Las principales frases que surgieron tras la sentencia del Tribunal Penal de la Segunda Circunscripción Judicial ayer, correspondieron a los querellantes y su representante legal, Claudio Katiz quien remarcó como primera respuesta en diálogo con este Diario: “No se ha podido demostrar totalmente el crimen pero si la materialidad del hecho, el pacto de silencio de los cinco condenados quedó en claro. Tal vez si alguno de ellos se quebraba y contaba la verdad la madeja se habría desarmado completamente”.
Y amplió: “Gustavo García pudo haber roto el silencio y hablado y los cinco habrían sido sentenciados con prisión efectiva y no solo cuatro culpables”. Pero fue flexible en el párrafo siguiente: “Cuando los acusados pensaron que todos se iban libres a sus casas, el Tribunal Penal decidió lo contrario y eso para esta querella nos deja muy conformes, aunque hayamos solicitado penas de prisión y reclusión perpetua, 24 y 20 años en prisión no es poco, es mucho”.
Sobre si habrá una página más en la búsqueda legal por la verdad de lo sucedido el 30 de octubre de 2015 en Oberá y en el teal del paraje Chatón de Leandro N. Alem donde Nicolás D’Amico apareció calcinado dentro de su automóvil, Katiz resumió: “No voy a plantear ningún recurso de casación para este fallo, para mi es suficiente”.
De todas maneras recalcó que “los agravantes criminis causa, premeditación y alevosía que pedimos para una condena a reclusión y prisión perpetua para dos de los imputados, no fueron contemplados por el Tribunal. No obstante y como me enseñó algún maestro en la facultad, que hay que pedir mucho y que para bajar hay tiempo y se encargan los jueces”.
“El tiempo se perdió, nueve años de espera para un juicio oral es mucho tiempo. De todas maneras siento y estoy seguro que se hizo justicia por Nicolás D’Amico”.
Victoria de los Ángeles D’Amico, hermana de la víctima fatal, expresó en el mismo sentido: “Esperaba y deseaba una condena mayor para todos, pero se hizo justicia no lo podemos negar. Es justicia para mi hermano y toda su familia”.
“Me gustaría que el jefe de mi hermano de Lobos sea investigado. Porque el GPS del automóvil que manejaba Nicolás fue desconectado en el abasto el día del crimen. Solo sabía del dispositivo mi hermano y su patrón. La Justicia en Misiones es muy lenta, lerda, esto se debía resolver en dos años y no esperar nueve”.
Respecto al silencio de los siete acusados al momento de expresar sus últimas palabras ante el Tribunal, fue enfática: “Nadie pidió perdón ni se arrepintió de algo. Es más, Gustavo García ya esposado se burlaba de nosotros y no fue capaz de ningún gesto para que lo perdonarán, ni a mi, ni a los hijos de Nicolás o a la madre”.
“Ahora quiero que se pudran en la cárcel, siento que todos los días van a recordar detenidos que mataron a mi hermano. En la mente de ellos lo tendrán a ‘Junior’ como su víctima fatal. La mafia de la carne mató a mi hermano, está detrás de este homicidio y mi hermano fue una víctima de todo esto”, gregó.
María Abrantes, viuda de D’Amico acompañó la afirmación: “Por eso también muchas veces dudamos que este juicio se realizara y cuando los vimos a los acusados reirse durante las audiencias y que se manifestaban tan tranquilos, volvimos a sufrir con la incertidumbre de la presunta impunidad que se asomaba”.