistema de liberación controlada de la molécula tiametoxam.
Tiametoxam es el nombre común de una mezcla de isómeros utilizada como insecticida sistémico.
El nuevo producto utiliza nanomicelas poliméricas, estructuras más pequeñas que la milmillonésima parte de un metro, para encapsular el ingrediente activo. Los estudios indican que los nanopesticidas pueden superar a los pesticidas convencionales en eficacia y seguridad medioambiental.