A partir del informe de UNICEF, donde aseguran que cada día hay un millón de niños que se van a la cama sin cenar en la Argentina, alertan sobre las consecuencias que tienen una mala nutrición para el desarrollo pleno de las infancias. Sumado a esto, al no poder adquirir alimentos nutritivos, como carnes, leche y verduras, las familias terminan buscando opciones económicas que no contienen el requerimiento nutricional que necesitan las infancias.
Al respecto, en una entrevista con FM 89.3 Santa María de las Misiones la encargada de la Subcomisión de Comunicación del Colegio de Nutricionistas, Carina González, alertó que “un niño que tenga un déficit de alimentación o de calorías lleva a que ese cerebro no se alimente como corresponde. Entonces tenemos niños con una actividad escolar disminuida, porque todo tiene que ver con la nutrición”.
Al ser el futuro del país, resaltó que esto repercute a la hora de una conexión cerebral adecuada para estudiar “y necesitamos niños que sean el día de mañana los profesionales que esperamos”. De tal forma, respondió que es necesario coordinar acciones para buscar la forma de revertir esta situación.
En medio de una situación económica complicada, que llevó a una baja en el consumo de alimentos en el país, señaló que “tendremos que ver algunas cuestiones para reemplazar la carne y la leche, son fuente de buenas proteínas”. Entre ellas, mencionó alimentos como lentejas, porotos, para solventar la imposibilidad de comprar carne y leche.
Acerca del panorama en la provincia, en general González explicó que “tenemos índices de desnutrición y bajo peso”.
No obstante, en su labor en el hospital de Pediatría, compartió que “se ven más porcentajes de niños con sobrepeso, obesidad, porque la gente hace rendir más el dinero con el tema de comer muchas harinas. Eso hace que lleve a esta alimentación basada en reviro y demás, que es más económico”.
Al consumir más preparados con harinas, a pesar de generar una saciedad más económica, “tiene oculta cierta faltante de nutrientes como pacientes obesos, pero con anemia porque, claro, tienen déficit de ciertos nutrientes”, añadió. En ello, recordó que “la persona con sobrepeso, obesidad, tiene sus complicaciones a la larga”.
“No está mal que comamos un reviro o una chipa…”
Aclaró que tampoco es necesario sustituir las harinas, sino que “porque no está mal que comamos un reviro o una chipa, sino que el tema está en las cantidades y no todos los días”.
Sumado a esto, aseguró que “no hay que demonizar los hidratos de carbono o las harinas, sino evaluar las cantidades e ir organizándose con eso”. Una alimentación equilibrada contiene también proteínas y algo de fibra, que aportan las fibras y vegetales.
Respecto a la práctica de una alimentación adecuada, con todos los nutrientes, precisó que “la gente del interior por ahí tiene una cultura donde tiene su chacra, sus verduras y demás, pero acá nosotras tenemos herramientas como para poder tomarlas”. En ellas, indicó que se puede concurrir a las ferias francas, buscar verduras más baratas, ofertas para conseguir frutas y verduras más económicas.
En el ámbito familiar, afirmó que pueden optar por una nutrición más consciente, “dejar la gaseosa de lado, porque es un gasto extra que por ahí no hace falta y pueden ir a la feria, comprar naranjas y hacer un exprimido, que es más económico y están dando algún nutriente a tu alimentación”. Asimismo, recomendó dar importancia a las legumbres, huevos y si pueden consumir carnes.
Acerca de la actividad física, González indicó que es muy importante, más teniendo en cuenta que “el tema de las pantallas nos llevó a mucho sedentarismo”. Para resolver esto y emprender alguna actividad, señaló que es solo cuestión de organizar su tiempo, hacerlo antes o después de un trabajo.
A su vez, la nutricionista consideró que una buena alimentación debe estar acompañada de horas de sueño: “Un niño y un adulto también tiene que dormir de 6 a 8 horas, me ha pasado de pacientes que con el tema de los jueguitos y demás, se pasan hasta largas horas de la noche jugando”.
Por lo tanto, para prevenir sobrepeso, obesidad o déficit en el desarrollo, “el descanso tiene mucho que ver, porque hay hormonas que se regulan con el sueño, con el descanso, una de ellas es el cortisol”, agregó.
La falta de nutrición adecuada en los hogares del país
Tras numerosos informes, alertan sobre la grave situación nutricional en Argentina, donde diversos estudios han dado cuenta de preocupantes indicadores de inseguridad alimentaria.
Entre los últimos datos, la octava encuesta a hogares con niñas, niños y adolescentes, publicada por UNICEF Argentina este año, reveló que actualmente un millón de niños se van a dormir sin cenar, cifra que se eleva a 1.5 millones si se consideran aquellos que se saltan alguna comida durante el día.
Asimismo, aseguran que 4.5 millones de adultos en estos hogares también se ven obligados a omitir comidas, priorizando la alimentación de sus hijos. Las situaciones expuestas hablan acerca de la grave crisis alimentaria que afecta a muchas familias en el país y buscan que se tomen acciones directas para paliar este contexto.
Por otra parte, la calidad de la dieta en Argentina es alarmante, ya que solo el 11% de la población mantiene una alimentación adecuada, mientras que un 39% tiene una dieta deficiente. En muchos hogares, faltan frutas, verduras y cereales integrales, mientras que se consume en exceso alimentos ultraprocesados, como galletitas y bebidas azucaradas.
Entre los más afectados, los niños y particularmente los adolescentes ingieren un 40% más de bebidas azucaradas y el doble de la sal recomendada, lo que contribuye a problemas de salud a largo plazo.
El sobrepeso y la obesidad son problemas significativos en el país, afectando a 6 de cada 10 adultos. En tanto que, para mejorar la situación nutricional, se recomienda incorporar legumbres, cereales integrales y productos lácteos en la dieta diaria, así como optar por comidas caseras elaboradas con alimentos frescos. Es fundamental fomentar el consumo de agua segura en lugar de bebidas azucaradas y promover políticas públicas que garanticen la seguridad alimentaria y nutricional, especialmente para los grupos más vulnerables.