Sin admitir la inacción desde la responsabilidad política, el Gobierno nacional prefirió presentar la falta de reparto de comida en todo el país como “un mal desempeño en los deberes de funcionario público” por parte de un secretario y algunos de sus dependientes en el Ministerio de Capital Humano, a cargo de la ministra de mayor confianza del presidente Milei, Sandra Pettovello.
Al aceptar que los alimentos estaban en un galpón, en algunos casos venciendo, se termina por confirmar lo que opositores políticos y hasta la propia Iglesia vino sosteniendo en el último tiempo: la comida estaba retenida en galpones mientras miles de personas no comían en comedores y merenderos por no tener qué poner en las ollas.
¿Es posible que después de más de una semana los funcionario de Pettovello mantuvieran en “secreto” ese hecho? ¿Todo se conoció por una filtración de la AFI y el entorno del Jefe de Gabinete renunciante y por eso lo echaron? Dudas que seguirán quedando en las sombras del poder, mientras millones de personas están en la pobreza y la indigencia en la Argentina.
A propósito de Pettovello, llamada “la 1” por Milei para destacar la confianza que tiene en la funcionaria, hoy quedó en claro que en un tema tan sensible no pudo ser eficiente. Es que administra un súper Ministerio donde confluyen educación, desarrollo social, trabajo y tantas otras áreas, donde el ajuste buscó ahorrar y otra vez las consecuencias las vuelven a pagar los más necesitados de una mano de ese Estado al que se denosta en forma constante.
Un problema sería tener que gastar en comprar comida cuando no hay recursos. Otro muy distinto es ser inútiles para esconder comida, ya pagada, cuando hay muchos que necesitan de ella para seguir adelante. El hilo se volvió a cortar por lo más fino. Todos son iguales.