Todo el mes de junio, la iglesia dedica al Sagrado Corazón de Jesús, para contemplar y reflexionar sobre el amor de Jesús por la humanidad, que vivimos y celebramos en cada hogar.
Es que también en este mes, celebraremos el Día del Padre que nos invita a agradecer a Dios por el don de la vida y el regalo de la paternidad. Inmersos en tantas situaciones difíciles que atraviesa nuestro mundo, honrar al padre, que junto a la madre son protagonistas de la vida de sus hijos, en su misión de amar, educar, estimular, nutrir y formarlos para la vida es motivo de celebración y agradecimiento a Dios.
En cada padre y madre contemplamos la plenitud del amor de Dios. Son partícipes de la obra maravillosa de Dios que se entrega por amor en a la crianza y formación integral de sus hijos. Son ejemplos de bondad, compasión, amor y entrega generosa en cada momento compartido en el seno de cada hogar.
El Corazón de Jesús, refleja la misión de cada padre y madre, nos invita a vivir centrados en el otro, siempre buscando la oportunidad de amar, servir y dar vida en todo momento, al estilo del mismo Maestro. El amor entre los padres, basado en el respeto mutuo, la comunicación abierta y la colaboración, permite que haya un ambiente de paz y armonía en el hogar. Cuando los padres se aman y se apoyan mutuamente, están demostrando a sus hijos el amor de Dios que los une y fortalece su unidad familiar.
La paternidad va de la mano con la misión educativa. Todo padre de familia tiene la misión de mantener un sano equilibrio entre la cercanía y afecto que necesita el desarrollo emocional de los hijos, marcando los límites necesarios en la vida. Nuestro querido papa Francisco nos recuerda, que el verdadero camino de felicidad se logra cuando se apuesta a la formación integral de los niños y jóvenes de nuestra sociedad.
Un papá es feliz cuando su hijo actúa con sabiduría y rectitud. Es lo que uno ha enseñado: el hábito de sentir y obrar, hablar y juzgar con sabiduría y rectitud… enseñando y corrigiendo los errores, haciendo sentir un afecto profundo y al mismo tiempo discreto…(Papa Francisco).
Los invito a consagrar los hogares al Sagrado Corazón de Jesús, para que a ejemplo del mismo Jesús se construya una base sólida de valores cristianos, los que guiarán a sus hijos en su vida y les permitirán crecer en un ambiente de fe, amor y esperanza. El cuidado y la ternura que los padres brindan a sus hijos reflejan el amor compasivo de Jesús hacia los más vulnerables. En el amor de los padres por sus hijos también celebramos la incondicionalidad del amor de Dios por cada uno de nosotros, guiándonos pacientemente por el camino del bien y la verdad.
Es un tiempo que invita a fortalecernos espiritualmente, confiando en nuestro Dios que nos sostiene en todas las circunstancias de la vida. Ojalá que podamos encontrar momentos para rezar juntos en familia, leer y meditar la Palabra de Dios, participar de la Eucaristía para agradecer por el don de la vida. Que en cada hogar exaltemos el don de la paternidad, con un corazón lleno de gratitud por la vida que se va fortaleciendo en cada familia, que es una verdadera escuela de amor donde aprendemos a aceptar las diferencias, a colaborar mutuamente, a superar los contratiempos juntos con la confianza puesta en Dios, sabiendo que las adversidades son excelentes aprendizajes que fortalecen la persona y las familias.
Que al evocar el próximo domingo, el Día del Padre, sea una verdadera oportunidad para fortalecer los vínculos familiares, celebrando la bendición de ser familia donde reina la paciencia, el amor y la esperanza. ¡Felicidades y que el Dios de la vida, colme de bendiciones a todos los padres en su día!