En la última encuesta mensual de la consultora Zuban-Córdoba y Asociados, quedó muy clara la percepción de los participantes del estudio sobre quién paga el ajuste en la Argentina: todos (70% de respuestas obtenidas en ese sentido). Lejos, a pesar de haber pasado apenas seis meses, quedaron las promesas libertarias que sería la clases política o la “casta política” (en término de LLA), la que iba a “temblar” porque se iba a “acabar la joda”.
Tan lejos que, la mayor representación de ese sector, los integrantes del Congreso, se firmaron una paritaria que les dejó los salarios en varios millones de pesos más, mientras que millones de argentinos siguen en la pobreza y la indigencia y otro tanto suma (si consigue) trabajos precarios para poder sumar algo de dinero al mes.
En el relevamiento de la consultora, justamente un 64% de los encuestados, admitió haber tenido que sumar horas de trabajo que ya no dedicará a su familia o esparcimiento, “para poder tener el mismo nivel de vida que el año pasado”.
Mientras que un casi 55% también confirmó que utiliza sus ahorros para llegar a fin de mes, siguiendo el pedido de Milei hecho en marzo pasado, en un evento: “Vamos a dejar un mínimo de pesos en circulación y el proceso de remonetización de la economía tendrá que darse sacando plata del colchón”.
Nadie puede negar que el Presidente no anticipó lo que iba a hacer. Como en campaña, cuando explicó cómo iba a profundizarse la recesión económica para intentar bajar la inflación.
Ayer, hasta el FMI le pidió un plan para quitar el cepo al dólar en los próximos días. Fue al emitir un nuevo informe donde el organismo cree que la desinflación va a ser más rápida pero con una recesión más fuerte de, 3,5% del PBI.
Lamentablemente, el achique del gasto político (no de la inversión pública en obras y programas) seguirá siendo parte del circo mediático que, en los hechos, queda alejado de la realidad.