Como todos los 3 de junio desde hace nueve años, Posadas se movilizó en contra de la violencia de género, por los derechos de la mujer y las disidencias sexuales, y por el triple crimen ocurrido el mes pasado en el barrio porteño de Barracas que reforzó el reclamo.
“Hoy salimos a reclamar por la violencia más extrema que sufrimos las mujeres que son los femicidios y lesbiscidios: Ni Una Menos es también Ni Una Lesbiana Menos”, resaltó la militante y licenciada en trabajo social Victoria Weirich en diálogo con PRIMERA EDICIÓN.
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“Ni una lesbiana menos” fue la bandera que lideró la marcha en la ciudad, luego de que Mercedes Roxana Figueroa, Pamela Fabiana Cobos –ambas de 52 años– y Andrea Amarante –de 42– fueron víctimas de lo que varios sectores de la sociedad comienzan a caratular como “lesbicidio”.
“Es una palabra que es cierto que no existe en la Real Academia Española, pero sí está presente en el pueblo”, manifestó Victoria Camil, activista de la comunidad LGBTIQ+.
“La palabra femicidio tampoco lo estaba hace unos años y sin embargo ya ocurría en las calles, en los hechos, por eso es importante nombrarlo, para darle visibilidad”, agrego Carla Talavera, coordinadora provincial de Movimiento latinoamericano Mumala.
“Como sociedad podemos ver cómo el discurso de odio se replica en las redes sociales, donde cualquiera puede decir cualquier cosa detrás de una pantalla y eso también genera miedo. Genera miedo salir a la calle hoy, no saber con qué te vas a encontrar. La gente no repele esta situación que el gobierno provoca, todo lo contrario, muchas veces lo acompaña, lo cual hace que estos espacios colectivos nos cuenten un poco más construirlos con la convocatoria, la participación”, agregó Carla y remarcó que “es importante no dejar las calles, no abandonar la lucha, no dejar la participación”.
“Este año es particular porque con un gobierno de estas características, lo primero que hacen es recortar las políticas que nos afectan a las mujeres y a las disidencias. No es azaroso que uno de los primeros Ministerios en anunciarse que se eliminaba haya sido el de Mujeres, Género y Diversidad, a lo que le siguió el INADI, que son herramientas que nosotras teníamos desde lo institucional para intentar alcanzar un mundo más igualitario”, expresó Weirich.
En la misma línea, Talavera desarrolló que “este discurso de odio hacia las mujeres y las disidencias que toma el gobierno nacional y que ha sido su bandera de campaña, es más que un discurso porque lo ha llevado adelante en actos como lo fue el cierre también del Programa Acompañar, unas herramientas sumamente importantes para poder trabajar y abordar las situaciones de violencia de género”.
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En relación con la feminización de la pobreza, la trabajadora social esbozó que “siempre cuando hay crisis muy grandes, las primeras en sufrir esas crisis somos las mujeres y las diversidades, que son quienes sostienen las ollas en sus casas y en sus comunidades”.
“Hoy contamos con las redes comunitarias, son las organizaciones, las militantes, son las compañeras que lideran cada comedor quienes están haciendo un montón de tejes y manejes para sostener esos espacios. Las herramientas están viniendo desde esos sectores”, valorizó.
Entre los reclamos presentes en la movilización, también estuvieron el acceso a la salud y a fuentes de trabajo por parte de la comunidad LGBTIQ+. “No están bajando las hormonas, no hay retrovirales para las personas que tienen VIH, entonces esas políticas de odio hacen que personas de la comunidad no tengamos acceso a la salud, ni siquiera al trabajo”, compartió Camil.
“Imaginate si antes era costoso que se implemente la ley de cupo laboral trans, ahora directamente esta erradicado, igual que la ESI, que dejaron de implementarla en los colegios y era un programa para cuidar a las niñeces, a las adolescencias, era un programa de prevención de abusos”, agregó.
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