En el plan de achicar el déficit económico, el Gobierno nacional decidió cortar los programas sociales que implementaba a través de Cáritas en las diferentes diócesis del país. Entre ellas, la “motosierra” le tocó a Posadas, donde se implementaban acciones como el Plan de Inclusión Educativa Emaús, con más de una década de trabajo.
Lo confirmó este lunes en FM de las Misiones 89.3 y Canal 9 Norte Misionero el vicepresidente de Cáritas de la diócesis de Posadas, Alberto Barros: “Me llamaron de Cáritas a nivel nacional para avisarme que el Ministerio de Capital Humano de la Nación no renovaba ninguno de los convenios que se tenían de asistencia. Por ejemplo el programa Emaús que brindaba una merienda con apoyo escolar”, reveló.
“No renuevan nada en función de este déficit cero, sin importar si la gente tiene hambre o si los chicos no tienen su merienda, si se quedan fuera de la escuela o no tienen medicamentos”, criticó el sacerdote.
Agregó que, ante recortes a acciones sociales como el mencionado, “estamos asombrados por el grado de inhumanidad, de crueldad de muchas políticas que están aplicando a nivel nacional. A Cáritas le han cortado un montón de convenios que iban a las provincias, gracias a Dios podemos seguir trabajando con la solidaridad de la gente. Pero estos convenios venían siendo sostenidos por los diferentes colores políticos que fueron gobernando la Argentina en los últimos años”.
Confirmó Barros que se encuentran en un encuentro sacerdotal, “hablando con algunos de los sacerdotes que tenían a cargo estos espacios, estamos viendo cómo seguir sosteniéndolos. No de la misma manera porque no hay recursos, pero buscaremos mantener lo mínimo para que los niños no pierdan la merienda reforzada en el contexto de un apoyo escolar. Vamos a ver cómo podemos ir respondiendo porque, si bien la solidaridad está y seguimos recibiendo muchas donaciones, la necesidad es cada vez más grande y no llegamos a cubrirla”, advirtió.
Habrá consecuencias duras
Respecto al impacto de estas medidas nacionales, Alberto Barros dijo que “las consecuencias van a ser muy, muy duras porque sacás el pan, el medicamento a la gente y se generan situaciones de angustia, gente que muere antes”.
Como ejemplo, reveló que estuvo hace unos 10 días en una terapia intensiva en Posadas: “Le pregunté al jefe de la Unidad si había más personas enfermas internadas. Me confirmó que es así y me señaló a un paciente con una enfermedad por la que dejó de tomar su medicación al no poder comprarla; una señora tuvo dificultades porque la familia tampoco pudo comprarle la medicación y terminó internada”, relató de ese momento, lo cual reforzó su preocupación.
“Mucha más gente se enferma por este ajuste brutal que no tiene en cuenta a la persona con rostro concreto en situaciones concretas. No somos papeles, no somos cuentas, no somos macro economía solamente sino personas que quieren calidad de vida en su día a día, un futuro mejor para ellos y sus familias”.
Consultado qué pasa con los ancianos que quedan más desamparados ante la crisis: “Para los adultos mayores la situación es terrible. Con la edad vamos necesitando más apoyo afectivo, en la salud, en la alimentación. El estrés hace que los abuelos vivan en contextos muy tensos y dificiles porque no todos los hijos pueden ayudar a sus padres de la manera que lo necesitan. La dificultad para conseguir medicamentos a los abuelos que no toman uno sino varios y, eso, es una enormidad de dinero porque ya no reciben ayuda del Estado”, aseguró Barros.
Y sostuvo que “es muy desesperante para niños como para los adultos mayores que están siendo muy maltratados en nuestro país por las políticas que se van implementando”.
Pobreza del 55%
Tras los datos de la UCA que indicaron que en Posadas 1 de cada cinco es pobre, Alberto Barros reflexionó diciendo que “desgraciadamente la pobreza va creciendo cada vez más, la indigencia se multiplica. Pasa que tenemos pobres cada vez más pobres y una clase media que se va empobreciendo de manera alarmante. Son datos dolorosos y tristes que también llevan a la indignación, a preguntarnos cómo nos puede estar pasando esto en este país con tantas posibilidades y hoy hablamos de problemas de hambre en muchas familias en función de un supuesto déficit cero, de una macroeconomía que se maneja con Excel sin contemplar la vida de la gente. Es doloroso e indignante que, si no logramos modificarlo, esto va a estar cada vez peor”.
Y advirtió que, si bien la solidaridad se mantiene, “desde Cáritas diocesana por supuesto que nos resulta imposible atender las necesidades crecientes que se dan en los barrios más pobres, tanto en la ciudad capital como en las parroquias al interior de la diócesis. Se hace muy dificil”.